Jorge Zavaleta Alegre.-
El crecimiento económico a la velocidad de las dos últimas décadas, parecería que no se repetirá en la historia, salvo en aquellas economías que mantienen la tecnología en el manejo de los recursos energéticos. Es decir, el liderazgo podrán mantenerse en manos de EEUU y China, si analizamos el valor de los esquistos, nombre que no tiene nada mágico - petróleo de esquisto (shale oil)–, pero está cambiando la dinámica energética mundial con consecuencias económicas y geopolíticas.
La CEPAL - Comisión
Económica para América Latina y el Caribe nos habla ahora de un “desafío en la
arquitectura global del desarrollo”, mensaje que en palabras de la Agencia
Xinhua implicará en “cómo
movilizar recursos para el financiamiento productivo y poner en práctica las
estrategias en la Agenda del Desarrollo Post-2015, que considera la Economía, lo Social y Ambiental, como pilares del “desarrollo sostenible".
CEPAL, reactualiza la
importancia de los bancos del desarrollo de América Latina (ALIDE, por ejemplo
agrupa a más de ochenta instituciones de larga trayectoria), la necesidad de aquella
banca de desarrollo nacional, regional y global en la canalización de recursos
hacia la inversión y el desarrollo. Incide también en la capacidad de movilización doméstica de
los países y reducir la evasión tributaria, a nivel doméstico como hacia el exterior, a
través de los "paraísos fiscales".
EL ROL DE LA ENERGIA
La energía es la clave para
hablar de desarrollo social. La historia señala que en Escocia fueron
ubicadas tres colinas de escombros de esquistos en West Lothian, esa primitiva
industria de parafina. El petróleo de esquistos fue una de las
primeras fuentes de aceite mineral usadas por los humanos.
A finales del siglo XIX, se construyeron plantas para
extracción de shale oil en Australia, Brasil y Estados Unidos. China
(Manchuria), Estonia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, España, Suecia, y Suiza
producían shale oil a comienzos del siglo XX.
El descubrimiento de petróleo crudo en Medio Oriente a
mediados del siglo XX paralizó a la mayoría de estas industrias, aunque Estonia
y Noreste de China mantuvieron la
extracción hasta comienzos del presente siglo.
El aumento de los costos del petróleo a comienzos del siglo
XXI, han provocado el reinicio de la extracción y/o de exploración en Estados
Unidos, China, Australia y Jordania.
Fuentes científicas señalan que Estados Unidos se convertirá
en el primer productor de petróleo en 2017,
que se percibe en gran parte por
su crecimiento del 2014 y el auge del
crudo y del gas de esquisto, mediante un proceso más complejo que posibilita la
extracción del interior de las rocas. En 2035 llegará el autoabastecimiento,
convirtiéndose en un país que incluso sería capaz de exportar energía a mediano
plazo.
"Está reduciendo su importación de gas y petróleo y eso
le permite mejorar su balanza de pagos, un peso que estaba condicionando
gravemente a la economía estadounidense", según informa la BBC y The Economist:
ARGENTINA Y VACA MUERTA
Estados Unidos no está solo en esta carrera que puede cambiar
el panorama geopolítico global. Los campos de petróleo y gas de esquisto en la
zona de Vaca Muerta, en Argentina, explicarían la decisión del gobierno de expropiar
YPF, controlada por la española Repsol.
"El éxito que ha tenido en Estados Unidos reduciendo el
precio del gas doméstico ha abierto los ojos a los gobiernos de todo el mundo
desde Australia y China hasta Argentina.
La fiebre ha alcanzado a las costas europeas, que tienen una
gran dependencia energética de Rusia y Medio Oriente. En Francia y Alemania hay
presión para que se levante la
prohibición sobre la técnica de fractura
hidráulica, clave para la explotación de gas y petróleo de esquisto. En Reino
Unido, el gobierno autorizó a fines del año pasado el uso de esa técnica que
había prohibido en 2011, luego de que se registraran dos temblores sísmicos en
el norte del país.
La tecnología norteamericana para realizar el “fracking” o
rompimiento de napas geológicas, se ha depurado y con ello ha aumentado
considerablemente la extracción del shale
oil. Se puede apreciar entonces un cambio o reordenamiento en el mapa
energético mundial.
Para los productores de petróleo esta nueva realidad es mala noticia, ante las posibilidades de que
EEUU se convierta en exportador. Se prevé que no le va a seguir comprando gas a
Perú y que va a reducir las importaciones de petróleo desde Venezuela, comenta
la BBC.
Algunas políticas que está adoptando Estados Unidos ya
estarían influenciadas por la nueva perspectiva de una mayor autonomía. Uno de
esos cambios sería, por ejemplo, el enfriamiento de las relaciones con Arabia
Saudita. “Medio Oriente tiene que
prepararse igual por todo el tema de las negociaciones de Cambio Climático”.
De los 41 países medidos sólo China tiene más esquistos. Argentina
también tendría un gran caudal de petróleo de esquisto (shale oil) después de
Rusia, EE.UU. y China. Argentina podría
competir con Venezuela como principal productor sudamericano de combustibles.
En los últimos cinco años, la producción de gas de esquisto
en EEUU se ha extendido por grandes superficies de Texas, Luisiana y
Pensilvania. China e India, que tienen
economías en intenso desarrollo y dependen del carbón para generar electricidad,
tendrían un gran potencial de gas de
esquisto.
En las próximas décadas
el gas de esquisto revolucionará la industria y cambiará el mundo. Impedirá la
aparición de nuevos carteles, alterará la geopolítica y desacelerará la
transición a energías renovables.
Antes de 2007 parecía que Estados Unidos y Europa verían
eclipsar su poder global al tener que doblegarse ante sus proveedores de
energía.
El desarrollo del gas de esquisto también podría representar
cambios para China, que se ha visto obligada a acudir a países conflictivos
como Irán, Sudán y Birmania para cubrir sus necesidades de energía, complicando
los esfuerzos de Occidente por promover políticas globales para afrontar a esos
países.
El gas de esquisto tiene también sus detractores, incluido el
ex primer ministro ruso Vladimir Putin. Analistas de Wall Street no están convencidos de que el gas de esquisto
tenga el potencial de revolucionar la industria de la energía. Los argumentos
en contra que ofrecen giran en torno al costo de su explotación y los riesgos
medioambientales que implica su producción.
Para Energía16,
publicación del Grupo EIG de España, Estados Unidos podría convertirse en el mayor
productor de petróleo del mundo, agudizando aún más la competencia existente
con otros productores.
A manera de conclusión. El gas de esquisto pone
en tela de juicio el argumento de la independencia energética favorecido por
las energías renovables. Pues al igual que la eólica y solar es también
producido localmente, reduciendo el costo de las importaciones de crudo, gas y
sus derivados. La nueva arquiectura global es una exigencia.
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