Por Jorge Zavaleta
Alegre
Una de las bondades de Finlandia es su intensa vocacion por la
cultura. Es una población de grandes lectores de libros y publicaciones
muy diversas, que el mundo reconoce por
la calidad de sus bibliotecas. Similar vocación trasciende en la música y la poesía. Mientras en Latinoamérica,
por lo general, los teatros nacionales
son edificios monumentales y costosos, el de Helsinki
siempre concurrido, es más pequeño y austero que el de Lima, por citar solo
uno. Finlandia, además dispone de un gran
número de salas pequeñas, ocupadas por gente de todas las edades, y al alcance
del bolsillo popular, porque, además, el Estado no tiene ningún prejuicio ni reparo en subsidiar la
cultura en sus diversas manifestaciones.
En
ese ambiente, se han formado no
pocos migrantes de los cinco continentes. La biografia de la peruana Maritza Núñez, cuya infancia privilegiada se asoció al teatro, a la danza y al buen cine, se
ilustra en su creciente producción, que
este 2016 se sintetiza en Libretos de Opera y Poesía-Acta semiótica fennica XLVIII,
Approaches to Musical Semiotics 21 y en otro libro de Cuentos, con el título de
Noria, que en esta temporada de crudo
invierno europeo, nos ofrece también una
colección de relatos, que en simbólica
síntesis afirma que “las ballenas lloran si se alejan del mar, y se ahogan en
sus lágrimas.”
El primer libro, Opera y Poesía, deleita al lector y nos
tralada a un escenario, con 21 libretos, empezando por Frida y Diego, fruto de sus viviencias en
México para llegar a Nayra, fábula de
los niños mineros, obra que denuncia el bárbaro trabajo para decantar el oro,
con mercurio, que pone en peligro la
existencia de miles de familias
y de sus menores hijos, ante la indiferencia de los Estados y
las empresas trituradoras. El I Tomo también nos trae los puntos de vista Matti
Tuomisto, con erotismo, política, arte; Suvi Ahola, La fábrica de textos
de una mujer, un catálogo de libretos y
una rica colección de fotografías/galería.
Maritza
Núñez, en los últimos seis años
ha volcado su experiencia
de escritora en libretos de ópera, siguiendo el camino de su tatarabuela
Rosa, quien en Puno, ciudad del altiplano
peruano-boliviano, entre fines del XIX y XX, tocaba el piano y se presentaba con arreglos de óperas, arias de su abuelo,
que su abuelo componía y tocaba
piano y cello. De su padre, Carlos
Núñez, físico –químico que tocaba piano y mandolina, llevaba a su tierna niña a los conciertos de
la Orquesta Sinfónica Nacional. También ocupa una influencia sublime en la vida de esta poeta, narradora,
libretista de óperas y directora de coros, su madre Camen Luz Bejarano, poeta destacada, profesora de
Literatura e Historia del Arte en San
Marcos, Universidad que décadas atrás gozó de prestigio en América. Carmen Luz, que hacía títeres la acercó al mágico
mundo de Seergie Obraztsov y su arte de
títeres y marionetas.
La polifacética promotora cultural, confiesa su vinculación con Gabriela Mistral, que se expresa con su primer
libreto, Niña de cera, basado en un monólogo que se
estrenó en Finlandia en 1995. Larga,
rica, pletórica de proyectos y realizaciones constituye su creación, en especial interpretando la historia
política que va dejando el mensaje de la gran utilidad del arte contra las dictaduras, y edificar espacios
y universos donde la libertad es y debe ser la simiente para imaginar
y vivir.
La identidad, la sexualidad, la locura,
el poder ocupan el espacio de la obra de
esta autora, que vive en el exilio,
porque ella como tantos escritores,
poetas, hombres y mujeres de bien, emigran, ante la indiferencia cómplice de partidos de toda laya, de ricos formales e informales y de la niebla del
narcotráfico, de la corupcion pública institucionalizada, mientras la juventud
adormecida vegeta en calles y parques sin futuro. Maritza Núñez, con sus libretos para
niños, confiesa que agudiza su
responsabilidad y su compromiso se multiplica.
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