Diario16, presidente
Manuel Domínguez Moreno
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Carta al Papa
Por Nicolás Fuster - 04/08/2018
Nicolás Fuster nació un martes en Buenos Aires. Se buscó en
Argentina, el Reino Unido, Bélgica y Luxemburgo. Estudió música y trabajó en
una librería. Tiene una relación extramatrimonial con la Literatura y es un
lector desordenado. Actualmente estudia Relaciones Internacionales en Sapienza
(Roma).
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Querido Jorge,
¿Cómo está? Le escribo porque yo, al igual que usted, soy un
argentino que vive en Roma y sigue lo que sucede en el terruño con una atención
acaso mayor, especial, diferente a cuando vivía en Buenos Aires.
Como sabe, la semana que viene el Senado votará el proyecto
de ley de interrupción voluntaria del embarazo. Usted representa a la Iglesia,
y yo no voy a pretender que haga campaña con nosotros: la Iglesia no tiene una
tradición de apoyo a los derechos civiles, pero es que aquí el problema es
otro. Estamos de acuerdo usted, representante de Dios en la Tierra, y yo, joven
estudiante laico, en que el aborto es una tragedia. Conozco mujeres que
abortaron, y estoy seguro de que usted, que trabajó largos años en zonas
pobrísimas, también.
Jorge, el aborto sucede. No es esa la discusión, sino si
queremos un aborto legal y seguro, o si queremos un aborto ilegal, practicado
de manera clandestina, muchas veces comprometiendo seriamente la salud o
directamente la vida de las mujeres.
¿Podremos coincidir en que los derechos civiles no están tan
mal? En la Unión Europea y en Argentina, los homosexuales se pueden casar. Hace
no tantos años, ante la votación del proyecto de ley en nuestro Congreso, usted
decía que el proyecto era la envidia del Demonio que pretende destruir la
imagen de Dios (La Nación, 8 de julio de 2010). Pero hace solo unos meses,
usted afirmó que a los homosexuales Dios los hizo así y que Jesús los aceptaría
(República, 21 de mayo de 2018). Yo celebro vigorosamente esta reflexión, como
celebro que abran las puertas a los divorciados, como celebro que no publiquen
índices de libros prohibidos ni que condenen a los que sostienen que la Tierra
gira alrededor del Sol.
En la Unión Europea, que es el sector del mundo en el que los
derechos civiles están más ampliamente reconocidos, el aborto no es ilegal y
clandestino, como en Somalia y por ahora en Argentina, sino que es legal y
seguro.
Jorge, usted es una referencia fundamental para millones de
personas, y tiene una oportunidad de oro para abandonar la tradición de la
Iglesia de llegar siempre 300 años tarde. Estoy seguro de que, aún siendo Papa,
puede comprender la delicadeza de la cuestión y revisar algunas posiciones,
como hiciera con los homosexuales.
Agradeciéndole por la atención, aprovecho para enviarle mis
más cordiales y afectuosos saludos.
ROL DE LA PRENSA CHILENA DESTACA DIARIO LA REPUBLICA DE PERU
Nadie se enteró
El rol de la prensa chilena ha sido fundamental. Si no fuera
por su protagonismo investigativo y hacer de caja de resonancia de las
denuncias, nada habría pasado, destaca
el diario La República de Lima
En Chile se están produciendo cambios radicales en la iglesia
por múltiples factores. El primero, debido a la terquedad heroica de Juan
Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo, quienes desde hace casi una
década decidieron romper el silencio y emprender una guerra sin cuartel contra
la pederastia clerical.
La intervención directa del papa Francisco, luego de meter
varias veces la pata hasta los corvejones, ha sido decisiva, por cierto. La
ciudadanía chilena, además, está harta de tanto abuso perpetrado por curas y
del encubrimiento mafioso de las autoridades episcopales. Encima, la fiscalía ya
asumió que la iglesia, por más que predique “tolerancia cero”, va a mantener su
modus operandi de toda la vida: es decir, no denunciar a sus monstruos ante las
autoridades civiles; en consecuencia, está actuando de oficio, imputando a
cardenales e interviniendo locales eclesiales.
Finalmente, el rol de la prensa chilena ha sido fundamental.
Si no fuera por su protagonismo investigativo y hacer de caja de resonancia de
las denuncias, nada habría pasado. El periodismo chileno, todo hay que decirlo,
se ha dedicado a la captura de casos de depredadores con sotana como Van
Helsing acecha vampiros.
EN PERU NO
Acá no. Acá, salvo algunas honrosas excepciones, el tópico no
existe. Acá todo sigue igual. Acá las noticias que leemos sobre la materia, día
tras día, usualmente vienen de fuera. De lo que pasa en Chile, Estados Unidos o
Australia. Pues ni siquiera lo que ocurre en países vecinos y que tienen que
ver directamente con el Perú son advertidos o difundidos. Porque así está el
panorama, les cuento. Tan peruano es el fenómeno que quizá les suene.
Me ahorro pormenores porque el espacio es corto. Así que
abrevio. Hace un par de meses, el portal periodístico ecuatoriano GK propaló
una investigación de siete meses que implicaba al sacerdote Luis Fernando
Intriago, adscrito al Sodalicio, en el mayor escándalo que recuerde la iglesia
ecuatoriana. Intriago, amigo personal del peruano Luis Fernando Figari, fue
quien le abrió las puertas al Sodalitium al Ecuador.
El extenso reportaje daba cuenta de diez testimonios de
jóvenes que fueron sometidos a torturas y padecieron incidentes de grotescas
connotaciones sexuales, cuyas similitudes con el Caso Peruano eran
escalofriantes. El Sodalicio en Ecuador trató de desmarcarse de Intriago, pero
sin mucho éxito, la verdad. La familiaridad con el fundador y la sintonía con
la espiritualidad y el estilo sodálite, más el hecho de haber sido el promotor
principal del ingreso del Movimiento de Vida Cristiana a Guayaquil, son
irrefutables.
Bueno. El impacto mediático de la revelación de GK fue aparatoso.
Toda la prensa ecuatoriana connotada destacó la noticia. Acá, qué creen, acá no
salió ni una línea. Cómo habrá sido el golpe, que las autoridades
eclesiásticas, luego de proferir inicialmente unas declaraciones bochornosas,
despreciando la inteligencia de los ecuatorianos, sacaron el 23 de julio un
comunicado anunciando la “expulsión del estado clerical” del religioso afín al
Sodalicio.
Más todavía. Hace muy poco estuvo en Lima, Juan Carlos Cruz,
uno de los artífices del cambio en Chile, ya les dije, quien luego de haber
sido considerado “enemigo” de la iglesia hoy por hoy es un amigo y colaborador
del papa argentino. Y acá viene la cosa. Cruz, en Lima, soltó una información
gravitante: un miembro importante del episcopado peruano tiene una grave denuncia
ante el Vaticano.
Y qué creen. Nadie se enteró.
Nadie se enteró
El rol de la prensa chilena ha sido fundamental. Si no fuera
por su protagonismo investigativo y hacer de caja de resonancia de las
denuncias, nada habría pasado, destaca
el diario La República.pe
En Chile se están produciendo cambios radicales en la
iglesia por múltiples factores. El primero, debido a la terquedad heroica de
Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo, quienes desde hace casi
una década decidieron romper el silencio y emprender una guerra sin cuartel
contra la pederastia clerical.
La intervención directa del papa Francisco, luego de meter
varias veces la pata hasta los corvejones, ha sido decisiva, por cierto. La
ciudadanía chilena, además, está harta de tanto abuso perpetrado por curas y
del encubrimiento mafioso de las autoridades episcopales. Encima, la fiscalía ya
asumió que la iglesia, por más que predique “tolerancia cero”, va a mantener su
modus operandi de toda la vida: es decir, no denunciar a sus monstruos ante las
autoridades civiles; en consecuencia, está actuando de oficio, imputando a
cardenales e interviniendo locales eclesiales.
Finalmente, el rol de la prensa chilena ha sido fundamental.
Si no fuera por su protagonismo investigativo y hacer de caja de resonancia de
las denuncias, nada habría pasado. El periodismo chileno, todo hay que decirlo,
se ha dedicado a la captura de casos de depredadores con sotana como Van
Helsing acecha vampiros.
Acá no. Acá, salvo algunas honrosas excepciones, el tópico
no existe. Acá todo sigue igual. Acá las noticias que leemos sobre la materia,
día tras día, usualmente vienen de fuera. De lo que pasa en Chile, Estados
Unidos o Australia. Pues ni siquiera lo que ocurre en países vecinos y que
tienen que ver directamente con el Perú son advertidos o difundidos. Porque así
está el panorama, les cuento. Tan peruano es el fenómeno que quizá les suene.
Me ahorro pormenores porque el espacio es corto. Así que
abrevio. Hace un par de meses, el portal periodístico ecuatoriano GK propaló
una investigación de siete meses que implicaba al sacerdote Luis Fernando
Intriago, adscrito al Sodalicio, en el mayor escándalo que recuerde la iglesia
ecuatoriana. Intriago, amigo personal del peruano Luis Fernando Figari, fue
quien le abrió las puertas al Sodalitium al Ecuador.
El extenso reportaje daba cuenta de diez testimonios de
jóvenes que fueron sometidos a torturas y padecieron incidentes de grotescas
connotaciones sexuales, cuyas similitudes con el Caso Peruano eran
escalofriantes. El Sodalicio en Ecuador trató de desmarcarse de Intriago, pero
sin mucho éxito, la verdad. La familiaridad con el fundador y la sintonía con
la espiritualidad y el estilo sodálite, más el hecho de haber sido el promotor
principal del ingreso del Movimiento de Vida Cristiana a Guayaquil, son
irrefutables.
Bueno. El impacto mediático de la revelación de GK fue aparatoso.
Toda la prensa ecuatoriana connotada destacó la noticia. Acá, qué creen, acá no
salió ni una línea. Cómo habrá sido el golpe, que las autoridades
eclesiásticas, luego de proferir inicialmente unas declaraciones bochornosas,
despreciando la inteligencia de los ecuatorianos, sacaron el 23 de julio un
comunicado anunciando la “expulsión del estado clerical” del religioso afín al
Sodalicio.
Más todavía. Hace muy poco estuvo en Lima, Juan Carlos Cruz,
uno de los artífices del cambio en Chile, ya les dije, quien luego de haber
sido considerado “enemigo” de la iglesia hoy por hoy es un amigo y colaborador
del papa argentino. Y acá viene la cosa. Cruz, en Lima, soltó una información
gravitante: un miembro importante del episcopado peruano tiene una grave denuncia
ante el Vaticano.
Y qué creen. Nadie se enteró.
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