Jorge Zavaleta Alegre, Corresponsal en EEUU
https://digitallibrary.un.org/record/560459?ln=es
*Urge una Gestión Eficaz por la infancia y niñez. Veamos porque:
Los datos numéricos que nos revela Infometro causan dolor. El Perú ocupa el primer lugar
de América de 80 puntos sobre 100.
Quitemos no la venda todos los ciudadanos del país sobre los problemas de gestión
que arrastra condiciones terribles. La constatación de esta realidad revela que
la sociedad está enferma, es una realidad lacerante.
Información del gasto por la Contraloría de la Republica revela que hay una
depredación del 15% de 30 millones de
soles devorados por la corrupción y malas prácticas. No solo es problema de mala
gestión entre Estado y sector privado,
sino que trasciende al país en su conjunto, en el subdesarrollo empezando, por
ejemplo, en la educación, el sobre costo en la construcción de colegios. La información revela que una población pequeña
(7 mil habitantes) puede tener una posta médica con 5 millones de soles.
En este curso abierto -con participación directa de profesores, alumnos, médicos y dirigentes
de organizaciones sociales - que en esta oportunidad se promueve con participación
de Alcaldes y Docentes, se descubre que es muy importante la Vigilancia
Ciudadana como herramienta publica que
corresponde utilizar a la Sociedad Civil.
Algunos cuestionamos la inmoralidad en el gasto, cinco años después, en un
nuevo régimen de gobierno esas personas que delinquieron vuelven a ocupar el
mismo cargo público.
El Derecho de Vigilancia es una necesidad, una acción ciudadana amplia, de
todo, en esencia participativa.
Otra gran tarea es vigilar los programas de alimentación porque el hambre
oculta que es perjudicial tanto para los niños como para las mujeres. En los
niños, la carencia de hierro reduce la capacidad de aprendizaje, mientras que,
en las mujeres, la anemia por carencia de hierro aumenta el riesgo de muerte
durante o poco después del parto.
La sistemática corrupción de sucesivos gobiernos durante decenas de años es
la causa directa de nuestro subdesarrollo. El reto de un mejor futuro nos
compromete a convertirnos en ciudadanos probos e íntegros, como condición
imprescindible para refundar nuestra clase política.
(The systematic corruption of successive governments over dozens of years is the direct cause of our underdevelopment. The challenge of a better future commits us to becoming honest and upright citizens, as an essential condition for refounding our political class)
Educación y habilidades. La alteración de la formación y el desarrollo de
las organizaciones a causa de la pandemia provocaron un descenso del 25% y del
18% en el aprendizaje informal y no formal, revelan fuentes de Unicef.
La pandemia del Covid-19 perturbó
los sistemas de educación y formación de la mano de obra en todo el mundo. Las
escuelas cerraron.
Las principales instituciones y organizaciones responsables de la formación
de habilidades pusieron fin a las operaciones in situ. Y millones de
estudiantes y trabajadores se quedaron atrás.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), comenta
que la participación en el aprendizaje informal (aprender de los demás y
aprender haciendo) y no formal (talleres y formación en el lugar de trabajo)
disminuyó en un 25% y un 18% durante el primer año de la pandemia, lo que
supuso una importante pérdida de aprendizaje.
Por primera vez en 20 años, el Estado Mundial de la Infancia de UNICEF
examina la cuestión de los niños, los alimentos y la nutrición, aportando una
nueva perspectiva sobre un problema que evoluciona rápidamente. A pesar de los progresos
realizados en las dos últimas décadas, una tercera parte de los niños menores
de 5 años están malnutrido (con retraso en el crecimiento o sobrepeso), mientras
que dos terceras partes corren el riesgo de padecer enfermedades físicas y del
sistema mental.
El panorama macroeconómico del contexto
que afecta el bienestar y el desarrollo muestran el espacio fiscal del gobierno para financiar
programas de bienestar en sectores clave como la salud, la educación, la
protección social.
El Perú ha comprobado que la falta de competencias digitales y conectividad
son muy negativas para el aprendizaje y bienestar de las y los escolares, que
es necesario reducir esta brecha digital, advierte la Unicef Perú:
“Un mundo más justo”, “un país mejor” son deseos que escuchamos cuando le
preguntamos a niñas, niños y adolescentes con qué sueñan. Estos anhelos pueden
convertirse en realidad, pero requieren del esfuerzo conjunto del Estado,
familias, comunidades y sector privado para asegurarle a las generaciones más
jóvenes cada uno de sus derechos, entre ellos la educación.
Sin duda, agrega, que es indispensable un nuevo pacto social, una supervisión
de la ciudadanía para cerrar las
históricas brechas educativas que el Perú empezaba a superar cuando la pandemia
por Covid-19 paralizó el mundo.
La pandemia dejó a más de ocho millones de niñas, niños y adolescentes
fuera de las aulas, y confrontó al país con una realidad: si no se otorga a
cada docente y sus estudiantes las herramientas para dar el salto al mundo
digital, el propósito de no dejar a nadie atrás no se hará realidad.
Lamentablemente, se requiere mucho más que capacitación a docentes y
provisión de computadoras (esfuerzo que tanto Estado como sector privado y
cooperación internacional están realizando y deben seguir haciendo).
El Ministerio de Educación (Minedu) revela que el 2019 el 70% de locales educativos requería
intervención en infraestructura; el 39% necesitaba de sustitución total, y en
zonas rurales solo el 37% tenía el desagüe apropiado y el 25% no tenía
electricidad.
Asegurar infraestructura básica implica, según la actual presidencia del país,
más de 111,000 millones de soles. Realizar esta inversión es vital, así como
prevenir que ningún niño, niña o adolescente en edad escolar deje de asistir a
la escuela y acceda a una educación de calidad que le permita recuperar
aprendizajes y prepararse para los desafíos de la vida laboral al llegar a la
adultez. Varias tareas imprescindibles que deben atenderse en paralelo y con
celeridad.
El Perú tiene condiciones que debería capitalizar para enfrentar el desafío
educativo: el deseo de niñas, niños y adolescentes de participar en su
desarrollo, el enorme consenso social sobre priorizar la educación expresado en
la movilización de colectivos ciudadanos que abogaron por el retorno a clases
presenciales, la preocupación del sector privado por las capacidades con las
que chicos y chicas egresarán de las aulas. Haría bien el Estado en aprovechar
ese interés y compromiso garantizando que la inversión del sector privado se
encamine a cerrar brechas y sea transparente, eficiente y ágil.
Estamos a ocho años del plazo fijado por los estados miembros de las
Naciones Unidas para cumplir los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible. La
pandemia hizo retroceder al Perú, como a la mayoría de los países, en el camino
avanzado y habría perdido por lo menos un quinto de todo su capital educativo
retrocediendo más de 10 años. Pero también obligó a mirarse al espejo, repensar
y reajustar.
La prensa nacional y publicaciones europeas como El Mercurio Digital, Panorámica
de Milán y Bruselas, The New York Times.
DPA Agencia oficial de Alemania, informan que el retorno a las aulas, ha
llegado la certeza que para la educación de calidad propia del siglo XXI no es
suficiente el pizarrón en el que el maestro escribe y del cual los estudiantes
silenciosamente copian.
Hoy, la presencia de docentes y escolares en las aulas requiere del soporte digital para acelerar la recuperación de aprendizajes, afianzar la interacción y mitigar el impacto de la pandemia sobre la educación peruana, pero en tanto se logra esa inversión tecnológica urge que los profesores vuelquen toda su capacidad y voluntad para no seguir posponiendo la atención de la gran mayoría de la población de menores recursos económicos.
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