Mujeres indígenas en América Latina
Rumbo a nuevos
encuentros de Nueva
York, El Cairo y
Beijing, las Mujeres
Indígenas de las Siete
Regiones del planeta
caminan a su
Conferencia
Mundial, llevando la
preocupación por los
recursos naturales
que, empezando por
los de la cuenca
amazónica, son presa
codiciada de las
transnacionales para
ayudar a superar la
crisis global y así
poder mantener las
relaciones
asimétricas entre el
norte desarrollado y
el sur sur, en proceso
de movilización.
La Conferencia Global de Mujeres Indígenas se celebró el pasado mes de octubre con la asistencia de 300 lideresas de África, Ártico, Asia, Latinoamérica, Pacífico y Rusia, acordando fortalecer alianzas sobre las acciones de la ONU. “Porque si bien los Objetivos de Desarrollo del Milenio tienen alguna incidencia en los indígenas, ellos no estuvieron presentes en la formulación de las políticas públicas”. La cita global, en una ceremonia de espiritualidad, de amor a la Tierra, produjo un amplio despliegue de multicolores cultivos nativos, como una ofrenda síntesis, a la naturaleza. “De ella recibimos la vida, que es nuestra existencia vital, espiritual”, señaló Tarcila Rivera Zea, presidenta de Chirapac, Centro Cultural de Niñas, Niños y Jóvenes Quechuas, para el desarrollo de destrezas artísticas en Ayacucho. En 2011 fue elegida miembro del grupo asesor sobre la Sociedad Civil de ONU Mujeres. Y la música de Pachacamac, dirigida por Hernán Caro. El foro global mostró el “Universo
Audiovisual de los Pueblos Indígenas, en 22 películas que incluyen tradición, salud, educación, alimentación, autonomía, participación política, violencia contra la mujer, etc., cuyo diálogo fue dirigido por el escritor amazónico Róger Rumrrill y el arquitecto y poeta Armando Arteaga. Shimásini, uno cortometraje del director indígena Navajo
Blackhorse, sintetiza y plantea el drama de los pueblos indígenas respecto al incierto futuro de los niños: “Una joven que se debate entre migrar a la ciudad o quedarse a vivir junto con su abuela, mostrando el dolor del desgarro hacia la tierra, la comunidad y la familia”. La cuenca amazónica es la reserva natural más grande de Occidente, que viene provocando una nueva fiebre conquistadora, encubierta de modernismo materialista.
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