Jorge Zavaleta Alegre Periodista
Diagnósticos del Perú sobre personas con discapacidad dan cuenta sobre la escasa inclusión social en el campo laboral, sobre todo para aquellas que tienen quebrantada su salud mental, realidad que plantea una profunda reflexión y acción por parte del Estado y del sector empresarial.
Fecha:19/11/2012
La jurisprudencia nacional y los convenios internacionales que respaldan y promueven soluciones para las personas discapacitadas son abundantes, aunque no se precisa el campo de la salud mental.
Vemos una encuesta de 2007: La mayoría de empleados (49%) recomendaría la contratación de personas con discapacidad física (motriz o destreza), porque son las que mejor se adaptan al ambiente laboral de las empresas. Con relación a las personas con discapacidades de habla, los porcentajes son: (23%), de audición (14%), visual (9%) e intelectual (5%).
Pero hay una mayoría de empresarios que no ven posibilidades o interés para la adaptación laboral de la persona con desórdenes sicológicos.
Sin embargo, esta dolorosa visión encuentra algunas referencias de verdadera responsabilidad empresarial.
Por ejemplo, en Huanta, un exitoso empresario, dueño de una cadena de tiendas de artefactos eléctricos, donó su antigua residencia, hace diez años, para ser convertida en la Casa de la Verdad y la Reconciliación.
En esa casona de arquitectura regional de piedras de Huamanga funcionan talleres de artesanía, dirigidos por diestras madres campesinas que tratan de superar, junto con otras trabajadoras, profundos transtornos psíquicos derivados de la guerra.
En América Latina, la situación de las personas con discapacidad sigue caracterizándose por una tremenda desigualdad, por grandes brechas socioeconómicas.
La ONU, en 1994, señalaba que las personas con discapacidad también enfrentan "la ignorancia, el abandono, la superstición y el miedo, factores sociales que a lo largo de toda la historia las han aislado y han retrasado su desarrollo".
En algunos aspectos la igualdad de oportunidades solo se ha alcanzado a nivel normativo. Según el INEI, la Tasa de Desempleo real de las Personas con discapacidad es: 90%.
Recordemos que la Responsabilidad Social surgió en los años 30 del siglo anterior, para combatir los estragos de la Gran Depresión. La población culpó el fracaso de los negocios, de los bancos y de la pérdida de trabajos, a los empresarios que extremaron el cuidado de sus propios intereses.
En el Perú, la legislación establece que la Empresa Promocional, bajo cualquier forma de organización o gestión, es reconocida como tal cuando ocupe un mínimo de 30% de sus trabajadores con discapacidad, de los cuales 80% deberá desarrollar actividades relacionadas directamente con el objeto social de la misma. La salud mental no debe ser traba para la inclusión social.
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