Nota del Editor: Desde los diarios UNO y La República de Lima se analiza el porqué el Estado financia grandes proyectos asociándose con empresas extranjeras, cuando el sustento social y económico tiene su base en la producción de una sólida pequeña y mediana empresa:
Humberto Campodónico y Fernando Villarán, ambos reconocidos especialistas en la realidad del Perú, en esta ocasión, con algunos matices, llegan a la conclusión que el neoliberalismo, tal cual se impulsa en el Perú, está conduciendo a un futuro incierto y de mayor pobreza.
Jorge Zavaleta Alegre, Diario16 de Madrid.
Pequeña empresa exige apoyo real del Estado, afirma Fernando Villarán
Proponer apoyo a las MYPEs, a los emprendedores, a la creación de empresas de alta tecnología, a la investigación científica y tecnológica, a la innovación, no es neoliberal, sostiene Fernando Villarán, exministro de Trabajo y especialista en el tema.
En los países subdesarrollados como el Perú, las pequeñas empresas (y sobre todo las micro) tienen una productividad muy baja, crean muy poco ingreso, se mantienen en la pobreza y la informalidad y al mismo tiempo generan mucho empleo, es lo que llamamos subempleo, pues no es liberal demandar el apoyo a las MYPES, declara Villarán al diario UNO.
Villarán, autor de múltiples estudios, ahora desde la presidencia de SASE, organización que propicia la transformación social del país, de la mano con las empresas de todos los tamaños y sectores, de los gobiernos locales y regionales, de la sociedad civil y del gobierno nacional, responde a Humberto Campodónico, que en el diario La República del 11/01/16, con el título de “¿Solo las MYPEs salvarán al Perú?”, define como liberalismo y abre un necesario y alturado debate.
La picadura del escorpión, libro de Fernando Villarán, presentado en Petroperú |
99% son pequeñas empresas en Europa y EEUU
Para Villarán, “cualquier definición que se quiera (para los países europeos es menos de 250 trabajadores y para Estados Unidos es menos de 500 trabajadores) las pequeñas empresas representan el 99% de las empresas de cualquier país”, salvo pocas excepciones, manifestó Villarán.
“Ellas generan entre el 60% al 90% del empleo y contribuyen con el 40% al 70% del PBI. En los países desarrollados están integradas a las cadenas de valor, como el caso de las 47,000 empresas subcontratistas de Toyota, y tienen alta productividad. No solo generan el mayor empleo y buena parte del producto sino son fuente de las innovaciones disruptivas, es decir, las más radicales y revolucionarias”, remarcó.
Señala que el automóvil, la luz eléctrica, el teléfono, la computadora, el microprocesador, el sistema operativo (Microsoft), Google y Facebook fueron inventados por empresas pequeñas, y no por las grandes corporaciones del momento. “En los países desarrollados sostienen a una clase media productiva y social que les da estabilidad económica y social”, remarcó.
EN EL PERÚ, PRODUCTIVIDAD MUY BAJA
En los países subdesarrollados como el Perú, las pequeñas empresas (y sobre todo las micro), reitera en la entrevista, tienen una productividad muy baja, por lo tanto crean muy poco ingreso, se mantienen en la pobreza y la informalidad. Generan mucho empleo, pero de muy mala calidad, es lo que llamamos subempleo.
“Durante los últimos 25 años se ha intentado reducir la informalidad en este sector aplicando las tesis de De Soto: simplificando trámites y entregando títulos de propiedad. Como sabemos, estas tesis gozaron de mucha aceptación en los gobiernos de Fujimori y García II; entre otras cosas se creó Cofopri que ha entregado 4 millones de títulos de propiedad. Sin embargo, la informalidad no ha hecho sino crecer”, afirma.
PEQUEÑA EMPRESA SALVARA AL PERú
¿No será tiempo de aplicar las políticas de apoyo y promoción a las pequeñas empresas que han funcionado en los países desarrollados y emergentes, como es el caso de USA, Japón, Alemania, Corea, China, Brasil, Chile?, se pregunta Villarán.
Y él mismo responde que “algunas de estas políticas, como el apoyo a clústers regionales, transferencia de tecnología (como en el caso de Sierra Productiva), desarrollo de proveedores, inserción en cadenas de valor nacionales e internacionales, promoción del emprendimiento e innovación, entre otras, están contenidas en el Plan Nacional de Diversificación Productiva (PNDP) del Ministerio de la Producción, que recién empieza a aplicarse y ojalá se mantenga en el siguiente gobierno”.
“El cuento y las políticas neoliberales que hemos escuchado y vivido en estos últimos 25 años ha sido el facilitar y promocionar la gran inversión privada en sectores de materias primas, que en su versión Perro del Hortelano, hoy mayoritaria en los medios de comunicación, es: “solo las grandes empresas salvarán al Perú”, remarcó.
El consultor de SASE, dice que equilibrar las políticas públicas, a favor de las pequeñas empresas, ayudando a incrementar su productividad e ingresos, es una forma más sostenible de eliminar la pobreza, mejorar la distribución del ingreso, e incrementar la competitividad del país.
“Estas políticas de promoción directa a las MYPEs, suponen un Estado fuerte, eficiente y honesto, que estos sectores políticos no quieren de ninguna manera”, afirma.
“Hoy día en el Perú, proponer el apoyo a las MYPEs, a los emprendedores, a la creación de empresas de alta tecnología, a la investigación científica y tecnológica, a la innovación, no es neoliberal como dice el ingeniero y académico Humberto Campodónico, es más bien todo lo contrario, es antineoliberal”, reitera Villarán.
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¿Solo las MYPES salvarán al Perú?
