La Virgen del Samiria, título de una nueva novela de Róger Rumrrill, es una mirada incisiva en torno a la Amazonía amenazada.
La investigación sigue la ruta de José C. Mariátegui y José
María Arguedas, con renovadas reflexiones sobre el Paraíso Terrenal en el Nuevo
Mundo, que durante la colonia fue una provocadora tesis
bíblica para los reinos europeos sedientos de tesoros.
El autor nos lleva a revisar la historia del Jardín Edénico:
La universidad más antigua de América, San Marcos, convocó a la
intelectualidad colonial más destacada
de Lima para escuchar al Virrey. Pero una indisposición de Micaela Villegas, la
Perricholi, motivó su reemplazo por un
erudito.
Fue Antonio León de Pinelo, un judío culto, quien defendió la
tesis de que el Jardín del Edén estuvo en el
triángulo fluvial del Pacaya - Samiria, un equivalente al Eufrates y el
Tigris de la gran Mesopotamia, la cuna
primigenia y fundadora de la raza
humana.
En la estación de preguntas, a invitación del Rector, alguien
preguntó: Si nuestros primigenios Adán y Eva, después del reprobable pecado
cometido fueron expulsados por Dios del Jardín del Edén ¿quiénes son los que hoy viven en ese ex paraíso del
Pacaya – Samaria?
Los Mucama – Kukamiria, igual que sus padres los
Tupi-Guaraní, creen que el Pacaya-Samiria es el Axis Mundi, aunque entre los
teóricos virreinales son primitivos,
atrasados y abandonados por Dios, y por nuestros primeros padres. Viven allí
peleándose entre ellos y entre otras cuencas y ríos del universo
amazónico.
Rumrrill, natural de Iquitos,
explica, con razones de orden
histórico, cultural y político, el porqué
el ser amazónico es diferente al resto de los peruanos: “Los Amazónicos
no han sido marcados ni por el feudalismo andino, ni por el perricholismo
virreinal de los costeños y en especial de los limeños. No padecen ni el
complejo de la opresión feudal del gamonalismo, ni la picardía, ni la
malicia de la cultura criolla”.
“Nuestras raíces
culturales, agrega, están
hundidas en la cultura milenaria de las civilizaciones indígenas precolombina y
nuestra formación cultural e histórica
es republicana. No hemos padecido nunca del síndrome colonial”.
El autor de La Virgen
del Samiria, con ayuda de la historia,
la economía, el psicoanálisis, los
psicotrópicos, (ayahuasca) y el chamanismo
amazónico, atraviesa el universo científico, con una rica prosa literaria.
Sus argumentaciones elevan las voces para
cuidar aquel Edén poblado desde hace milenios por culturas que dominan el
sistema hidrográfico más complejo del planeta: ríos, cochas e insondables
remolinos que dan vida a una flora y
fauna infinita, cuya protección reclama regular la exacción transnacional bajo
las pautas de los Apus.
Rumrrill, desde una perspectiva freudiana, analiza el erotismo
y la sexualidad amazónica, como una
relación incestuosa entre la madre naturaleza y la depredación de su riqueza. Las etapas del caucho, el oro
negro del petróleo y del oro blanco son
tres violaciones sucesivas de los siglos XIX y XX.
María Reátegui, La Virgen, en la novela de Rumrrill, representa la degradación de la mujer, al
servicio sexual de un campo petrolero de Hamburgo, la Petro Samiria, que competía
con las ambiciones del reino Británico allá en los años de 1908.
A un poblador nativo, no le quedan posibilidades para ser agricultor,
ni pescador, ni maderero. Solo le queda el camino de la
extracción de la droga y depender de la fiebre importadora de productos de todo
el mundo.
Jorge Nájar y Danilo Sánchez Lihón, en el prólogo de la
Virgen…, ratifican para Rumrrill su condición de Amauta, porque constituye la
reserva moral de la Amazonía como
ofrenda a su país natal, América Latina
y el mundo. Su trabajo en defensa de la conservación de
la Amazonía, en función de la filosofía de vida de sus habitantes nativos, coincide,
con los más grandes movimientos
ecológicos que postulan el desarrollo sostenible.
Rumrrill, muy cerca de
Bubinzana y CHIRAPAQ, centros de
culturas indígenas del Perú, aboga por rescatar a la madre desgarrada, explotada y prostituida, por aventureros
organizados y sin límites, que han
destruido territorios y pueblos enteros.
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