Jorge Zavaleta Alegre
“Somos pecadores con
una gran sed de gloria. Porque la gloria es nuestro fin”, suscribe Juan Sales
(1912-1983), autor de la novela Incierta gloria del amor
y de la guerra. Es una historia envuelta en el torbellino de la a guerra civil
española: "La guerra ha sido para mi la gran experiencia de mi vida, lo
que más me ha interesado, lo que más me ha apasionado. El escritor debe constituirse en testimonio de la
verdad", afirmó el escritor, poeta, traductor y editor de Cataluña,
España.
Junto a su esposa, Núria Folch- publicó por vez primera La plaza del Diamante de Mercè Rodoreda y Bearn de Llorenç Villalonga,
entre otras obras emblemáticas. Combatió en la Guerra Civil en el bando
republicano. Fue un tenaz activista del catalanismo. En 1939 se exilió a
Francia. En 1942 se estableció en México y regresó a su tierra natal seis años
después. Tradujo al catalán a
Dostoievski, a Nicos Kazantzakis y a François Mauriac.
Los españoles de bien celebran el primer siglo del nacimiento de Sales, de su obra
cumbre magistralmente vertida al castellano por Carlos Pujol, después de veinte
años de trabajo, quien advierte al
lector que las notas sucesivas de J. Sales, escritas todas con medias palabras “pueden
dar a las nuevas generaciones cierta idea de las dificultades que muy a menudo
tenían que capear bajo el franquismo las relaciones catalanas cuando no eran
puramente de comer y cantar”.
Con su perspicacia habitual también señala en diferentes
pasajes la conducta del “nacionalcatolicismo”, a causa del misterio de
iniquidad, que no puede comprender, causa
de esos obispos intrusos que venían
a Cataluña elegidos en virtud precisamente del odio que le tenían y que
aparecían en los actos públicos haciendo
el saludo hitleriano, tantas cosas que todo corazón quisiéramos olvidar, pero no podemos…La
corrupción del ideal.
La incierta gloria del amor y de la guerra, asediada por el
tiempo y los desengaños, desemboca en el descubrimiento de lo natural. El relato propiamente dicho se organiza en
torno a esos dos temas viejos como el mundo, el amor y la guerra. Una mujer y
tres hombres enamorados de ella y todos,
como el país entero envueltos en el torbellino de la guerra civil.
En aquellos tiempos, en los que la mayoría pasaba la más
negra miseria, nada consideraba de mejor tono que la frivolidad, lo más triste
del caso, ya que se trataba del Santo Sepulcro, es que en alguna ocasión vino
de Roma un cardenal para asumir a la ceremonia de armarse un nuevo caballero o
tomar el hábito una nueva dama.
Todo aquello formaba un mundo incoherente que se aglomeraba
en torno a la población, dormían en barracones improvisados, en cuevas o el raso. Cuanta miseria, Dios mío. Vivían de las sobras del rancho de los soldados, mendigaban
un plato delante de una cocina
militar.
Los comentarios sobre Incierta Gloria, éxito editorial que llega a Lima, de manos de mis amigos y familiares Montse Costas y
Jorge Céspedes, permite escrutar sucesos recientes como la incursión asesina al semanario
satírico “Charlie Hebdo” de un comando simpatizante de Al Qaeda o el ISIS,
crimen brutal y tan semejante a los de cientos de periodistas asesinados poco a
poco en Honduras, México o Guatemala, como lo advierten las agencias latinoamericanas Mapochopress y
Argenpress.
Cambio16, en su edición electrónica, señala a
los líderes mundiales y los políticos, sobre todo los de Oriente Medio y el
Norte de África, que fueron atacados por sus dobles estándares en el apoyo a la
libertad de expresión en Francia, mientras que sofocan las libertades, matando y encarcelando a periodistas en sus
propios países.
Esta tragedia sin duda induce a una indispensable revisión de los procesos
políticos y sociales que ha vivido Europa y el por qué las mayorías cuestionan,
al margen de los partidos tradicionales, las monarquías, exigen autonomías de sus
regiones. Francia, la de las guerras imperiales y colonialistas, está
convulsionada, militariza con decenas de miles de efectivos la capital y
pueblos vecinos. España recorre la guerra
civil del 36 contra el franquismo…
Informa el semanario español que 1.109 periodistas han muerto desde 1992, según la organización Committee to Protect
Journalists (CPJ), realizando sus labores con el objetivo de hacer llegar al
lector injusticias, abusos de poder, corruptelas… y de contar lo que sucede en
una guerra desde su duro y salvaje interior. Una cifra escalofriante
que estremece aún más cuando se asiste a un acto de crueldad como el vivido el
miércoles 7 de enero en París, con el atentado contra el semanario satírico Charlie Hebdo
en el que murieron doce personas, ocho de ellas periodistas.
Toda la obra literaria de Joan Sales -Incerta glòria, Cartes
a Màrius Torres [Cartas a Màrius Torres], Viatge d'un moribund- [Viaje de un
moribundo] en ojos de sus lectores iberoamericanos es un testimonio de lo que
vio y sintió, situado en la defensa armada de la legalidad republicana, el
cristianismo y la polarización ideológicas que con tanto entusiasmo se fomentó
desde uno y otro bando.
Los personajes de Joan Sales tienen un mundo interior denso
y, por eso, viven la guerra pero no son sólo su síntoma. La guerra, en este
sentido, es una circunstancia insoslayable, pero no la identidad del mundo narrativo
de Sales. Sus personajes comparten “la
actitud antiintelectual del hombre común, para el que un crimen es un crimen y
un arribista político es un aprovechado sinvergüenza, por mucho maquillaje
ideológico que se aplique”, según un crítico del diario La Vanguardia.
La prensa en estos días remarca que Franco sigue vivo en la España actual, murió
en la cama, sin ser derrotado y el Franquismo nunca ha sido formalmente
condenado por la Historia. La democracia nunca logró derrotar al franquismo en
España porque nació poderosamente contaminada por el franquismo agonizante.
Joan Sales nos deja lecciones para practicar: “La gente no deberíamos unirnos por
las ideas sino por los sentimientos, al margen de su filiación política, de su
clase social, de sus creencias religiosas. No se juzga a nadie por su manera de
pensar, y así solamente por su manera de
entender la caridad con el prójimo en cada caso concreto”.
Recuerda el autor, casi estupefacto, “ante la ignorancia de un sector de jóvenes de todo lo que había ocurrido en España durante los años inmediatamente anteriores a la guerra civil, no tenía la menor idea de cómo se vivía antes. Cuando trataba de explicárselo, me miraba como si le estuviese contando una historia de locos”. Hoy las consecuencias amenazan la existencia de todos.
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