Jorge Zavaleta Alegre
– Lima-Washington DC
Escribo en el Grupo Cambio16 desde febrero
de 1992 incluyendo el Diario16.
Conocí a gran parte del equipo del
Diario 16, del Semanario C16, de
Cambio Financiero, Cuadernos para el Diálogo, cuando
dirigía Tomás Salas, fundador
del Grupo.
Igualmente compartí responsabilidades con Daniel
Samper en el proyecto Cambio16 América con sede en Colombia, que después se
convirtió en Cambio,
cuyo presidente del
directorio fue Gabriel García Márquez.
Recuerdo a
editores como Ana Zarzuela, Miguel Ángel Antola
y editores de una alta
calidad humana como Juan Emilio
Ballesteros.
De Juan Domínguez
Moreno, que ahora asume el
liderazgo del Diario16,
me acuerdo siempre sus crónicas.
Solo una de ellas, por ahora: “Sólo reír nos hará verdaderamente libres”, junto
a reflexiones de José Martí y Balzac.
En el Perú, Lima, desde donde escribo ahora, el 80 por ciento de medios de comunicación forma parte del monopolio de El Comercio, una concentración donde el mensaje cotidiano es oponerse a todo intento de modificar cualquier norma o accion que pretenda alterar el rìgido neoliberalismo y conservar un país donde el 99% de la riqueza está concentrada en el UNO % de una población nacional de 30 milllones de personas. Es el país conocido por el Banco Mundial como el de mayor concentraciòn de la riqueza, que termina en manos del capital extranjero.
Leamos a Manuel Domínguez Moreno
La libertad de expresión ha recibido un serio aviso del
terror. Se ha presentado sin llamar a la puerta, vestida de negro y con la
guadaña bien afilada buscando sangre indiscriminadamente. Su modus vivendi por
antonomasia, no debemos sorprendernos a estas alturas. Ante esta desazonadora
visita no cabe otro camino posible que la explosión pacífica de la ciudadanía
inundando calles y plazas, armarse de paciencia y valentía y propalar a los
cuatro vientos que ese bien universal que enarbola el poder de la palabra en
libertad, logrado sin desmayo tras milenios de oscurantismo y opresión, no
caerá de nuevo bajo la extorsión de una banda de desalmados, que no esgrime más
razón que la del humo insaciable de sus armas.
Ni mil balas podrán romper las puntas de unos lápices que
siempre van directos al corazón, al corazón de unos ciudadanos ávidos de
libertad, que desean hacer de la vida una sátira antes que un valle de lágrimas
opresor y regresivo. La risa siempre ha sido un bien innato de los humanos
demasiado perseguido por dogmatismos de diverso pelaje. Aquellas creencias que
mantienen a sangre y fuego que nuestro fin primordial en este mundo no es otro
que lamentarnos de nuestras heridas pecadoras tienen en la risa y la
inteligencia que las provocan sus principales enemigos. Por ello la verdadera
cruzada no se da entre civilizaciones bajo la sombra de distintos dioses sino
enfrentándose a cualquier modo de concebir el humor como cauce de expresión de
la razón.
Estas fuerzas opresoras no quieren, por evidentes y oscuras
razones, que nos carcajeemos de las mismas cosas cristianos, ateos, musulmanes,
judíos, hindúes o budistas. Y no lo quieren porque así pueden someter más
dócilmente a la masa antes de que el humor desnude sus vergüenzas más pronto
que tarde.
La libertad de expresión no debe tener más límites que los
de la razón y la inteligencia. Ni siquiera la, a veces, frontera infranqueable
del respeto y el honor deben ser impedimento para que la sátira y el humor –sanos
y bienintencionados por antonomasia– campen a sus anchas en un mundo donde de
verdad y sin medias tintas ondeen las libertades emanadas de la Francia de
1789.
Por todo ello, y dada la difícil coyuntura socioeconómica en
que se mueven actualmente los medios de comunicación en general en un panorama
desolador donde las mordazas intentan imponer la ley del más fuerte, la noticia
de la aparición de nuevas cabeceras que anuncian su irrupción en el siempre
complicado espectro de los medios en general no puede sino congratularnos con
el poder de la libertad de expresión, un logro de la sociedad que siempre halla
cauces para clamar a los cuatro vientos que las desigualdades, la injusticia y
la opresión deben dar paso de una vez por todas a otro mundo posible más
humano, solidario y siempre atento a la consecución de los derechos más
fundamentales del ser humano.
Y si la risa y el humor nos deben dar siempre la medida de
lo mejor del ser humano, esta expresión de lucha por un mundo mejor debe ir
remitida sin compasión y en sobre cerrado vía urnas a las almas emporcadas de
las élites que nos gobiernan sin atender que la brecha entre un lado y otro se
acrecienta sin vía para el entendimiento mutuo. Este año que comenzamos es
clave para que los ciudadanos expresemos de una vez por todas el hartazgo, la
ira y la impotencia que nos atenazan, y que gritemos al unísono que tanta
podredumbre y mediocridad no deben continuar un minuto más dirigiendo nuestros
designios. Sólo de nosotros depende.
José Martí
El extraordinario
escritor, predijo muchos
aspectos de la historia de la isla “Verde como las palmeras”, con la siguiente glosa:
“El periódico debe estar siempre como los correos antiguos,
con el caballo enjaezado, la fusta en la mano, y la espuela en el tacón. Al
menor accidente, debe saltar sobre la silla, sacudir la fusta, y echar a escape
el caballo para salir pronto y para que nadie llegue antes que él. Debe,
extractando libros, facilitar su lectura a los pobres de tiempo. O de voluntad
o de dinero. Hacer asistir a los teatros, como sentados en cómoda butaca que
este efecto hace una alineada y juiciosa revista, a los pobres y a los
perezosos. Deber desobedecer los apetitos del bien personal, y atender
imparcialmente al bien público. Debe ser coqueta para seducir, catedrático para
explicar, filósofo para mejorar, pilluelo para penetrar, guerrero para
combatir. Debe ser útil, sano, elegante, oportuno, saliente. En cada artículo
debe verse la mano enguantada que lo escribe, y los labios sin mancha que lo
dicta. No hay cetro mejor que un buen periódico".
Este ilustrado intelectual
sostenía que “La prensa debe ser examen y la censura, nunca el odio ni
la ira que no dejan espacio a la libre emisión de las ideas. Nunca se acepta lo
que viene en forma de imposición injuriosa; se acepta lo que viene en forma de
razonado consejo".
En "O Yara o Madrid", se revela el futuro
periodista comprometido con la libertad de Cuba. En ese primer periódico del
Apóstol aparece un editorial que, escrito por él, dice: "nunca supe yo lo
que era público, ni lo que era escribir para él, mas a fe de diablo honrado,
aseguro que ahora como antes, nunca tuve tampoco miedo de hacerlo".
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jorgez@telefonica.net.pe
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