Escribe: Jorge Zavaleta
Alegre | Opinión - 11:55h
Tres sustantivos
comunes utiliza la past presidenta del diario El Peruano y el Instituto de
Radio y RV del Perú, María Pilar Tello, al ofrecer un examen en profundidad del
periodismo y los medios de comunicación bajo sus actuales prácticas y
modalidades.
La autora, doctora en
Derecho y Ciencias Políticas por la universidad mayor de San Marcos y la
francesa Grenoble, en esta investigación de 400 pp y una amplia bibliografía,
remarca que el mercado subordina a los medios a la implacable venta y la
audiencia, pero al mismo tiempo es la libertad de prensa el mejor sustento para
construir la democracia más allá de la connotación política.
La revolución
tecnológica del siglo XXI en materia de comunicación abre las fronteras para la
divulgación de ideas. Sin embargo, amplios sectores de la población, por falta
de dinero y oportunidades, no tienen acceso igualitario al conocimiento de la
verdad.
Los medios
tradicionales continúan vigentes, crecen en lectoría y teleaudiencia. Por ahora
se han convertido en el único referente para los pueblos donde la educación aún
no ofrece calidad.
Toda empresa defiende
sus intereses. La televisión por cable, los teléfonos celulares, están
articulados a grandes corporaciones. Las redes sociales y los blogs movilizan
conciencias pero no logran mantener por mucho tiempo los objetivos que se
plantean.
Las experiencias del
sistema público jurídico de la Europa moderna, en estos tiempos de crisis,
inducen a fortalecer los medios de propiedad del Estado, mediante directorios
con mayor autonomía e independientes del régimen de turno. Tarea difícil por
cierto en países adolescentes.
María Pilar Tello,
comparte juicios de valor con prestigiados investigadores, y destaca, por
ejemplo, la evolución de la prensa española a partir del último cuarto del
siglo XX, cerrando un largo periodo histórico iniciado en 1492:
El uruguayo Del Rey
Morató y el inglés Gerald Martin, advierten que el cambio de cultura política
de España se vio acompañado por revistas como Cambio16, y Diario16 (su última
edición fue en 1993) y El País que propiciaron una nueva comunicación abierta,
“encandilada por la transformación que rompía con el pasado y apostaba por la
tolerancia, por el pluralismo para el desafío del futuro y por la modernidad”.
Cambio16 se extendió a América Latina en los noventa encontrando tierra fértil
en Colombia con el liderazgo de Gabriel García Márquez y familia. Pero en Perú
y Chile, chocó con la intolerancia.
La revolución
tecnológica pronostica que solo los medios democráticos podrán tener larga
vida. Será imposible que persistan por mucho tiempo aquellos modelos como la TV
del escándalo que alienta Berlusconi o el emporio Murdock.
A manera de conclusión,
resulta interesante la idea de lograr “automediatizarse”, es decir un modo de
producción sin intermediarios, de compartir mensajes abiertos a los activistas
e ideólogos para afrontar el proceso de desintermediación comunicativa.
“Internet es una esperanza de mayor transparencia que recuperará la confianza
en los periodistas y los políticos, ahora intermediarios denostados”.
Las radios comunitarias
de las pequeñas aldeas, los periódicos locales y regionales, constituyen
referentes de libertad y fiscalizadores de las instituciones.
Entendemos que el
presente y futuro va más allá de la revolución tecnológica de la comunicación,
porque el periodismo tiene que ver con la ciudadanía, con el derecho a la
verdad. El Fondo Editorial del Congreso, al publicar esta obra de MPT, reconoce
la necesidad de un mayor dinamismo en esta línea editorial.
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