Por Manuel Romero Caro
Sobornos del 20%.
El Lava Jato argentino, que se ha revitalizado significativamente desde que las autoridades obtuvieron los “cuadernos de los sobornos”, está involucrando, por primera vez, a empresarios de primera línea, escribe el economista Manuel Romero Caro, fundador de Gestión, fundador en 1990 del primer diario en el Perú, especializado en economía y finanzas
El Lava Jato argentino, que se ha revitalizado significativamente desde que las autoridades obtuvieron los “cuadernos de los sobornos”, está involucrando, por primera vez, a empresarios de primera línea, escribe el economista Manuel Romero Caro, fundador de Gestión, fundador en 1990 del primer diario en el Perú, especializado en economía y finanzas
Manuel Romero Caro |
Explica que el ex vice ministro de Planificación había creado un detallado sistema de recolección y distribución de sobornos, mientras que su chofer, en una serie de cuadernos había detallado fechas, nombres y montos de los beneficiados.
"Pero un aspecto que llama la atención es que según el ex presidente de la Cámara Argentina de la Construcción Carlos Wagner, personaje clave que se ha acogido al régimen de arrepentimiento, durante el kirchernismo se pagaron sobornos de entre “el 15 y 20 por ciento del precio” de los contratos."
Porcentajes muy superiores a los niveles de soborno que admitieron las constructoras brasileras (entre 1% y 3%). Superando largamente el nivel “del Diego”, como llaman los empresarios al 10%, por Maradona, agrega el comentario con una frase de humor.
El nivel entre el 15 y 20% se acerca más a lo que yo creo que fueron las coimas pagadas por Odebrecht y sus cometas. Lo que sucedería es que si admitieran esos niveles, la reparación civil que tendrían que pagar sería mucho mayor que las cifras que ahora se mencionan (o negocian), concluye su análisis.
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La prensa de América Latina, cada día, presenta a los lectores información que pone en evidencia la creciente multiplicación del uso delincuencial de los recursos públicos. crisis que permite tomar mayor conciencia ciudadana y mayor especialidad de la prensa para enseñar los mecanismos técnicos y artificios que hacen tanto daño al desarrollo de la sociedad, empezando por detener e intensificar el drama de la pobreza económica y social, empezando por los niños.
Desde Colombia, Holman Rodríguez del diario El Tiempo escribió el 2015 que los casos de corrupción a alto nivel que se han develado en América Latina en los últimos meses no solamente tienen efectos políticos por el descrédito de las instituciones, sino porque afectan la inversión en los países, y además promueven una mayor desigualdad del ingreso de los ciudadanos.
La refinada red de robo de impuestos del fisco de Guatemala, que comandaba Juan Carlos Monzón, secretario privado de la ex vicepresidenta Roxana Baldetti y ahora prófugo de la Justicia, y las implicaciones aún no confirmadas sobre la presunta responsabilidad de la compañera de fórmula del presidente Otto Pérez Molina, ocasionaron la renuncia de la alta funcionaria y han generado malestar social y movimientos que hasta piden la renuncia del mandatario.
En el sur del continente, la popularidad de la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, cayó, recién comenzando su segundo mandato por un millonario negocio inmobiliario que realizó su hijo mayor, Sebastián Dávalos, a quien se le acusa de uso de información privilegiada y tráfico de influencias. La reacción de la mandataria fue renovar la totalidad de su gabinete y la presentación de un paquete de medidas anticorrupción para sortear la crisis.
En Brasil, la petrolera estatal Petrobras también enfrenta una crisis tras el descubrimiento de una red de corrupción que durante una década asoció a políticos, directivos y empresarios de primer nivel para desviar fondos públicos con el objetivo de financiar partidos del oficialismo y engrosar fortunas personales.
Esa maquinaria de corrupción, que implica al partido de la presidenta Dilma Rousseff, llegó a mover 4.000 millones de dólares, según la policía, aunque ya se determinó que 2.066 millones de dólares desaparecieron.
En Panamá, el propio expresidente Ricardo Martinelli, quien salió del poder hace 10 meses, es investigado por diversos hechos en los que presuntamente se desviaron fondos en contratos que van desde alimentos deshidratados para comunidades vulnerables hasta de grandes obras de infraestructura.
México también ha estado en el radar de presuntos casos de corrupción que tocan a la familia presidencial, pues Angélica Rivera, esposa del mandatario Enrique Peña Nieto, compró una lujosa casa a la constructora Grupo HIGA, beneficiada durante la gestión de Peña Nieto como gobernador del estado de México con cuantiosos contratos.
Ya como presidente Peña Nieto, esa misma constructora estaba participando en una licitación para la construcción del tren México-Querétaro.
El investigador principal para América Latina del Real Instituto Elcano de España, Carlos Malamud, le dijo a EL TIEMPO que el caso de Guatemala es grave no solo por la corrupción sino porque ha visto crecer el fenómeno del narcotráfico como país de tránsito y como generador del fenómeno, y, además, con una elección presidencial programada para el 6 de septiembre próximo, “hay peligro de que un candidato pueda llegar a la presidencia apoyado por el narcotráfico”.
Pero la corrupción tiene varias caras que se pueden expresar en la falta de transparencia, abuso del poder o tráfico de influencias. Al respecto, Alfredo Coutiño, director para América Latina de la firma Moody’s Analytics, le dijo a este diario que la corrupción también promueve la desigualdad del ingreso en la población.
El analista considera que una consecuencia de esta situación “es la pérdida de credibilidad de la sociedad y de los mercados e inversionistas, tal como le está pasando a Brasil”. Coutiño dice que otro elemento importante que deja como secuela la corrupción es la concentración del ingreso, “pues los privilegios y el abuso del poder utilizados por parte de unos pocos hace que la competencia no funcione. Eso deteriora la distribución del ingreso y finalmente afecta a toda la población”.
Así, agrega el analista, “los obstáculos a la competencia lo que hacen es enriquecer a unos pocos poderosos que ponen precios altos a los consumidores. Mientras que el grueso de la población se mantienen con su trabajo y sus ingresos”.
Práctica común
Para Marcela Restrepo, jefe del área de sector público de Transparencia por Colombia, capítulo de Transparencia Internacional, la corrupción en los altos niveles de la administración en América Latina “no ha dejado de pasar. Es que ahora los casos se visibilizan y en muchos de ellos los Estados son los que denuncian”.
Añadió que en la región “tenemos una corrupción estructural y sistémica”, aunque en todo el mundo las encuestas de percepción sobre la problemática indican que hay niveles más altos o más bajos.
Así, Dinamarca y Nueva Zelanda son las naciones con menor percepción de corrupción, mientras que en Corea del Norte y Somalia es donde más acentuado se percibe el fenómeno.
En la región, la percepción de menos corrupción está en Uruguay, Chile y algunas islas del Caribe, y los casos más críticos son Venezuela y Haití
Sin duda, tres años después, la labor de la prensa y las investigaciones de las numerosas denuncias indican que el Perú va ocupando los primeros lugares de la corrupción del poder publico..
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