Homenaje a sus fundadores: Luis Germán Espinoza Alcedo, primer Director; Octavio Sánchez Aguirre, (Tesorero) Ricardo Cortez, Aurelio Maza, Rigoberto Cox Peregrino, Filemón Villar, Edgardo Villar, Diógenes Villar, (Secretario), Horacio Villafana Villafana (Secretario de Cultura) y Julio Rodomiro Flores Vásquez, (Rodo), su primer Presidente:
Por David Flores Vásquez,
Jurista, músico, actual director de La Lira de Huaylas
Un 30 de octubre de 1945 se fundó en Huaylas, Ancash, “La Lira de Huaylas”, hoy “Lira Huaylina”. El 5 de julio del año siguiente hizo allí su primera presentación pública. Quiero por eso caminar hoy, de puntitas, como en los tiempos en que conocí a la “Lira”, casi como espiando, para que no se advierta que mucha agua ha corrido bajo el puente y, sobre todo, para no romper el dulce hechizo tejido en tan largos años transcurridos.
Los tiempos que nos toca vivir invitan a la reflexión y al recuerdo para tratar de entender el entusiasmo que animó a los pioneros de la “Lira” que plasmaron sus sentimientos y romanticismo en la fundación de una institución musical, hecho singular no solo por la época en que se hizo, y el lugar que los cobijó sino, sobre todo, para poder apreciar su vigencia pues aún nos permite seguir hablando con cariño de ella, en presente.
Recuerdo vagamente haber asistido, junto con algunos niños de mi edad, y seguramente como excepción, dada la concurrencia de solo personas adultas, a la primera presentación de La “Lira” en el Hotel América de la familia Rodríguez Haro. Creo que mis padres me dieron su anuencia porque en el grupo de los entusiastas músicos estaba mi hermano Rodo, activo promotor y primer Presidente de la institución. No estaba, por cierto, en mis más lejanos y atrevidos sueños llegar a ser integrante del conjunto y menos pasear orgulloso su nombre por diversos escenarios. Había, además, otra razón para asistir al estreno: Padrinos de La Lira fueron designados don Agustín Romero Herrera, Director de mi Escuela N° 323 y más tarde mi querido maestro del sexto año de primaria y Pina Rodríguez Haro, entonces Directora del Jardín Infantil, a quien mi hermano Lucho, en ese entonces su alumno, hasta hoy, la nombra simplemente como su “Señorita Pina”.
En el escenario preparado exprofeso, había una mesa en la que estaban los instrumentos musicales cubiertos con delicados tules. En el momento oportuno, los instrumentos fueron descubriéndose, uno a uno, y entregados por los padrinos a los integrantes para que se iniciara el programa musical en el que, cada canción, estuvo dedicada a una persona visible de la localidad. Curiosamente, en esa primera presentación, no hubo ni una marinera ni un huayno, lo que hoy resultaría inaceptable herejía.
Pero volvamos a esos tiempos para reflexionar un poco: Cuando La “Lira” ensayaba en casa de alguno de sus integrantes, los niños solo podíamos espiarlos tras las cortinas o por una ventana. La música era cosa de adultos pues, decían que muchas veces, derivaba en bohemia y eso, para los padres de entonces, no era recomendable. Mas, no podemos negar que nos impactaba mucho cuando alguna vez escuchábamos a distancia una sentida serenata. Con el tiempo supe, por versión de mi maestro de escuela don Jacinto Córdova Sánchez, que en una serenata había que cantar primero una polka o paso doble (“para que se despierte”); un vals (“para que goce”); un yaraví (“para que llore”); y, una marinera y un huayno (“para que se alegre”). Si a todo esto añadimos: noche solemne de luna llena y un corazón ansioso tras la ventana, convendremos en que estábamos frente a una tradicional serenata. Pero si, además, había cumpleaños por en medio, era normal que se estuviera cocinando en la cocina una gallinita.
Los de mi generación despertamos así a la vida en ese ambiente de romanticismo y respeto en el que, por ejemplo, quien invitaba a bailar a una dama, se abrochaba primero el saco y luego la invitaba a bailar. Al terminar la llevaba hasta su sitio después de haberle brindado refrescos o mistelas. Durante el baile se podía conversar con ella y, lógicamente, según la ocasión, era el momento esperado para confiarle alguna cuita. Hoy parece que en una fiesta los jóvenes ya no hablan o hablan muy poco. Es verdad, hay que admitirlo…………..los tiempos cambian.
La “Lira” un buen día reapareció en Lima reuniendo a algunos fundadores y a quienes, como yo, se fueron sumando en el camino. Vinieron luego las presentaciones en diversos escenarios, emisoras, instituciones, viajes y, lógicamente, las grabaciones que, gracias a Dios, han dado la vuelta al mundo. Se, por ejemplo, del matrimonio de un peruano, en muy distante país, en el que los novios ingresaron al templo a los acordes de “El Cóndor Pasa” grabación de la “Lira Huaylina”. Se también de gente amiga, en lejanos países como Suecia, Rusia o Australia, que sufren a la patria lejana con las notas de nuestra “Lira”. No es mérito del conjunto. Significa que hay peruanos en todo lado y que se sembró buena semilla, pues aún fructifica.
Va desde acá un sentido homenaje a nuestros fundadores: Luis Germán Espinoza Alcedo, primer Director; Octavio Sánchez Aguirre, (Tesorero) Ricardo Cortez, Aurelio Maza, Rigoberto Cox Peregrino, Filemón Villar, Edgardo Villar, Diógenes Villar, (Secretario), Horacio Villafana Villafana (Secretario de Cultura) y Julio Rodomiro Flores Vásquez, (Rodo), su primer Presidente. Los dos últimos, aún nos acompañan con el entusiasmo de la juventud que, felizmente, “no es una época de la vida, sino un estado de ánimo”. Ellos, en su momento, aceptaron mi atrevimiento de integrarme al conjunto. Hoy puedo decirles, en recompensa, que, gracias a Dios, me ha tocado colaborar en una buena parte de su larga trayectoria difundiendo nuestra música y paseando con orgullo el nombre de Huaylas por diversas latitudes en la línea que ellos, tempranamente, nos trazaron.
Perdonen ahora que, para terminar esta remembranza, deje de lado la modestia y le diga a nuestros paisanos y amigos que la “Lira Huaylina”, es un referente en la música ancashina. Por cierto, no es apreciación mía. En efecto, el 14 de diciembre del 2015, el Congreso de la República, presidido por el señor Luis Iberico Nuñez, en ceremonia pública, otorgó al Conjunto una Medalla y un Diploma de Honor “En reconocimiento a su destacada trayectoria y valioso aporte a la cultura musical ancashina”.
Corresponde entonces a las nuevas generaciones y agrupaciones musicales, llegar aún más lejos de los lugares a donde ha llegado la “Lira”. Para ello, no existe secreto alguno: Solo hace falta dialogar siempre con Orfeo, que contento y feliz, como corresponde a los míticos dioses, pulsará su cítara con ellos; y, luego, brindar siempre el cariño, cada vez más grande, a Huaylas, nuestra querida tierra que, entre dorados trigales y sonrientes mazorcas de maíz, seguirá inspirando los más nobles sentimientos.
Fuentes conssultadas:
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