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LA OTRA MITAD DEL MUNDO.
TIME. Jorge Zavaleta Alegre.
La Línea Ecuatorial divide al mundo en Norte Desarrollado y el Sur en secular subdesarrollo, cuenta con ciudades emblemáticas como Quito, Guayaquil y Cuenca (Atenas de América).
En este meridiano, la educación ahora es través de WhatsApp, el cual resalta las crecientes desigualdades sociales y económicas en la escuela primaria. Unos 4,6 millones de niños se han visto afectados por el cierre de colegios, y el Departamento de Educación ha pasado al aprendizaje virtual.
La solidaridad del pueblo de Ecuador, en décadas atrás presentó su profundo sentimiento de pesar, y su solidaridad a las naciones del sudeste asiático, azotadas por el tsunami. En igual gesto, saludó a los hermanos del sur de Estados Unidos, duramente golpeados por el huracán Katrina.
En el presente, la tierra dividido en dos el bloque terráqueo, los del Norte desarrollado y del Sur tragado por el subdesarrollo,
El entonces Presidente ecuatoriano, Alfredo Palacio, cuando la ONU convocó a los pueblos de la Tierra para celebrar 60 años de esperanza humana, dejó un discurso emblemático. “Seis décadas después, podemos celebrar con júbilo, con el viejo Neruda que no muere. Con Stravinsky, con García Márquez, con la Madre Teresa. ¡Celebremos!, pero también el inventario del sueño. Insomnes, afrontemos amenazas y desafíos que comprometen la supervivencia de la especie”.
En el segundo milenio Ecuador y muchos lugares de América viven la realidad de una creciente pobreza en las dos terceras partes del planeta. Falta de agua, agujeros en la capa de ozono, destrucción de la Amazonia, de la biodiversidad. Pueblos enteros condenados a ser desheredados migrantes. Enfermedades mortales se ciernen sobre la humanidad y el terrorismo asecha.
“Vengo, agregó el liberal jefe de Estado, desde la mitad del mundo, con la voz y fe en la renovación del sueño. El Ecuador es un pequeño país, de Sudamérica, que comparte la identidad de casi 400 millones de seres humanos que viven en 8 millones de kilómetros cuadrados. Somos dueños de más de la cuarta parte del agua dulce del mundo, de inmensos recursos energéticos, minerales, alimentarios, de la más grande selva tropical lluviosa del mundo, de montañas colosales, de desiertos yplanicies. Y, sin embargo, es el reino de la inequidad”
El orden mundial que nos rige, no es el que queremos. La Economía de nuestro tiempo debe suprimir la marginación y la desigualdad de oportunidades, tanto entre países como entre individuos. Se planteó la imperiosa necesidad de políticas que incentiven una distribución justa y progresiva del excedente. Sin embargo, 60 años después, crecen la distribución regresiva y las brechas de todo orden, cuya mayor tragedia es la acumulación de la deuda externa, que agobia a los países en desarrollo. El peso de la deuda se convierte en un factor de pauperización de nuestros pueblos, que frena el desarrollo productivo, anula la legítima aspiración de cada individuo de acceder a alimentos
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