Escribe:
Según cifras del INEI, en el IV Trimestre del 2013 las
personas naturales crearon 42,468 empresas, a nivel nacional. La cantidad es
importante y demuestra que muchas personas quieren establecer algún tipo de
“negocio”. Dice también el INEI que el 29.5% de las nuevas empresas declararon
que su negocio era el comercio al por menor, un 15% adicional era para
“comercio al por mayor” y un 14.6% para “otros servicios”.
En ese mismo IV Trimestre hubo 16,312 empresas de personas
naturales dadas de baja, es decir, que salieron del mercado. En este caso, el
19.6% y el 15.9% fue por comercio al por mayor y al por menor, respectivamente,
mientras que un 15.9% dado de baja fue en el rubro “servicios prestados a
empresas”.
Vemos acá que las altas superan a las bajas en casi 3 a 1. Y
que la gran mayoría se dedica al comercio, mayorista o minorista.
La cuestión es que esa situación ha cambiado al III
Trimestre del 2015. Hubo 42,768 “altas” (casi igual que en el 2013) pero hubo
21,519 “bajas”. Lo que nos da una relación de 2 a 1: por cada dos empresas que
nacen, una muere. Agreguemos que el comercio mayorista y minoristas siguen
siendo predominantes.
Las empresas creadas por personas naturales son, casi por
definición, lo que se llama una microempresa. Existe una abundante literatura
sobre ellas en los últimos años. En muchos casos lo que se plantea es que estas
microempresas son formadas por los “emprendedores” y constituyen un elemento
clave para alcanzar el desarrollo social.
Quizá el más conocido es Mohammed Yunus (quien ganó el
Premio Nobel), con su planteamiento de micropréstamos, sobretodo a mujeres, en
su Bangla Desh natal. Muchos de estos enfoques tienen relación con Hernando de
Soto y el tema de formalización de la propiedad de los activos de los pobres.
En el Perú, el mercado de las microfinanzas es considerado
una de los más avanzados del mundo. Hace dos años había 39 empresas
microfinancieras, entre las cuales se encuentran las Cajas Rurales y
Municipales, las EdPymes y otras financieras que otorgan créditos a la pequeña
y microempresa.
Pero, debido a la desaceleración económica todo el sector ha
entrado en un proceso llamado de “consolidación”, lo que quiere decir que ha
habido una cantidad de fusiones y adquisiciones. Quizá la más importante fue la
compra de MiBanco por el Banco de Crédito, lo que de hecho lo ha convertido en
la primera microfinanciera del país.
Sin embargo, todo ese proceso de “consolidación” no ha
podido evitar quiebras lo que se debe, en lo fundamental, al alto índice de
morosidad en el sector. Según la SBS, a setiembre del 2015, la morosidad de
cinco cajas municipales y cuatro cajas rurales supera el 8%, cifra que se
considera el límite a partir del cual estas empresas tienen la capacidad de
generar fondos para cumplir con sus obligaciones. En el Reporte de Estabilidad
Financiera, que acaba de publicar el BCR, el índice de morosidad de las MYPE ha
subido de 9.9 a 10.1% en el 2015, debido a que “son las más sensibles al ciclo
económico”.
La cuestión es que, además de la desaceleración económica,
uno de los grandes problemas –y causa de la morosidad- es que en el sector
microfinanciero se cobran las tasas de interés más altas del sistema (solo
superadas por las tasas de las tarjetas de crédito). A octubre del 2015 la tasa
de interés por crédito de 360 días a las PYMES era de 41.5% (Nota Semanal BCR,
Cuadro 24), mientras que a las grandes empresas se les cobra 4 a 5%.
Esas grandes tasas han movido a la gran banca a penetrar a
las microfinanzas pues ve la posibilidad de alcanzar altas tasas de
rentabilidad. En efecto, CrediScotia, Edyficar (BCP), Compartamos (México) y
Confianza (BBVA) tienen, ya, una posición de dominio en este mercado, superando
ampliamente a las Cajas Municipales y Rurales.
Ahora bien, el problema de la morosidad del sector
microfinanzas no es, aún, un problema sistémico. Según el BCR, las colocaciones
brutas en el sector micro y pequeñas empresas ascienden a S/ 31,000 millones,
de un total de S/ 244,439 millones en todo el sistema financiero. Pero, ojo,
estamos hablando de un 15% del total (y no estamos considerando los S/ 44,514
millones de colocaciones en el crédito de consumo).
El tema reseñado aquí
nos dice varias cosas. Una de ellas es que el sector de las PYMES tiene una
alta mortandad, es decir, tiene alto riesgo, que se acrecienta con la bajada
del ciclo económico (¿se imaginan a los jubilados de las AFP invirtiendo su 95.5%
en alguna “empresita” suya o de sus amigos? Imaginen las consecuencias.
Otra es que este sector es al que más rápidamente lo golpea
la caída de la economía, a lo que se añaden las enormes tasas de interés que
tiene que pagar.
Para terminar, hay también un tema de “modelo de
desarrollo”: ningún país se ha desarrollado a partir de las PYMES como motor de
crecimiento. La razón es simple: de un lado, a ese nivel la productividad es
baja y, de otro, las PYMES no pueden “jalar” al conjunto de la economía, rol que
le corresponde a la gran y mediana empresa, en un marco de políticas ligadas a
un plan de diversificación productiva, con aglomeraciones sectoriales y
regionales (clusters).
Por tanto, las PYMES deben ser apoyadas. Pero no hay que
creernos el cuento neoliberal que nos dice que “solo los emprendedores salvarán
al Perú”, o sea los individuos dejados a su libre albedrío podrán, siempre
“solos”, triunfar y salir adelante. Pero eso es lo que quieren que creamos. Y
en algunos casos lo están logrando, tema que debemos revertir.
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