La comunicación global arroja buenos frutos. La producción literaria ha dejado de ser patrimonio de élites o de la prensa local y exclusiva para el aldeano vanidoso.
Elga
Reátegui se fue del Perú a España, en busca de espacios, para
desarrollar sus capacidades de poeta, escritora y periodista. No es
fácil el camino, pero sí una experiencia grata si recordamos a Kafka
cuando recrea Oklahoma, el valle de oportunidades para todos, empezando
por los creadores y los amantes de la cultura.
De ternura y
sexo, la segunda novela de Elga Reátegui –después de El santo cura y
varios poemarios– recuerda a Dostoievski, el maestro del género, con
una trama que atrapa al lector, entre otras cualidades.
La
obra de Elga es una reflexión crítica a la televisión que recurre al
sexo –un acto natural de la especie humana, que ya Kamasutra ilustra con
imágenes, aunque los autores posiblemente nunca la practicaron– para
pervertir los valores sociales, desarticular a las familias y crear
crisis morales. En más de 600 páginas, su libro atrapa al lector porque
aborda los dramas y las alegrías de las familias disfuncionales, en el
más estricto sentido de la psiquiatría y de profesionales
multidisciplinarios.
Para Elga Reátegui, el
mundo es ancho y ajeno, aunque desde su atractivo blog convoca a
personajes del ámbito cultural, con una amplitud inusual que la
convierten en valiosa comunicadora latinoamericana.
La
lectura De ternura y sexo provoca vigilia, excitación, taquicardia,
rubor e insomnio. Otro ángulo es la visión sobre el rol social de la
familia. La crisis del planeta muestra dramáticas facetas de la familia
destruida por la ausencia del Estado, creyendo que solo el libre
mercado es la panacea para la vida. De este mensaje no se excluyen las
grandes empresas de la comunicación y su efecto en la convivencia
humana.
La reciente obra de Elga es un llamado
a la reflexión a los Estados y gobernantes a emprender políticas
públicas para orientar y aplicar planes nacionales que aseguren la
estabilidad de las familias, incidiendo de manera orgánica en las
personas adultas. La razón es que el modelo del emprendimiento
empresarial en América Latina –especialmente en el mundo rural o del
migrante– es aún una utopía a la que el libre mercado no encuentra
respuestas saludables. Es una responsabilidad social del Estado hacer
realidad el júbilo de los jubilados.
Publicado: 02/03/2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario