De Fantino Cultural |
Leamos sus preocupaciones.
Todos los proyectos específicos que se enmarquen dentro de ese plan, como podrían ser el malecón, el Ozama, Sans Souci y el puerto de Haina, pueden ser catalizadores para lograr la diversificación de la economía urbana, revitalizar los barrios aledaños y elevar la calidad de vida de los ciudadanos.
El documento plantea algunos de los retos y oportunidades más importantes para su desarrollo y se presentan como referentes casos de éxito de diversas ciudades.
El emplazamiento de Santo Domingo de Guzmán y su rápido crecimiento como puerto cultural y comercial durante la época colonial fue consecuencia de su relación simbiótica con el mar Caribe y el río Ozama.
Esas aguas cálidas y cristalinas sirvieron de infraestructura clave para desarrollar la economía citadina colonial. A más de quinientos años de la fundación de la capital de República Dominicana, estas mismas aguas servirán nuevamente para incentivar el crecimiento urbano, proveer sistemas de infraestructura de transporte masivo para sus residentes y transformarla en una metrópolis caribeña del siglo XXI.
Dominicanos y extranjeros con diversos niveles de ingresos continuarán mudándose a la primada de América en búsqueda de mejor empleo, vivienda y acceso a servicios, comercios y espacios públicos de calidad. El desarrollo inclusivo y planificado del litoral acuático de Santo Domingo puede contribuir a satisfacer la demanda local y permitirnos competir en la nueva economía mundial.
Retos y oportunidades
El cambio climático es real y es imperativo actuar de forma efectiva e inmediata para minimizar los daños, considerando que los dominicanos, en su mayoría, viven y trabajan en zonas costeras vulnerables.
Las temperaturas elevadas, el aumento de los niveles de los océanos y el incremento de la intensidad y frecuencia de los huracanes ponen en peligro las vidas y el sustento económico de los ciudadanos de Santo Domingo.
Según Bueno y otros, en su informe titulado “El Caribe y el cambio climático: los costos de la inacción”, el costo de ignorar el cambio climático es alto para República Dominicana y demás naciones isleñas del Caribe (2008, p. 3). Si continúa el estado de inacción, la región caribeña se puede ver forzada a solventar un costo anual de US$22,000 millones para el 2050 y US$46,000 millones para el 2100 (2008, p. 3).
El efecto directo más costoso será la pérdida de infraestructura costera, lo cual impactaría casi todos los sectores de la economía nacional. Un diseño estratégico de conjunto es necesario para adaptar nuestra infraestructura existente y gestionar el riesgo inminente.
Los académicos de la Universidad de Tufts auguran que República Dominicana tendrá que asumir un costo de inacción anual del 9.7% del producto interno bruto (PIB), y en el 2100 podría aumentar hasta un 40.3% del PIB (2008, p. 3).
El turismo se ha convertido en el principal sostén de la economía dominicana y, por ende, es imperativo concebir nuevos modelos que ayuden a diversificar nuestra oferta turística tradicional de resorts “all inclusive” de playas paradisíacas. Por tanto, el segundo reto para la ciudad de Santo Domingo consiste en situar a la capital dominicana y su patrimonio histórico colonial como un anhelado destino caribeño.
Las Naciones Unidas estiman que un 20% de todos los viajeros internacionales (equivalente a unos 200 millones) pertenecen a esta generación y son uno de los grupos más importante para el crecimiento del turismo, ya que generan a nivel mundial más de 180,000 millones de dólares de ingresos anuales. Para esta generación, el factor más importante al elegir un destino es la capacidad del mismo de brindar una gran diversidad de experiencias auténticas y únicas.
Invasión militar 2010-14, ONU.Tropas del Brasil |
Con la apertura de Cuba al mundo y los nuevos modelos ecoturísticos de la región, existe el riesgo de que la República Dominicana pierda su ventaja competitiva en turismo si no toma medidas. Nuestra economía turística es cada día más vulnerable a la volatilidad de la economía mundial, a epidemias de salud, recesiones económicas y desastres naturales. Por esto, además de diversificar la oferta turística nacional, debemos desarrollar paralelamente otros sectores de la economía para ser resilientes durante momentos de crisis.
Un tercer reto que se debe resaltar es cómo superar el estado de bancarrota en que actualmente se encuentra el cabildo del Distrito Nacional.
Esta situación limita considerablemente la capacidad del cabildo de planificar la ciudad, hacer mejoras en la infraestructura existente y garantizar los servicios municipales para todos los ciudadanos.
Antes de tomar posesión del cargo, el alcalde electo visitó varias ciudades innovadoras de la región con el objetivo de traer al país nuevas ideas y estrategias de desarrollo económico urbano, pero es imprescindible que estas iniciativas de la nueva alcaldía formen parte de un plan de desarrollo urbano consensuado con todos los actores comprometidos y afectados, para que cuenten con el financiamiento público-privado indispensable, comenta en otras páginas de Arquitext pag 98.
Apoyo de la banca multilateral. La República Dominicana mejorará su eficiencia energética con apoyo de un préstamo del BID. Los objetivos específicos de esta operación incluyen el fortalecimiento de la capacidad institucional y de supervisión del sector eléctrico, al igual que la planificación y regulación sectorial.
El fortalecimiento de la capacidad institucional y de supervisión del sector eléctrico incluye mejorar la capacidad de supervisión de los indicadores operativos y financieros del sector eléctrico, igualmente mejorando la supervisión del mercado mayorista de electricidad y la generación eléctrica.
El fortalecimiento del planeamiento sectorial y consolidación del marco regulatorio busca: asegurar la expansión eficiente de los sistemas de generación y transmisión eléctricos; incrementar la eficiencia en la gestión de la demanda de energía eléctrica, para la cual se acordó que el Ministerio de Energía y Minas fortalezca su capacidad institucional para el desarrollo de programas de eficiencia energética; y apoyar el diseño e implementación de un nuevo régimen tarifario eficiente, flexible y que favorezca la sostenibilidad del sector.
El gobierno de la República Dominicana inició un proceso de reformas en el sector en 2011, cuando el BID aprobó la primera operación de una serie de tres operaciones de Préstamo Programático de Apoyo a Reformas de Política “Programa para la Sostenibilidad y Eficiencia del Sector Eléctrico”, por US$200 millones. Dicho programa se diseñó buscando implementar las medidas establecidas entre el gobierno, el Fondo Monetario Internacional y la banca multilateral en el marco de “Plan de Acción del Sector Eléctrico 2010-2015”.
El BID es una de las principales fuentes de financiamiento a largo plazo para proyectos económicos, sociales e institucionales en América Latina y el Caribe. Además de préstamos, donaciones y garantías de crédito, el BID realiza proyectos de investigación de vanguardia para brindar soluciones innovadoras y sostenibles a los problemas más urgentes de nuestra región. Creado en 1959 para ayudar a acelerar el progreso en sus países miembros en vías de desarrollo.
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