Ricardo Letts Colmenares en 1969, cuando era dirigente de la organización estudiantil de la
Universidad Nacional de La
Molina, visitó EE UU, invitado por el
Departamento de Estado.
En ese entonces tuvo
ocasión de realizar algunas tareas en una granja de ganadería lechera en Nueva
York, y en las universidades de Cornell, Dartmouth y Massachusetts Institute of Technology se
encontró con compañeros de promoción de su colegio limeño, que estudiaban allí.
Al regresar al Perú, Letts debía presentar sus conclusiones del viaje en el Instituto Peruano Norteamericano. Había conversado, previamente con los directivos, algunos puntos sobre la Independencia de Puerto Rico. En su exposición debía contar la verdad, como la segregación contra los negros y la ausencia de un movimiento estudiantil que cuestionara problemas de esta índole. Por cierto, la movilización juvenil surgió después en rechazo a la guerra norteamericana contra Vietnam.
La exposición en el ICPNA
fue suspendida, actitud que provocó el justificado descontento de sus amigos y
militantes. Tal anécdota, cincuenta
años después, revela un cambio en
las relaciones y procesos migratorios,
convirtiéndose los EEUU en uno de los países
que alberga a más de doce millones de inmigrantes, muchos de ellos informales,
que pagan impuestos, trabajan con bajos
salarios para beneficio de ciudadano
norteamericano con servicios y productos a menor precio. Las remesas del exterior al Perú
superaban antes de la reciente crisis global más de tres mil millones
anuales.
La historia confirma
que la consolidación del Estado Federal fue
y es fruto de los pioneros europeos y los
esclavos de África que aportan sus mejores valores, incluyendo muchas voces en
el idioma inglés.
La cuasi extinción de
su población nativa y el constante
enfrentamiento con las demandas del Sur del
Río Bravo, dio lugar a que en los años sesenta, la llamada
Alianza para el Progreso, no fuera aceptada como un cooperación del Cuerpo de Paz sino una injerencia en los asuntos internos de la Región.
En el siglo XXI el
clima no es el mismo. En América Latina no existen dictaduras militares. Hay
gobiernos de centro, mejor motivados en
impulsar planes y políticas
sociales, que aminoran el uso la fuerza
y alientan el diálogo, aunque en varios casos es muy embrionaria.
El reciente homenaje a Ricardo Letts del 09-05-14, en
Lima, constituye un referente para la reflexión
de su vida política, que puede ser parecida o semejante a otros militantes, que
con matices, inducen y aportan un nuevo
dinamismo a la política en Uruguay, Argentina, Chile, Brasil, Venezuela, Nicaragua, Cuba, Perú
y Colombia.
Los ciudadanos de
izquierda, sobre todo de los 60’s que asistieron
al auditorio Cory Wasi, en Miraflores, revelaron la función que les corresponde
asumir como militantes de una noble causa
para contrarrestar el dinamismo, la
vehemencia y la ceguera de los
neoliberales, cuyos líderes transitan cada día por las instancias judiciales
evadiendo culpabilidad en
delitos corrupción, lavado de dinero, narcotráfico, abusos de autoridad
y violaciones de los Derechos Humanos,
entre otros.
Después de la caída del Muro de Berlín, las iniciativas desde la izquierda, aunque
dispersas y discrepantes entre sus gestores,
son las que los gobiernos ponen en
tímida para aplacar crisis mayores.
LA RUPTURA
En la década del
sesenta Letts, escribió en su libro La Ruptura, pp 302: “Qué lejos estoy de
ser realmente revolucionario correcto. Queé lejos de tomar la línea correcta. Que ilusión tonta
pensar en pajaritos preñados, en
soluciones burocráticas, en reformas agrarias
hechas desde el gobierno
tradicional. Vamos a la Sierra, vamos al
campo, vamos con el campesino, luchemos
con él. ¡Maldita sea!, que
fácil es claudicar sin darse cuenta. ¡Qué fácil es engañarse y
engañar…!
Ricardo Letts, ha
logrado ganarse el cariño y respeto de la gente que en realidad quiere un
cambio para Perú, como lo expresa el vídeo
resumen presentado en su homenaje. La palabra y las imágines revelan que, gracias a las iniciativas e ideas que discurren,
anuncian que el gran cambio, la revolución social, aún no se ha perdido y que
—tal vez pronto— llegarán a Perú.
El economista holandés
Jan Lust, autor de La lucha revolucionaria en Perú, 1958 – 1967, tras 9 años de investigación, propone un
camino para la izquierda peruana e invita al debate urgente.
Cambio16 de Madrid,
Argenpress y El Mercurio, entre otras publicaciones de prestigio, coinciden que
después de medio siglo, América Latina vive nuevas situaciones que enriquecen
la memoria de sus ciudadanos, respecto a la necesidad de promover cambios
integrales de los Estados democráticos para evitar que el olvido y la
indiferencia sigan dominando la vida futura.
A lo largo de once
largos capítulos, este Lust - joven de Holanda, uno de los países con mayor
equidad, junto con Noruega y Finlandia, profesor
en centros académicos de Perú y México - destaca la presencia de presidentes en
Uruguay y Brasil, José Mujica y Dilma Rousseff, militantes en los movimientos
guerrilleros Tupamaros y Vanguardia Revolucionaria Palmares, respectivamente.
En Argentina, nos habla
de una vertiente del peronismo, con los esposos Kirchner, y Hugo Chávez, Evo
Morales y Rafael Correa, en la conducción de Venezuela, Bolivia y Ecuador, que
intentan modelos de renovación del Estado tradicional.
