Papel de Arbol

jueves, 29 de junio de 2017

La violencia de América Latina, una visión de John Dinges


Por Jorge Zavaleta Alegre
Cuando los dorados corteses florecieron nosotros dos estábamos enamorados. Todavía tienen flores los corteses y nosotros ya somos dos extraños, Ernesto Cardenal.

América Latina fue y es una de las  regiones que sigue concitando el interés de la prensa internacional, porque es territorio de la violencia estructural, donde, si bien existe la llamada libertad bajo palabra, la mayor restricción está en la marginalidad laboral,  hoy más que nunca cuando la tecnología ha roto las barreras geográficas y linguísticas y provoca   la desparición del salario, salvo de aquellos que están  cerca de empresas como la brasileña Odebrechet o la americana Chevron para defender inversiones  públicas sobrevaluadas y/o la destrucción de la amazonia ecuatorial, para citar  dos casos.

John Dinges, es  una opinión autorizada para hablar sobre la libertad de expresión en América Latina, inclusive cuando analiza la posición de Bolivia y Ecuador cuando plantean la supervisión legal de los desbordes de la prensa.

En el 2008 fue galardonado por la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano establecida por el Nobel Gabriel García Márquez y dos años después  fue  co-fundador de APSI, la primera revista de noticias independiente durante la dictadura de Chile y estableció un centro de periodismo de investigación con sede en la Universidad de Chile.

“Las palabras son las armas pacificas de las cuales todos disponemos”, afirma John Dinges, actualmente  consultor senior del Proyecto en el Centro para la “Prevención de Crisis Democrática en las Américas” y catedrático en la Escuela Godfrey Lowell Cabot de Periodismo de la Universidad de Columbia, días atrás fue  “Distinguido Chileno Honorario” por la Cámara de Comercio Norteamericana-Chilena, en Manhattan.

El Prof. John Dinges, reconoce  que  desde 1972 Chile ha sido su segundo país, donde llegó para dar testimonio como periodista de la “terrorífica situación” durante la dictadura de Pinochet, en 1975, informando sobre  la quiebra sobre los Derechos Humanos en América Latina. Se casó en Chile y ahí nació su hijo Tomás.  

Con un grupo de periodistas chilenos, cofundó en 1976 la revista chilena APSI, CIPER, en Peru Caretas,  y viajó cubriendo la guerra civil de El Salvador, Guatemala y Nicaragua, un espacio de violencia infinita que EEUU tuvo que interceder para abrir sus fronteras a millones de migrantes, que hoy la administración de la ultraderecha asociada al poder políticdo,  promueve la expulsión de aquellos “condenados de la tierra”, para recordar a Franz Fannon.

Desde el  Washington Post, Time, ABC News y otras publicaciones, escribió sobre el gobierno de Allende, el golpe militar y los primeros cinco años del gobierno de Pinochet. Dijo: “la dictadura fue una catástrofe para Chile, pero hizo de mi un mejor periodista”.

Entre sus obras publicadas la más reciente es: “The Condor years: How Pinochet and his Allies brought Terrorism to Three Continents (2004); Assassination on Embassy Row (1980); Our Man in Panama: The Shrewd Roe and Brutal Fall of Manuel Noriega (1990).

En “The Condor Years” indaga sobre seis gobiernos latinoamericanos liderados por Chile a lo largo de la década de 1970, los cuales formaron una alianza militar llamada Operación Cóndor para llevar a cabo secuestros, torturas y asesinatos políticos en tres continentes.

Esta obra ha sido calificada como una importante contribución a los registros históricos, destapando hechos inquietantes acerca de la relación secreta de Estados Unidos con los dictadores que crearon esta organización terrorista.

Investigó en un campo de tortura de Chile, entrevistó a los participantes de ambos lados y examinó miles de documentos clasificados previamente como secretos, para llevar al lector dentro de este mundo subterráneo de los operativos militares y diplomáticos, espías de derecha y los revolucionarios de izquierda.

La obra “The Condor Years” es  calificada como una importante contribución a los registros históricos, en la cual publica entrevistas a los participantes de ambos lados y examinó miles de documentos clasificados previamente como secretos, para llevar al lector dentro de este mundo subterráneo de los operativos militares y diplomáticos, espías de derecha y los revolucionarios de izquierda.

En su larga experiencia periodística sobre la libertad de expresión en América Latina, ¿Cuál es su opinión sobre este tópico actualmente?, le pregunta la periodista Ximena Hidalgo-Ayala, de Impacto Latin News.

– Bueno ahora la situación de la libertad de prensa en América Latina es muy interesante porque hay países como Venezuela, Ecuador y Bolivia que están cuestionando el paradigma tradicional que respeta la independencia de la prensa y hay una tendencia, hay una teoría de en la comunicación que dice que esta es un derecho del pueblo, pero que ese derecho debe ser regulado por el gobierno, es decir que el gobierno tiene el derecho de controlar el desempeño de la prensa y de los medios.

¿Hasta qué punto esto puede coartar el ejercicio de la prensa independiente cuando tiene que reportar condiciones que no corresponden a un sistema democrático?

-Bueno esto es un problema para el sistema democrático pero también hay que reconocer que hay problemas muy grandes con la prensa en America Latina, particularmente en la calidad de la prensa, en el hecho de que gran parte de la prensa representa sectores económicos y sociales que no son de la mayoría y los gobiernos se aprovechan de ese argumento para atacar a la prensa y el pueblo aplaude y eso es lo grave, porque los medios están perdiendo la credibilidad frente a las mayorías.


Yo, agrega, defiendo la libertad de prensa en lo constitucional, en lo abstracto, en la teoría de los Derechos Humanos, porque sin una prensa independiente y libre no existe democracia, pero al mismo tiempo tengo que criticar la calidad de los medios en muchos países y que se dejan atacar por su falta de calidad en muchos casos, por eso digo que es interesante, digo no es un desastre, desastre fue Pinochet en Chile y Videla en Argentina en donde mataron a los periodistas, pero en la realidad los países no matan a los periodistas.

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