Francisco
Carranza Romero
Nuestra América en un
vaivén
La
primavera del 2014 del Hemisferio Sur está marcada con lluvias torrenciales,
inundaciones y sismos. El otoño del Hemisferio Norte es de tormentas de nieve y
huracanes.
Nuestra
América milenaria, conocida también como Nuevo Mundo,es el espacio donde viven
ciudadanos que narran con esfuerzo su historia en muchas lenguas y con
diferentes voces. Viven, simultáneamente, en su modernidad y en su antigüedad. Y,
a pesar de las diferencias físicas y culturales, tratan de vivir con tolerancia
porque es la única manera para no ahogarse ni congelarse.
Parece
que estos fenómenos naturales violentos e inestables contagian a la población
porque el clima político y social es de desapariciones y crueles ejecuciones de
personas. En estos días México está en la noticia diaria; pero estos hechos que
dan vergüenza a la humanidad, hace unas décadas, sucedieron también en
Argentina, Chile y Perú donde los familiares no se cansan de reclamar el paradero
final de los desaparecidos.
Las acaloradas campañas electorales por los
cargos políticos enfrentan a grupos que aprovechan la oportunidad para liberar
sus bajas pasiones contenidas. Y, aun terminada la contienda electoral, la
rivalidad continúa porque los malos contrincantes –ganen o pierdan- desean la
inmediata venganza. Una clara demostración de que la democracia, tal como se
practica, se está convirtiendo sólo en un medio para satisfacer los intereses personales
y grupales. Los políticos, ante un micrófono, distraen la atención del pueblo
con sus dimes y diretes mientras las instituciones y los países avanzan a su
suerte. ¿A quién pueden hacer creer que el objetivo es servir al pueblo?
Este
año, 2014, Lima es la sede del foro mundial sobre el Cambio Climático (COP
20). Habrá discursos, conferencias, lamentaciones, acusaciones, acuerdos y
desacuerdos, promesas y firmas de documentos de buena voluntad. ¿Estarán
invitados los defensores del medio ambiente?
Cambio mental
La
naturaleza siempre ha estado en constantes cambios, y la humanidad ha
sobrevivido adaptándose, haciendo los esfuerzos por conocerla mejor y llegando
a llamarla Mater Terra, Madre Tierra, Patsa Mama, Pacha Mama… Naturalmente,
quien la conoce más, la ama más. Los ciudadanos andinos, selváticos y costeños del
Perú que conocen y aman a la naturaleza son los defensores del medio ambiente;
defienden el mar, los manantiales, lagunas, ríos, pastizales y bosques. Los
madereros, mineros y los explotadores de hidrocarburos, ávidos de las materias
primas para ganar más dinero, con licencia o sin licencia del estado, rompen el
equilibrio de la vida cuando obran sin planificar y sin consultar a los pueblos.
El cambio climático no es sólo un problema
natural; es también cultural y social. Por eso, los hogares, los centros
educativos de todo nivel, los municipios y los medios de comunicación deben promover
el cuidado de la naturaleza y apoyar a los que arriesgan sus vidas defendiendo
el medio ambiente.
Comencemos
con el uso moderado de las bolsas plásticas que, aunque tengan la información “bolsa
biodegradable”, no sólo afectan a las ciudades también llegan a las zonas
rurales porque las personas llevan como envoltorios de sus cosas, y también porque
el viento los lleva fácilmente. Poco a poco los plásticos aparecen en los
caminos, ríos, playa marina y en donde sea. En muchos países los supermercados ya
cobran por cada bolsa plástica; así el comprador lleva su bolsa grande para evitar más gasto. Fuera del plástico, los papeles,
latas y vidrios también están omnipresentes en las ciudades, ríos, playas y
caminos del Perú.
El
cambio climático, es un proceso natural, y la humanidad debe prepararse para
salvar no sólo su vida sino también del planeta.
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