Jorge Zavaleta Alegre Periodista
¿Para qué sirve el poder? La respuesta es aparentemente sencilla, pero tiene sus complejidades, porque el error, la ignorancia, la ceguera, el desmedido afán de riqueza, progresan por todas partes, al mismo tiempo que nuestros conocimientos.
Filósofos como el francés Edgar Morín, el cubano Pedro Sotolongo y otros académicos como Julio Rojas Julca, Teresa Salinas, José Matos Mar, Héctor Bonilla, miembros del Instituto del Pensamiento Complejo (IPCEM), que desarrolla proyectos con apoyo de las Naciones Unidas, demandan una toma de conciencia radical "ante una nueva ceguera ligada al uso degradado de la razón".
En esa misma línea se inscriben otros estudiosos del conocimiento humano como Alfredo Filomeno Jarrín, quien nos explica la importancia de la ética del poder para enfrentar las amenazas que enfrenta la humanidad ligadas al progreso ciego e incontrolado del conocimiento y las manipulaciones de todo orden.
Filomeno fue presidente de la Juventud Demócrata Cristiana de América Latina (JUDCA) y miembro del Comité Mundial de la DC entre 1969 y 1970. Presidió la Conferencia Socialista Latinoamericana en 1986.
Dejó la política activa en 1991, junto con la mayoría de figuras públicas del Partido Socialista Revolucionario (PSR).
La reciente compilación y edición de Ana María Ramírez y Susana Bedoya, presentada en un concurrido acto, en especial estudiantes y jóvenes profesionales, con saludos múltiples desde el exterior, particularmente de las universidades de Pittsburgh, Arkansas y Washington, plantea el renacimiento de los conceptos y acciones indispensables para recuperar las luces de la razón.
En el prólogo del libro, que contiene 20 comentarios y el anuncio de Crónicas del Pasado, José Miguel Insulza –actual secretario general de la OEA– sostiene que esta obra "ha sido escrita para celebrar al hombre político. Una persona que ha dedicado por décadas sus mejores esfuerzos a intentar mejorar a vida de su país y de los hombres y mujeres que viven en él".
Agrega que "esta debería ser siempre una actividad colectiva. Nuestra historia no es una historia de individuos aislados, sino de personas que no han compartido muchas jornadas en una batalla por la democracia, la libertad y la justicia, que parece no tener fin".
Juan Borea manifestó: "Solo el compromiso con una causa y con una organización, que en ocasiones requerirá el abandono y la renuncia de posiciones personales o expectativas legítimas, abre la posibilidad de una acción política seria al servicio de la sociedad"
José María Salcedo, productor de cine, escritor y activo comunicador de radio y televisión, también comentó sobra esa obra: comenta: "Alfredo es el hombre de los sueños de invierno en una casona de Miraflores. En el frívolo torneo político de las declaraciones de principios y los juramentos, él, con su voluntaria opacidad, defiende las instituciones..."
Fecha:15/11/2012
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