La tierra donde se vive
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Jorge Zavaleta Alegre Periodista
Después de la Segunda Guerra Mundial, los principales líderes nazis huyeron por el mundo, especialmente a pequeñas ciudades de América del Sur, donde anteriores generaciones habían emigrado con gran éxito, en la presunción de burlar el ajuste de cuentas por sus crímenes y asesinatos colectivos. Uno de esos presuntos seguidores del supremo führer, se instaló en Caraz, una ciudad del Callejón de Huaylas, muy parecida al paisaje suizo, ofreciendo servicios médicos a los pobladores, según revela un cuento corto de Carlos Eduardo Zavaleta, quien acaba de fallecer en Lima, a los 83 años, dejando una frondosa literatura de alta calidad que ha surcado mares y exigentes centros académicos de Estados Unidos, Inglaterra y España.
La literatura de la década de 1950, fue precisamente la de cuentos y novelas sobre fugitivos, entrelazados con historias de amor, como una forma pedagógica para explicar la barbarie nazi y contrarrestar aquella ideología que destruyó Europa y buscaba extenderse por las antiguas colonias.
Carlos Eduardo Zavaleta (Caraz, 1928 - Lima 27 de Abril 2011), fue quien dedicó su mayor creación a tratar de romper los "misterios locales", como una forma de evitar la creciente escisión de nuestras naciones multiculturales, como es el Perú.
Para los jóvenes estudiantes, causó sorpresa la aparición en la Plaza Bolívar de su ciudad natal, una alemana rubia y escultural, quien obsequiaba sonrisas a sus admiradores; en tanto a su pareja, un hombre bajo de estatura, calvo y taciturno, se le veía agotado por las sombras de los muertos en Auschwitz y Birkenau, campos de concentración, de experimentación médica y de exterminio en masa de los prisioneros, tras la invasión de Polonia en 1939.
Desde esa noche singular, los alumnos del Centenario Colegio Nacional 2 de Mayo, solían caminar siempre detrás de aquellos novios germanos, con la obsesión de cómo arrancarle el amor al huidizo alemán.
Y Carlos Eduardo, en versión premonitoria, anunció que muy pronto esa ensoñadora mujer no tardaría en traicionar al amante ultramarino. Y así fue, semanas después. La belleza berlinesa apareció con otro acompañante. Su antigua pareja había desaparecido, sin aviso alguno, para nunca más volver. La justicia, aunque tarde, había llegado con un lapidario fallo de los tribunales de guerra.
Logró conjugar esfuerzos para exportar la creación cultural urbana del Perú en busca de una relación armónica de carácter mestizo. Y lo hizo, desde las universidades estadounidenses de Lawrence, Duke, Columbia; Complutense, de Madrid, y London University.
Fue el introductor en su país de las nuevas técnicas narrativas en el cuento y la novela. Mario Vargas Llosa, Nobel de Literatura 2010, en un reciente discurso de agradecimiento a San Marcos, expresó su agradecimiento a Carlos Eduardo Zavaleta, quien lo introdujo en el conocimiento de William Faulkner y Joyce, en la década de 1950, "escritores que más me han marcado".
Autor de El Cristo Villenas, El cielo sin cielo de Lima, El cínico, Los Ingar, Los aprendices, Retratos turbios, Un joven, una sombra, Campo pálido pero sereno, Huérfano de mujer, entre otras novelas, es considerado un innovador de la narrativa peruana al alejarse del indigenismo y difundir la obra de autores extranjeros.
Fue uno de los novelistas que más ha contribuido a reconocer la tierra natal, como el lugar más preciado, en tanto todos sus habitantes sean reconocidos.
Fecha:10/05/2011
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