Master en Política Social
Desde hace algunos años, leo y escucho
sobre el conflicto limítrofe por territorios en controversia entre Moquegua, Tacna y Puno, luego me pregunto: ¿Por qué insistir en anexar los poblados de Tincopalca, Titiri, Aruntaya, Toroya, Tolapalca,
Jatumpampa, Cruzani, Huaytiri y Candarave a unos u otros? ¿Algunos de estos distritos
no pertenecen al Perú? ¿Coexistimos en mundos
diferentes? ¿Qué nos hace diferentes a unos y otros? ¿Qué motiva la disputa entre departamentos unidos por lazos históricos,
étnicos y comerciales?
Inmediatamente vino a mi mente una de las grandes composiciones de Augusto Polo Campos inmortalizada en
la voz del Zambo Cavero: “Cosechando mis mares, sembrando mis tierras, quiero
más a mi patria. Mi nación que luchando, rompió las cadenas, de la esclavitud. Es
la tierra del Inca, que el sol ilumina, porque Dios lo manda. Y es que Dios a
la gloria, le cambió de nombre, y le puso Perú. Y se llama Perú… Yo también me
llamo Perú.
Cuando escucho esta canción, mi
corazón se estremece y mis ojos se tornan brillosos, lágrimas de emoción fluyen desde lo más profundo de mí
ser. En ese instante, no logro distinguir si soy de aquí o soy de allá. Con qué
derecho nos autonombramos autoridad para decidir si este territorio
es de unos u otros, si somos los mismos.
Desde que el canon minero pasó del
20% al 50% en junio del 2002, se ha difundido
la idea, que estos territorios albergan enormes yacimientos mineros, albergando
en el corazón de comuneros y pobladores de estos pueblos en situación de pobreza
y falta de oportunidades, una esperanza, el canon minero.
¿Y si el canon es inexistente?, el año pasado a nivel nacional esta partida cayó en 25%, casi mil 200
millones menos con relación a 2012, además se ha anunciado que el
Canon va a bajar a menos de la mitad por la caída de los precios de materia
prima. Es probable que en 2014 el recorte sea mayor (dicen
que 25%). Así que en vez de dividirnos,
hay que ponerse a pensar en la pérdida de recursos necesarios y proponer la
reorganización del canon. Las regiones productivas tienen que recibir una mayor
parte de todas las ganancias, porque moqueguanos y tacneños tendrán que
vivir con las consecuencias de la minería.
Como ustedes pueden ver, sin querer
queriendo hemos agitado las aguas de la serenidad territorial, emprendiendo un
trajinar cual nuevo caballero andante por caminos indescifrables. Unos hemos
cuestionado la demarcación territorial, al asociarla con supuestos mayores
ingresos. Otros hemos sentido herida nuestra sensibilidad migrante, pues atenta
contra la esperanza y arraigo a la tierra que nos alberga. Y nadie logra aun, sostener que
la repartición tiene que ser equitativa a nivel regional, sin que el gobierno
nacional trate de normar el uso de manera que buena parte de los ingresos no
pueden ser invertidos.
“No vine a explicar al mundo,
sólo vine a tocar. No quiero juzgar al hombre, al hombre quiero contar”, decía
Facundo Cabral. Y es en este contexto que quiero compartir con todos ustedes un
diálogo del que fui testigo de excepción, entre el Gerente de una empresa
constructora y su administrador: “estoy preocupado, no lograremos cumplir con el
plazo establecido para entregar la obra, el tiempo es muy corto”. El subalterno
respondió: “Jefe, hay un grupo de hombres que desean trabajar, ellos tienen
experiencia y además son del Sur”. Hasta ahora recuerdo como cambió la
expresión de su rostro y el tono de su voz que decía: “contrátalos, con ellos
llegamos a tiempo, esa gente es trabajadora, responsable y fuerte, están
acostumbrados a trabajar doble turno, son de los que vienen a ganar y no a
gastar”.
Quedé gratamente sorprendida por el prestigio bien ganado
de mi raza aimara, porque soy moqueguana y también, me llamo Perú.
*Moquegua, "Capital del Cobre Peruano". 28.04.2014
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