Papel de Arbol

domingo, 18 de junio de 2017

Cabo Blanco, una invitación a la vida, por Jorge Zavaleta Alegre y July Balarezo



Jorge Zavaleta Alegre
Lienzo  Algarrabos de July Balarezo
Los documentos originales de los  más famosos escritores y pintores, junto con piezas  arqueológicas, ocupan uno de  los rubros de mayor valor economico que va pasando  a emergentes consorcios transacionales. Esta tendencia  tiene su  explicacion en la anomia de los gobiernos locales y nacionales, al haberse alejado  de su objetivos fundamentales: la promocion y el respaldo al  desarrollo del turismo  cultural.  

"Nadie es una isla, en si mismo. Cada persona es un pedazo del continente, una parte de la tierra si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia; la muerte de cualquier hombre me disminuye, porque estoy ligado a la humanidad; y por consiguiente, nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas; ¡doblan por ti!."

Esta prosa de Ernest  Hemmingway en "Por quién doblan las campanas",  resume  la experiencia de un dinamitero extranjero en la Guerra Civil Española, iniciada en el marco histórico del régimen fascista, luego de finalizar la Primera Guerra Mundial.
Algarrobos, de July Balarezo -Taller Mestres: Lima-Barcelona

Hablar de Hemmingway  es hablar también de Cabo  Blanco,  hermosa caleta del disitrito  El Alto, en Piura, en el meridiano ecuatorial, un desierto de algarrobos que se defienden del sol que calcina la vida. En ese mar  fue filmada El Viejo y el Mar,  que sesenta  años después, solo se recuerda a los  miles de  turistas del mundo entero. Ahora es un lugar peligroso, destruido por el tiempo y los diluvios del Niño.

En efecto, el abundante petróleo del mar y del desierto del Norte del Perú, es una historia del pasado reciente, que debe ser estudiado. Un Centro  Cultural en Cabo Blanco, podria se un lugar donde esté presente la obra literaria y musical de sus grandes creadores y luchadores sociales como Sinforoso Benites Algalobos (1891-1953), un ejemplo heroico del pasado para una reflexión crítica del presente, como explican A.Humberto  Valverde y Armando Arteaga.

De cuando en cuando embarcaciones artesanales con sus respectivos tripulantes no pueden encallar en el desembarcadero de Cabo Blanco debido al fuerte oleaje anunciado por la Dirección de Hidrografía y Navegación de la Marina de Guerra del Perú. Una turista, que gusta de las playas reflexiona: “Pensé que Cabo Blanco sería como esas fantasías que soñaba siempre de los pueblos pegados al mar... pero,  me desencanté cuando llegué, es un pueblo descuidado con un mar invadido de todas esas viejas torres petroleras... que  rompe el paisaje. A pesar de ello el viejo lugar  donde Hemingway vivía, aun no se terminó de derruir, y sigue en pie como una sombra de ese pasado... por nostalgia siempre volveré. Las aguas de Cabo Blanco  tienen una temporada de pesca de 12 meses. El Merlín Negro, el Pez Espada y el Atún Ojo Grande han sido capturados en todos los meses del año.
El escenario cotidiano de El viejo y el mar

En la década de los cincuenta y comienzos de los sesenta, Cabo Blanco fue reconocido como un atractivo para la pesca deportiva. Las condiciones que le dieron fama se mantienen inalterables, pues la fabulosa pesca existente en Cabo Blanco es el resultado de la confluencia de dos grandes corrientes marinas frente a sus costas. Surgiendo del sur, la fría Corriente de Humboldt, una masa de agua de 150 millas de ancho, que fluye hacia el noroeste encontrándose con la Corriente Ecuatorial o Corriente del Niño.

La prensa de esa época, en crónicas de Manuel Jesús Orbegozo, periodista y poeta errante, recuera las visitas de Ernest Hemingway, en el año 1956. El Premio Nobel se quedó más de un mes en el "Cabo Blanco Fishing Club". Además, recuerda a  la bióloga Francesca LaMonte, Maisy, James Stewart, Gregory Peck, John Wayne, Cantinflas,  Doris Day, Paul Newman, Spencer Tracy, Marilyn Monroe, Luis Miguel Dominguín, Lucía Bosé, Gary Cooper, Ted Williams...entre otros

Ernest Hemingway arribó a Cabo Blanco  para pescar al mítico merlín negro de su novela El viejo y el mar. A propósito de este suceso  el Centro de Estudios Literarios Antonio Cornejo Polar convocó al foro ‘El mar de Hemingway’.   El viejo y el mar, lo escribió en 80 días y lo pensó en 13 años.  Sus condiciones físicas le permitieron cazar cuatro merlines, uno de ellos de más de 300 kilos. Un quinto, de más de 900 kilos, picó su anzuelo, pero su cuerpo no lo soportó. “El animal da vueltas alrededor de la embarcación con tanta fuerza, que el pescador debe ir atado a un arnés para literalmente luchar contra la bestia, acción que puede extenderse una hora. Hemingway no habría aguantado el arrastre del pez y habría entregado su caña a Eliseo Argüelles, un pescador conocido en Cuba”, asegura.

La desidia pública en Cabo Blanco, contrasta con la acción de otros pueblos como  los  cubanos.  Hemingway, en La Habana, tuvo   la Finca Vigía ahora llamada Casa de Hemingway, fundada en  julio de 1962, en la via San Francisco de Paula. Convertida en museo el 21 de julio de 1962, es una institución  para divulgar la vida y la obra del Premio Nobel de Literatura 1954.

En Finca Vigía, Hemingway  vivió hasta 1960, año en que viajó a España para asistir a las corridas de toros. Sintiéndose muy enfermo siguió hacia a los Estados Unidos donde fue hospitalizado. El 2 de julio de 1961 se suicidó en Ketchum, Idaho.

Hemingway pasó en Finca Vigía casi la mitad de sus años útiles como escritor y fue donde escribió sus obras mayores: concluyó Por quién doblan las campanas y escribió A través del río y entre los árboles, El viejo y el mar, París era una fiesta e Islas en el Golfo, además de muchos artículos de prensa. Residiendo en Cuba le fue entregado el Premio Nobel de Literatura en 1954, que él dedicó y entregó al pueblo cubano. En junio de 2011 la Biblioteca Presidencial y Museo John F. Kennedy puso a disposición de Cuba su amplia colección de papeles, fotos, libros y otros objetos del escritor Ernest Hemingway. La institución cultural norteamericana declaró su intención de: "(...) en colaborar con el museo (Finca Vigía) y entregarle todas las fotos y documentos (copias digitales) que le interesen para su investigación."

La Casa Museo Ernest Hemigway recibió el Premio Nacional de Restauración en el 2007 con el siguiente criterio: ¨Por lograr un resultado de alta calidad en la intervención de restauración de un destacado exponente arquitectónico ejecutado a partir de una investigación científico-técnica, y que forma parte de un programa integral de rescate de un conjunto de gran significado histórico y cultural para la comunidad, en el que se establecen estrechas relaciones de sus componentes con el entorno en el cual se encuentra insertado¨,  Consejo Nacional de Patrimonio Cultural.

El viejo y el mar  es un reflexion  sobre la determinación de las personas a lograr sus objetivos, sin importar el esfuerzo que se tenga que hacer para conseguir lo que uno se propone. En este caso, el pescador no se rindió hasta ver realizado su propósito de pescar el gran pez.

Para Hemingway, uno de los más agudos periodistas del siglo pasado, estaba muy claro que la labor periodística entraña una atención y ocupa un espacio mental tan avasallante en el creador que su cultivo sistemático puede llegar a convertirse en un handicap para la creación puramente literaria. "(…)El periodismo, después que se llega a cierto punto, puede llegar a ser una autodestrucción cotidiana para un escritor creador serio", dijo a los periodistas que lo conocieron en el ahora silencioso Cabo Blanco.



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