El Trujillo de Gerardo Chávez. Un museo y la casa del juguete
Jorge Zavaleta Alegre
Gerardo Chávez es artista reconocido más allá de su tierra natal y por la crítica más exigente. Tampoco se equivocó al construir dos instituciones culturales en Trujillo, ciudad que tanto necesita fortalecer su integración con los Andes y la Amazonía para asegurar la existencia del Mundo en que vivimos.
Su museo de arte moderno fue inaugurado en el año 2006. La escultura El Guardián, con sus tres metros de altura, da la bienvenida al recinto, y abre compuertas a la creación de destacados artistas plásticos de múltiples latitudes.
De su colección pictórica, destaca La Procesión de la Papa, Orígenes, Hombres de Chan Chan, El otro Ekeko, entre las diversas etapas de su carrera.
Los críticos también destacan la Venus del suizo Alberto Giacometti, y la témpera de su compatriota Paul Klee.
El museo es una puerta abierta a la creación, con la presencia de artistas plásticos latinoamericanos, como Macedonio de la Torre, Roberto Matta, Rufino Tamayo, Fernando de Szyszlo, José Tola, Carlos Revilla, Marina Núñez del Prado, Johanna Hamann, entre otros de enorme nivel.
El Museo de Arte Moderno se ubica a diez minutos del centro de Trujillo, muy cerca de la Huaca del Sol y la Luna, monumentos de la cultura Pre Inca cerca del mar Pacífico, cuyos mejores campos de cultivo son para la exportación, siguiendo el modelo tradicional de los latifundios, hoy cooperativas de los valles de Chicama y Sunchubamba.
El Museo del Juguete, creado el 2001, es una lección vida, que significa las formas, ya sean artesanales o industriales, es decir una mirada a la transformación en el tiempo. Un homenaje al trabajo de miles de obreros de construcción civil.
Este Museo, ubicado en una casona colonial del centro de Trujillo, reúne alrededor de cinco mil piezas lúdicas, desde la época pre-hispánica hasta el decenio de 1950. También se puede apreciar juguetes de distintas latitudes donde se reflejan costumbres, modas y múltiples elementos socioculturales.
Nos encontramos con lecciones que también publican algunos diarios de Europa respecto al valor del juguete: “Yo no sé si fueron mis recuerdos de infancia los que me llevaron a crear este museo, pero hoy abrigo la esperanza de que el hombre nuevo integre en su corazón su juguete de niño”, comenta el maestro Chávez al referirse a este museo, el primero en Latinoamérica y uno de los cinco mejores del mundo en su categoría.
El Museo del Juguete es un lugar de encuentro no solo para los distraídos trujillanos sino para quienes que viniendo de lugares lejanos, reencuentran un lugar para la tertulia, conducta tan propia de las aldeas y de las metrópolis.
El actual término museo es derivación de la palabra griega museion, nombre de un templo de Atenas dedicado a las Musas. En el siglo –III, la misma palabra se utilizó para designar un conjunto de edificios construidos por Ptolomeo Filadelfo en un palacio de Alejandría.
La historia del arte es tan antigua como la propia civilización. Gracias por ofrecer al peregrino como al reposado aldeano dos excelentes espacios para soñar despiertos.
Todo museo siempre nos lleva a templos con objetos artísticos, como San Marcos en Venecia, y Saint- Denis, cerca de París, mientras que determinados reyes, amantes de la cultura, creaban sus propias colecciones.
Sabemos que Velásquez fue enviado a Italia en 1649 para comprar obras de arte. Todo ello fue la base de actual Museo del Prado, cuyo edificio se construyó en 1785, y cuyas colecciones dejaron de ser propiedad real y pasaron a ser propiedad nacional en 1868.
En la segunda mitad del siglo XIX se construyeron los primeros museos en EE. UU. Como el de la Universidad de Yale, los museos de EU arrancan de los extraordinarios donativos de obra de obra realizadas a partir de 1900 por los magnates de la industria y de las finanzas. Pequeña muestra de “filantropía”.
De este modo es como se construyeron la galería Nacional de Washigton de 1937, el museo de la universidad de Harvard en 1928, así como los museos de Atlanta, Denver, Houston, Cansas City, y New Orleáns.
Gerardo Chávez declaró a la prensa:
"Pensé descentralizar la cultura y no resultó", según Maribel De Paz, entrevista de El Comercio de Lima. Premonitorio discurso. Los jóvenes que gustan de la música, de la literatura, del periodismo reconocen que el Arte está más allá de las administraciones municipales, gubernamentales o dádivas de la empresa.
El arte es la lección permanente que deja un artista como Gerardo Chávez, orgulloso de su niñez, destaca su pequeña urbe de Paiján, en el corazón del Valle de Chicama, donde está presente el calor y el esfuerzo de millones de horas de campesinos que trabajaron de sol a sol, sin descanso y que a partir de los años setenta, no obstante, la propiedad cooperativa, poco han avanzado en el desarrollo social.
Chávez ofrece al mundo dos museos en Trujillo, y una galería de San Isidro en Lima. Siempre sus convocatorias en Lima o fuera del país serán bienvenidas como la muestra en el Museo de la Nación, donde brindó una vez más lecciones sobre la verdadera riqueza de la vida.
-¿A punto de cumplir 80 años, ¿cuál es la imagen más bella que atesora de su infancia?, preguntó una periodista.
Respuesta: Una de las imágenes más lindas que yo guardo es ver a mi madre moribunda. Yo tenía 5 años, pero es una imagen bella porque yo no sabía que ella estaba por morir, y la imagen se quedó como tal: bella. Ella estaba llorando y cantando, porque ya sabía que se iba… Éramos once hermanos. Nos criamos un poco como un barco sin capitán. Mi padre fue más desordenado; diríamos, un hombre que fue muy querido, las mujeres se enamoraban de él, tenía mucho éxito con ellas y, bueno, pues, se fue a vivir con otro compromiso a Paiján y tuvo más hijos, y varios compromisos. He sumado 22 hijos en total. Era muy seductor.
Los artistas y salas de exposición interesados en sumarse al llamado de Gerardo Chávez pueden escribir al e-mail ofgchavez@gmail.com.Tweets by Luces_ECpe (será la base del Museo Argentino de Ciencias Naturales de hoy), era deseo de Rivadavia constituirlo también en repositorio de obras de arte.
Gracias por esta inolvidable visita propiciada por mis hermanos Hélida Beatriz Zavaleta Alegre y Adolfo Céspedes Thorndike, inolvidable velada en la tercera ciudad del Perú, cuyas urbes buscan más espacios comunes para la convivencia humana.
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