Jorge Zavaleta Alegre
Todos sabemos que la envidia es un vicio múltiple: engrandece o deforma el “yo” al cotejarlo a menudo con los demás y extraer conclusiones que lo humillan, recordó Carlos Eduardo Zavaleta Rivera (Caraz, 7 marzo 1928 - Lima, 26 abril 2011), el escritor, diplomático y docente universitario peruano.
Conversando con Jorge Zavaleta Balarezo, joven escritor quien le entregaba “Católicas”, su primera novela, Carlos Eduardo continuó la charla con la anécdota, publicada más tarde en un libro de cuentos cortos:
“…la piel del envidioso arde y hasta puede quemarse sola en el cotejo con las ventajas del otro: el envidioso vive para magnificar o inventar defectos ajenos, buscando difundir su odio al “otro” entre los amigos, con la esperanza de formar de formar un bando propio contra los supuestos rivales. En fin el envidioso tiene los ojos miopes y difunde chismes como una profesión…”
CEZ, recordó que “una vez en Madrid, atendió a un escritor novel que volvía ufano de conocer París, como si eso equivaliese a lanzar un libro. Le preguntó por Ribeyro, quien venía justamente de París.
Pues no sabes- replicó con los ojos brillantes y satisfechos- murió hace unos días…Pero luego felizmente años después con el “muerto”, en Lima se atrevió a contarle esta anécdota.
Algo de este panorama reina en el mundillo literario de algunas capitales de Latinoamérica, pero el desarrollo de las tecnologías de la comunicación, donde la Nube es patrimonio público y privado, ha roto mitos y abierto grandes avenidas para que las ideas caminen sin barreras y caprichos aldeanos.
Elga Reátegui, escritora peruana acaba de presentar La fugacidad del color, obra con la cual brinda un agradecimiento a la ciudad de Valencia y a sus amigos valencianos. “… Valencia adorada, que me abrió sus brazos mediterráneos, y a su gente, que desde el primer día me obsequió su sonrisa y supo acogerme con generosidad.”
Años atrás presentó en París su novela “De Ternura Y Sexo”. Ahora, radicada en Valencia, España, quien se hiciera conocida en el mundo literario internacional, con su primera novela “El santo cura”, incursionó en el mundo de la literatura con el poemario “Ventana Opuesta” (1993), al cual le siguieron “Entre dos polos” (1994), “Alas de acero” (2001), “Etérea” (2004), “En mi piel” (2008)
Junto al escritor y decimita, Pedro Rivarola (ya fallecido) publicó los epistolarios “Correo de Locumba” (2002) y “Violación de correspondencia” (2003), además de la plaqueta de poesía “Madera y fuego” y el CD “Abrazados” (2003).
Tiene un blog que lleva su nombre, donde realiza entrevistas a personajes del ámbito cultural y un canal en YouTube que contiene los videos de sus actividades literarias.
En Estados Unidos dio a conocer su novela “De ternura y sexo” a nivel de bibliotecas y otros recintos culturales. Participó en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Publicaciones especializadas hablan de “Los microrrelatos de Elga Reátegui que caminan por la siempre fecunda senda de la sugerencia. De esbozar un mundo en muy pocas frases, creando así un contar diverso y atractivo, que en parte se deja suspendido en el aire, a la espera de que el lector lo interprete. Lo haga suyo. El egoísmo más ciego y la violencia. También el amor y la bondad. Y todo ello contado con intuición y con un gran sentido del ritmo, siempre decisivo en un microrrelato. La política peruana, los terribles años de la guerrilla de Sendero Luminoso, un tiempo en el que Elga vivía en su patria, también aparecen en algunos de estos cuentos, tal vez los más duros. Es una de las candidatas en el I Certamen 'Mujeres migrantes' que organiza la Asociación Rumiñahui de Madrid.
Periodista y escritora peruana Elga Reátegui acaba de lanzar a los lectores ‘La fugacidad del color’ (Lastura). Acostumbrados a las novelas y poemarios de esta autora, afincada en Valencia, ofrece cuentos breves y microrrelatos. Destaca su prólogo, a cargo del también escritor César Gavela, quien en afirma de los microrrelatos que “constituyen una gran metáfora de la vida del ser humano”.
Los microrrelatos de Elga Reátegui participan de esa metáfora de la vida en este libro, transitan por distintos senderos emotivos; no en vano, la propia autora los ha dividido en distintas categorías. Algunos de ellos se basan en experiencias reales, en hechos personales. Como fin del verano 2019, Elga presenta: La fugacidad del color de Lima en la Biblioteca Nacional del Perú.Felicitaciones.
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