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Javier Sota Nadal
La seguridad ciudadana fue una de las demandas más exigidas por los votantes en las últimas elecciones, así lo revelaron las encuestadoras de opinión, realidad electoral que empujó a los candidatos, incluido el actual presidente, a darle a esta exigencia un lugar prominente en sus ofertas electorales.
Pero, ¿qué es inseguridad ciudadana?: Dos respuestas posibles que pueden o no coincidir. La que tiene la autoridad parece asumir que toda falta o acto delincuencial produce inseguridad ciudadana. En cambio, la ciudadanía llana siente que la producen solo aquellos que la afectan recurrentemente. Su sentir no está mediado por la doctrina, emerge de la experiencia propia.
Pienso que si la autoridad pretende mejorar la seguridad ciudadana, debe comenzar por combatir aquellos delitos que recurrentemente alimentan la percepción de inseguridad y no dispersarse en todos los que están tipificados como faltas, incumplimientos y delitos en los reglamentos y códigos.
Los que vivimos en Lima, cuando salimos a la calle, a pie o en vehículo, sabemos a lo que nos estamos exponiendo: Si dejamos la vivienda sola, al robo; si caminamos por determinadas áreas, al asalto; si subimos al microbús, al robo; si estamos parados en el automóvil por tráfico o semáforo, a la rotura del cristal de la ventana y al robo; si aparcamos, al robo de alguna autoparte.
La estadística es abrumadora. Casi todo limeño o limeña mayor de edad ha sufrido alguna de estas agresiones. Mi testimonio personal es peor, ni yo ni nadie que yo conozca ha dejado de sufrirlas. Algunas son tan recurrentes que la TV muestra, como tópico semestral, bandas de asaltantes de peatones que operan en los mismos sitios y a las mismas horas.
Estimo que si dentro de un año, por acción de la comisión de alto nivel recientemente conformada para combatir la inseguridad, la ciudadanía percibe que estos delitos disminuyen, afirmarán que viven en una ciudad más segura, la oferta electoral estará cumplida y la Policía ganará legitimidad.
Seguramente los planes para este objetivo están en preparación y se aplicarán, lo que no me explico es la manera en la que los mandos de la Policía entendieron las primeras directivas de la Comisión. Al día siguiente de su instalación, las vías de la ciudad se llenaron de retenes policiales, que, como todos sabemos, sólo sirven para detectar a los conductores que carecen de algún documento de los que se exige para circular, pero casi nada aportan a la seguridad.
Los fines de semana viajo al sur, los retenes se instalan en Chorrillos (Pantanos de Villa), Punta Hermosa y Bujama. He observado que la detención de vehículos es selectiva, generalmente son vehículos modernos, especialmente camionetas. ¿Alguien piensa que la inseguridad ciudadana viaja los fines de semana de día por la carretera?
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