Vive aún en el recuerdo
popular el asesinato del Che, del poeta Javier Heraud, militante del Ejército
de Liberación Nacional; de Luis de la Puente Uceda, fundador del Movimiento de
Izquierda Revolucionaria – MIR, entre otras expresiones en la historia del Perú.
También advierte que en cincuenta años, son escasos
los cambios en el Perú, de manera estructural, a favor de los explotados y
oprimidos. El gobierno de Velasco, solo fue capaz de suspender por siete años,
los pasos del neoliberalismo, y a las izquierdas les faltó análisis y proyección para entender que el proceso
militar del 68 necesitaba un respaldo orgánico para afianzar las propuestas populares que el gobierno militar asumió y neutralizó el
ideario de las
guerrillas y subversivos de
entonces.
Del gobierno de Ollanta
Humala se analiza la expectativa que despertó su programa inicial, y que al
ganar las elecciones, en lo económico ha seguido la orientación de sus
predecesores, rescatando, el énfasis de
la gestión en los programas sociales para aliviar la pobreza.
De los diversos
testimonios de las guerrillas peruanas, Lust, enfatiza el rol del MIR,
movimiento que surge como respuesta a la conciliadora alianza del APRA fundada
por Haya de la Torre, en México de 1917.
EL MIR Y EL VASO DE LECHE
El MIR, desde la
emblemática piurana de Catacaos mantuvo la lucha por sus tierras, pero que sus
líderes tenían poca experiencia política.
La gente que apoyó el MIR fueron los amigos y familiares de los
guerrilleros. Al estallar el movimiento guerrillero, la represión fue intensa
en Piura y se extendió a varias regiones del país…, recuerda Julio Andrés
Rojas Julca, secretario general del MIR, aliado al desarrollo del Vase de Leche que el Alcade de Lima, Afonso
Barrantes promovió y que con los años se ha impuesto en varios países de
América Latina.
La acción guerrillera
fue simiente para la izquierda democrática, que en 1985, alcanzó una
candidatura presidencial, la de Alfonso Barrantes, pero que no ha logrado aún
un proyecto de unidad, en tanto las fuerzas del mercado consolidan el país mono
exportador de materias primas y un ejército de consumidores con bajos salarios.
El balance político de
los años sesenta, facilita la comprensión de los problemas y las condiciones
económicas, sociales y políticas que llevaron a la insurgencia de los
movimientos guerrilleros peruanos, y “descubre las causas de la derrota”.
En el marco de la
hegemonía política, económica y social de la burguesía peruana, además
integrada con la clase dominante internacional, Lust propone: Debate y trabajo en torno al desarrollo de la vanguardia
para la lucha por la transformación social.
Estudios actuales sobre
la realidad peruana no existen. La historia de la izquierda, en general, es escrita
por la derecha y por los “caviares” enclaustradas en ONG. El periodo 1980-2000
demanda un análisis basado en las lecciones
de lucha y construir, sobre las derrotas políticas, un proyecto de largo
aliente hacia la liberación social.
La izquierda debería ponerse a trabajar en
ganar la confianza de los pueblos peruanos para construir un proyecto en el
cual los pueblos determinen su propio destino. La
unidad de la izquierda debe ser la
consecuencia de una confluencia programática.
¿Cuál es la forma de
lucha, la táctica, la estrategia y la forma de organización, más apropiada para
alcanzar en el Perú el poder revolucionario democrático y popular?:
Algunas exposiciones como las de Jan Lust, Raúl Wiener Fresco, Edmundo Murrugarra, Delfina Paredes Aparicio, Ricardo Noriega
Salaverry, Guillermo Bermejo, Luis Arana Seguín, Milciades Ruiz, Enrique Ghersi
Silva, Nelson Manrique, Héctor Béjar, Genaro
Ledesma. Más la participación artística
de Delfina Paredes, Margot Palomino y Jaime Guadalupe, constituye una acertada convocatoria, un punto de partida, un
contrapeso a la acción intensa de la derecha local que pretende presentar un
gran progreso económico, en términos de inversiones de trasnacionales, pero con
una irregular distribución de los
ganancias en perjuicio de los trabajadores que han perdido su pequeña
parcela hipotecada o perdida finalmente.
Para los sectores
populares los hospitales son puertas colindantes
a los cementerios. La educación un pingüe negocio particular. Las políticas
sociales, cuestionadas por prensa cuasi monopólica que distorsiona la inversión
social como un gasto que pervierte a los
pobres.
*75 AÑOS
Ricardo Letts Colmenares (*Lima,
9 de agosto de 1937 - ) ingeniero agrónomo, político y periodista. Dirigente de
la izquierda desde 1960. Uno de los fundadores de Vanguardia Revolucionaria
(VR), Partido Unificado Mariateguista (PUM). Asesor en los movimientos
campesinos para la Reforma Agraria en la década de 1960 y de 1970. Diputado en
el Congreso de la República de 1990 a 1992, representando a la alianza de
partidos izquierdistas Izquierda Unida. Fundó el Comité Malpica (CM) en 1998,
con Raúl Wiener, Delfina Paredes y otros, organización en memoria de Carlos
Malpica Silva Santisteban, destacado intelectual de izquierda. Con el CM participó en la
Marcha de los Cuatro Suyos y en la Rebelión Popular del Pueblo de Lima del 28
de julio del año 2000. Fue director de las revistas Marka y Zurda y director del Diario de Marka (1983-1984.)
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