Aún no acaba la situación de emergencia, pero ya es hora de pensar en la construcción y en la reconstrucción. Se supone que el gobierno tiene ya equipos de especialistas pensando y diseñando las políticas públicas para enfrentar estas dos grandes tareas que son diferentes, pero que están estrechamente vinculadas.
La reconstrucción alude a las tareas y políticas de recuperación de lo perdido en los diversos aspectos de la vida económica y social para que el país y las regiones del norte vuelvan a desenvolverse con una cierta normalidad. Las escuelas, los hospitales y los centros de salud tienen que atender a la población con regularidad; la infraestructura sanitaria (agua y desagüe) tiene que ser reparada; las carreteras y los puentes colapsados tienen que ser reconstruidos; las necesidades de alimentación y vivienda de los más pobres tienen que ser atendidas; los daños que han sufrido los empresarios y productores, en especial los pequeños y medianos empresarios urbanos y rurales, tienen que ser reparados con apoyo decidido del Estado.
Pero no todo lo perdido tiene que ser recuperado. Las viviendas ubicadas en el borde los ríos y en el lecho de las quebradas, por ejemplo, tienen que ser reubicadas en zonas seguras. Esta es una tarea difícil dados el volumen y los costos, además de la probable resistencia de la gente al cambio. En estos aspectos se vinculan la reconstrucción con la construcción de realidades nuevas: nuevo acondicionamiento del territorio, planificación urbana, construcción de grandes drenajes en las ciudades, amurallamiento y encauzamiento profundo de los ríos, construcción de puentes en las quebradas más importantes. En este sentido, la construcción es prevención.
La reconstrucción es una tarea urgente mientras la construcción es, en lo fundamental, una tarea de mediano y largo plazo, pero hay ciertas tareas de la construcción que tienen que ser iniciadas en el período de la reconstrucción: la reubicación de viviendas ubicadas al borde de los ríos y en las quebradas, el acondicionamiento del territorio y la planificación urbana.
La reconstrucción y la construcción son tareas complejas que tienen que ser encaradas con políticas públicas multisectoriales en las que deben intervenir diversos ministerios organizados como un equipo bajo la dirección de una autoridad legítima y competente como el ministro de Transporte y vicepresidente al mismo tiempo u otro que tenga autoridad parecida. No puede ser un zar privado sin autoridad, como en el caso de FORSUR de García que se caracterizó por la ineficacia y la corrupción. Nada de zares: Nos basta con un gobierno democrático eficaz y transparente.
Así como en la emergencia salieron a luz y mostraron su capacidad las fuerzas más organizadas del Estado, las FFAA y la Policía, en la reconstrucción y en la construcción se va a requerir el despliegue de todas las capacidades del Estado dada la complejidad de las tareas y políticas: capacidad coercitiva, capacidad impositiva, efectividad legal, eficacia burocrática, seguridad ciudadana, capacidad de penetrar en la población y en el territorio. Este es el gran desafío del gobierno. La reconstrucción y la construcción son la gran ocasión para que el gobierno apueste a la construcción de un Estado moderno con todas sus capacidades.
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