Miércoles,
18 de febrero de 2015. Ç
Año de la Diversificación Productiva y del
Fortalecimiento de la Educación
Jorge
Zavaleta Alegre Periodista
La Biblioteca Nacional del Perú (BNP) se ha impuesto el reto de sembrar más arte y humanidades para cosechar desarrollo. Una semilla, en este intento de articulación con la comunidad, se percibe en la secuencia de cursos relacionados con la historia del arte peruano.
La respuesta
no tarda. Los asistentes a esta primera jornada de 2015, de veinte exposiciones
y diálogo con los asistentes, contó con la participación de académicos de
prestigio como Paloma Carcedo, Walter Alva, Luis Lumbreras, Kristof Makowski,
Rafael Hastings, Constanza Toquica, entre otros.
De hecho,
hubo un lleno completo en el teatro Mario Vargas Llosa, sede de la BNP. Su
director, Ramón Mujica, quien también expuso sobre el fenómeno del sincretismo
religioso en la pintura virreinal, espera que los medios de comunicación
concurran a reforzar el movimiento de rescate del pasado histórico para
proyectar un mejor futuro.
Un referente
parecido de movilización cultural lo encontramos en la campaña para la
culminación de la sede de la BNP, en la década pasada, con apoyo de la
Asociación de Amigos, puesto que se tuvo en cuenta que en América Latina se
construye una biblioteca nacional cada 100 años.
En esta
nueva jornada se celebró, además, la visita de los 2 millones de personas a la
ciudadela cultural del Señor de Sipán, en Chiclayo, y el milagro de la
arqueología en convertir la cultura en valioso instrumento para forjar la
identidad regional en base emocional del crecimiento del turismo, la economía y
la armoniosa convivencia.
En el Perú
casi nadie o son muy pocos los que han estudiado historia del arte para hacer
análisis y comentario. El arte hay que aprenderlo a descifrar. Una obra de arte
es una metáfora lingüística. Un comentario concurrente de los expositores y
asistentes es el necesario retorno de las humanidades de la educación.
Las formas
de administrar un Estado no podrán avanzar si el ciudadano no tiene admiración
por la belleza. Si el arte no retorna a las escuelas, no podremos estimular los
sentidos, las emociones. El arte es el formador del alma, nos enseña a vivir
virtuosamente, amar la verdad.
¿Cómo
aproximarnos a una obra de arte? Hay que tomar en cuenta el contexto
geográfico, social, político, religioso, comunitario, tecnológico, la
importancia del río, del sol. Por ejemplo, Lima tenía anteriormente 600
pirámides, y ahora quedan 250, que podrían ser incluidas en un mapa turístico,
ser parte de la vida de un barrio, de un distrito.
Y en esa
labor de difusión, en el anterior curso de arte del 2014, la BNP ofreció
lecturas raciales de lo indio, mestizo y criollo en la pintura virreinal
peruana; templos coloniales del Colca, Arequipa; la vida de San Agustín en la
pintura cusqueña; la pintura virreinal peruana en el siglo XVIII; los funerales
de Atahualpa y el academicismo del siglo XIX; de la dicotomía virreinal al
Estado-Nación; fotografía en los siglos XIX y XX; entre otros.
Publicado: 18/02/2015
No hay comentarios:
Publicar un comentario