Escribe Manuel Domínguez Moreno
De lo ocurrido ayer no se puede sacar una lectura desde un punto de vista partidista, sino que hay otros elementos mucho más profundos que demuestran que la Democracia española está diseñada para soportar una alternancia como la de Cánovas y Sagasta y que no aguanta la diversidad, el pluralismo o la diferencia de modos de entender la política
El pueblo español está viviendo una situación
límite por la concatenación de crisis económicas. Sin embargo, lo sucedido ayer ha
demostrado que la clase política, en
general y salvo excepciones, no está a la altura de su ciudadanía y
sigue manteniendo los intereses partidistas por encima de otras consideraciones
que sí que deberían ser prioritarias.
Por otro lado, la democracia española ha saltado por
los aires porque la sucesión de mociones de censura presentadas
ayer contra los gobiernos del Partido Popular de Murcia, Madrid y Castilla y
León es la muestra, precisamente, de que la estructura democrática del Estado
no está preparada ni para la cogobernanza ni para la diversidad.
En un mundo como el actual, en el que las formaciones
tradicionales han perdido peso por no saber dar una respuesta real a las
nuevas necesidades del pueblo, tanto desde la derecha como
desde la izquierda, si un sistema democrático no acepta la diversidad de
opciones políticas porque no ha sido diseñado para tal, como ocurre en el caso
español, entonces está abocado al fracaso y,
lo que es más peligroso, deja vía libre a las opciones populistas
lideradas desde el caudillismo más absoluto.
Da la triste sensación de que se pretende volver
al turnismo entre Cánovas y Sagasta del siglo XIX, lo cual fue
un error para el desarrollo político de un país gobernado en realidad por reyes
absolutistas que cambiaban a su antojo al partido gobernante.
Ciudadanos y la voladura del centro derecha
Ciudadanos es
un partido amortizado, como pueden serlo próximamente otras de las nuevas
formaciones surgidas tras la crisis de 2008 o como ya lo fue UPyD.
Por más que hayan tenido el apoyo de los sectores económicos,
por más que hayan dispuesto de la simpatía de los ciudadanos
conservadores de este país que estaban hartos de la corrupción del PP,
se encontraron con un caudillo como Albert Rivera cuyo
orgullo y su soberbia convirtió lo que iba a ser una historia de éxito en el naufragio
del Titanic. Rivera quiso ser el líder de la oposición y llevó
a Ciudadanos a la insignificancia parlamentaria por no querer apoyar la
formación de un gobierno de coalición con el PSOE.
El partido ahora presidido por Inés Arrimadas está
pagando ahora las consecuencias del egocentrismo del que fue su líder y
necesitaba un golpe de efecto tras un nuevo fracaso en las elecciones
catalanas.
Ayer fue el día elegido con la presentación de la moción de
censura contra Fernando López Miras en
Murcia y a partir de ese momento se inició la voladura del centro derecha español dejando
la iniciativa a los representantes más conservadores y abriendo
la puerta al ascenso imparable de los ultras en Madrid.
Ahora, la decisión de Murcia rompe el dominó
político de Ciudadanos y quiebra aún más al partido porque a los líderes
regionales y municipales les tocará adoptar decisiones que no tenían pensado
tomar. ¿Qué hará Francisco Igea en
la moción de censura presentada por el PSOE contra Alfonso
Fernández Mañueco? ¿Se moverá Ciudadanos en el Ayuntamiento de
Madrid escenificando que la ruptura con el PP ya es definitiva? ¿Han estimado
el coste electoral o han escenificado un suicidio
electoral colectivo?
La estrategia de Ciudadanos es muy arriesgada, sobre
todo en un momento de polarización absoluta de la
ciudadanía española. Tal vez, desde su ideología
neoliberal, pensarán que el PSOE les puede ayudar más a la hora
de gestionar
mejor la parte social que no está en su ideario. Sin embargo,
en España no se vota por gestión, sino que la ideología juega mucho a la hora
de definir la elección concreta de un candidato.
Ayuso y la estrategia de MAR
El tsunami de la Región de Murcia tuvo una respuesta inmediata
en la presidenta de la Comunidad de Madrid. Ella no
quería pasar por una más que probable moción de censura. Ella, que se ha
convertido en el ariete contra el Gobierno de Pedro Sánchez, no
podría permitir perder el protagonismo que ahora tiene y se le presentó la
oportunidad perfecta: tenía una justificación para romper
la coalición con Ciudadanos, que llevaba rota de facto desde
hace tiempo, y empoderarse gracias a la situación en la que se encuentra
Madrid.
Además, ella juega con un factor con el que no cuentan en el
resto de los partidos: cuenta con un verdadero estratega de la política que
sabe manejar el marketing y los tiempos políticos. Miguel
Ángel Rodríguez fue el creador de Aznar y ahora tiene a Isabel Díaz Ayuso.
MAR sabe a la perfección que un movimiento de este tipo puede ser
muy beneficioso para los intereses de su protegida porque
ahora mismo no tendría a ningún oponente que le pudiera hacer sombra a Isabel
Díaz Ayuso. La división entre Más País y Podemos deja
abiertas muchas incógnitas en el espacio que está a
la izquierda del PSOE y respecto a los socialistas están
en una situación de carencia de liderazgos que, de convocarse oficialmente las
elecciones, le costaría mucho a Ferraz o a Moncloa encontrar
a un candidato de garantías (aunque los hay) ni siquiera importándolo del Consejo
de Ministros o de otras federaciones. Ya se vio en las pasadas
municipales que los experimentos con personajes
mediáticos vienen con un fracaso debajo del brazo.
Eso lo sabe Miguel Ángel Rodríguez y
no podía dejar pasar la oportunidad de quitarse de en medio a Ciudadanos para
que Díaz Ayuso gobierne con quien más a gusto está: con Vox.
Sin embargo, las estrategias muchas veces se encuentran con los
aparatos de los partidos y la presentación de sendas mociones de
censura para evitar la convocatoria electoral ha llevado a
una situación absolutamente dantesca en la que, a la hora en que se escribe
este análisis, aún no se sabe qué es lo que vale realmente, si la decisión de
la presidenta Ayuso o los procedimientos parlamentarios. Finalmente, como
ninguno dará su brazo a torcer, ocurra lo que ocurra, todo
terminará en los tribunales y es una nueva demostración de
que la democracia ayer saltó por los aires.
Reformas democráticas
La crisis de 2008, y su profundización a partir de 2012, provocó
un cambio
en el paradigma político español. El bipartidismo
tradicional, el turnismo de la Transición, se encontró con que
nuevas fuerzas políticas entraban en el juego con aspiraciones a tener
capacidad de decidir gobierno y, en el medio plazo, con opciones de llegar,
incluso a gobernar, como ya hicieron en el ámbito municipal y autonómico.
Los sucesos de ayer han demostrado que la
falta de reformas políticas desde el año 1978 han dejado a la democracia
española absolutamente desprotegida.
Por otro lado, los partidos políticos están
evolucionando hacia un remedo del sistema americano, es decir,
en máquinas electorales, no en organizaciones diseñadas para, una vez alcanzado
el poder, pergeñar un presente y un futuro mejor para la
ciudadanía, independientemente de la ideología que se pueda
tener.
A esto ha ayudado la economización de las democracias que
ha derivado en la depauperación de la voluntad popular para fortalecer lo que
se ha dado en llamar «razones de Estado» que
no es otra cosa que el eufemismo perfecto que tapa lo que en
realidad ocurre: que en España, gobierne quien gobierne, se
priorizan los intereses de las élites frente a los del pueblo.
Un antiguo dirigente socialista internacional ponía un ejemplo
muy gráfico. El fracaso de los diferentes
gobiernos del PSOE se iba viendo en la medida en que iba creciendo el número de
guardaespaldas que servían como muralla que separaba al gobernante de los
gobernados y los acercaba a los poderes fácticos ocultos
que son los que tienen acceso directo a los gobernantes.
Por todos eso factores, lo sucedido ayer muestra que la
democracia española, tal y como la conocemos, voló por los aires y
que ha llegado el momento en que todos los partidos se sienten a dialogar para
hacer una reforma integral porque no se puede permitir que los
gobiernos legalmente constituidos se puedan romper porque a un partido le
interesen los golpes de efecto o porque los estrategas y asesores vean
oportunidades de refuerzo en la debilidad del resto.
Vivimos un momento de grave crisis social.
Millones de españoles y españolas tienen que acudir cada día a los Bancos de
Alimentos o a los Comedores Sociales para poder sobrevivir. Mientras esto
sucede, los partidos se han envuelto en una guerra que no hace más que hacer
crecer la antipolítica, el populismo y, sobre todo, la ultraderecha.
Manuel Domínguez Moreno
Periodista , escritor, sociólogo, politólogo y perito en procesos de paz a nivel nacional e internacional
padopel de arbol . Creado en 1992 en Lima por July Balarezo, histproadora y pintora Taller Mestres - Lima - España y Jorge Zavaleta Balarezo, Universidad de Pittsburg.
Editores desde 2017: Emmitsburg, MD.
Julia Z. Camerieri - Jorge Zavaleta Alegre
Asociado con Diario16 de Madrid El Mercurio Digital Net TIME.
No hay comentarios:
Publicar un comentario