Papel de Arbol

miércoles, 8 de agosto de 2018

LOS LIBROS EN LLAMAS O LA HOGUERA DE LOS LIBROS






Filólogo de formación y apasionado de la palabra escrita, Domingo Alberto Martínez (Zaragoza, 1977) dirige una librería hasta 2012, año en el que se traslada con su familia a Tudela, capital de la Ribera navarra. Su primera novela, Las ruinas blancas, es premiada en el XVI certamen «Santa Isabel de Aragón, reina de Portugal», convocado por la Diputación de Zaragoza en 2001. Un año antes, su siguiente novela, Trovas de fierro, ha recibido el premio «Alfonso Sancho Sáez» del Ayuntamiento de Jaén. Sus relatos, premiados en más de sesenta certámenes literarios, se encuentran recogidos en las antologías El pan nuestro de cada día, Palos de ciego y Silhuettes, de próxima aparición.

El reconocimiento de su  labor se expresa con diferentes distinciones como Premio De Buena Fuente, Premio Eugenio Carbajal, Premio Álvaro de Luna, Premio García Lorca, Premio El Mundo Esférico.

El Titulo o títulos que lleva esta crónica pueden significar lo mismo, según la óptica del lector. Me gustaría saludar a Domingo Alberto Martínez por esa pasión poco  común por promover más lectores. Bien es cierto que  hoy en día la lectura se ha extendido por los medios electrónicos, pero en el mundo sideral aún no están millones de libros. La Unesco informa que no todos los países miembros han suscrito acuerdos respecto de los  derechos del autor y del lector. Es un difícil  camino por recorrer. Sin embargo, será probablemente imposible reemplazar la lectura del libro en papel impreso y escuchar el chasquido de cada página, No hay ninguna contradicción. Lo inventado no se desinventa.

El Blog La  Hoguera de los Libros me lleva a Andahuaylas,  a los Andes del sur del Perú, donde nació José María Arguedas, uno  de los escritores latinoamericanos que ha despertado la preocupación por el mundo rural de América Latina.

La población de Andahuaylas, años  atrás creó un Instituto Cultural, y para convocar la atención del mundo organizó una marcha con  camélidos  sudamericanos que trasportaban alforjas cargadas  de libros. 

La llama es la especie de camélido que más abunda en los andes, junto a la vicuña, la alpaca y el guanaco. crónica que publiqué en Cambio16 de Madrid, con fotografías y pintura  de  July Balarezo Alayo (1944-2014), la cual  tuvo  especial repercusión en las instituciones  del país  y la comunidad  europea.

Cada sociedad tiene su propia racionalidad y modelo de organización, no existen encadenamientos idénticos a lo largo de la historia (Braudel 1974). En esta orientación, los objetivos, las metas y medios de la sociedad andina (la racionalidad) son diferentes a la sociedad moderna. 

Aún con el desarrollo del capitalismo y los cambios en el medio rural andino no son necesariamente iguales a los ocurridos en el medio rural europeo en el tránsito de las sociedades pre-industriales al capitalismo. Este principio es esencial para las propuestas de cambio en la región andina.

Los hombres y mujeres andinos -como en toda sociedad- deben «dominar» su medio ambiente, para ello se organizan socialmente. Por eso, la naturaleza y la sociedad son considerados como un «todo», como una realidad viva indesligable que recibe las celebraciones ritualizadas que sintetizan el proceso de protección social de su medio natural (Van Kessel, 1980). 

Por ejemplo, los ritos a la «pacha mama» (madre tierra) y a los productos agropecuarios. De otro lado, la sociedad andina -a diferencia de la occidental- no pretende dominar a la naturaleza, sino se siente que es parte de ella. Sustancialmente, los hombres y mujeres no se autocalifican como el centro del cosmos; por el contrario, es su concepción agro céntrica -donde el centro de interés es la agricultura- la que rige la cosmovisión andina.


En consecuencia, las culturas andinas, para efectuar sus proyectos de sobrevivencia y desarrollo, tienen conciencia del pasado el cual es fortalecido con los conocimientos de las generaciones presentes y son enlazados con la previsión de lo que podría ocurrir en el futuro. 

También esta es una buena oportunidad para comparar la película Fahrenheit 451 con la importancia del libro.

Fahrenheit 451 es una de las tantas novelas que fue llevada a la pantalla grande. Fue escrita por el estadounidense Ray Bradbury y publicada en 1953. Trece años después se rueda la película de ciencia ficción del mismo nombre basada en este libro y dirigida por François Truffaut.

Fahrenheit 451 es una novela de género filosófico publicada en Estados Unidos en octubre de 1953. Describe a una sociedad futura donde los libros son prohibidos y quemados, mientras las “pantallas murales” son el centro principal de atracción de las familias.

La novela se divide en tres partes: El Hogar y la Salamandra, El tamiz y la arena, y Burning Bright. El título se refiere a la temperatura de 451° F (233° C) que era la temperatura a la que se quemaban los libros.

El libro inspiró múltiples interpretaciones sobre la supresión de ideas disidentes. Años más tarde su autor describió la novela como su visión en que los medios de comunicación masiva reducen el interés por la literatura. En 1954 ganó el Premio de la Academia Americana de Artes y Letras en Literatura, la Medalla de Oro del Club de Commonwealth California y Hugo Award. En 1984 obtuvo el Prometheus Award Hall of Fame.





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