Jorge Zavaleta Alegre. Cambio16,Madrid
Argelia, ex colonia francesa, celebra cincuenta años de su liberación. Las raíces étnicas y religiosas de muchos de los actuales
conflictos sociales del mundo provienen del período cuando Europa desmanteló sus
imperios, y gran parte del planeta ganó la independencia.
La escritora argelina
Wassyla Tamzali (1941), con su
constante producción asociada a la
militancia feminista y laicista, analiza la islamización moderna de los países
al sur del Mediterráneo, la opresión de la mujer y la primavera en los países árabes.
En su más reciente libro Mi tierra argelina, aporta un testimonio
excepcional sobre la revolución y la guerra civil, incluyendo su
visión de aquellos movimientos después
de la Primavera de París, tales como:
La Banda de los Baader-Meinhof
o fracción del Ejército Rojo de Alemania
Federal. Lotta Continua ("lucha continua"), organización
obrero-estudiantil de Turín, que emerge en universidades y fábricas. Y Sendero Luminoso, cuya militancia
radical y terrorista se gesta
entre los jóvenes, hijos de ex latifundistas, que ingresan a la reabierta
Universidad de Huamanga y comprueban su soledad, entre los campesinos
pobres, sin señores feudales, pero con un estado de espaldas al universo rural.
La vida de los argelinos está sembrada de tragedias. Wassyla Tamzali, recuerda a su progenitor,
asesinado por un joven anónimo: “Le solicitó
una entrevista con mi padre, porque tenía una carta que solo debía darle a él.
Esperó un buen rato, cubierto por el sayo blanco de un montaraz. Cuando salió
para desembarazarse de él, según le dijo
el banquero con quien se encontraba, el joven le tendió la carta bajo la que
sostenía un revólver que disparó a quemarropa del lado del corazón. Para mi padre la muerte tuvo el rostro de
aquel chaval, y si lo retuvo entre sus brazos fue, sin lugar a dudas, para
preguntarle por qué, por qué le asesinaba”
W. Tamzali, abogada en su Argelia natal, dedicó esfuerzos
desde la UNESCO y la cooperación transmediterránea por la igualdad de género.
Ha publicado El burka como excusa, Carta de una mujer indignada y el más reciente Mi tierra argelina, por Saga Editorial - Barcelona, que comienza a
tener presencia en Argentina y Perú.
“Si tengo que dar un consejo, es que piensen que detrás de
cada revolución hay una contrarrevolución. Sucedió también en la Revolución
Francesa. En cuanto empiezan a surgir indicios de libertad, de inmediato surge
algo contra la libertad. Es un principio que no se debe olvidar”, reflexiona en
sus exposiciones de cine magrebí y sobre la libertad de expresión.
Los movimientos islamistas hoy día no son movimientos
revolucionarios, explica. Los europeos piensan que en los países árabes hoy
únicamente puede haber revoluciones islamistas. Es falso. Los islamistas son la
contrarrevolución. Se ha visto en Irán y lo estamos viendo en los países musulmanes.
Es una contrarrevolución muy fuerte, porque la protagonizan no solo los
islamistas sino todas las fuerzas reaccionarias de los países. Los jóvenes no
han hecho la revolución por la nación, sino para ellos. Quieren ser libres. Libertad,
es una palabra que se ha pronunciado por primera vez en el mundo árabe.
Las mujeres han tenido
protagonismo en la Primavera Árabe. Cuando
ellas salieron a hacer la revolución árabe en Egipto, Túnez, en todos los
países, no salieron como feministas sino como ciudadanas. En la guerra de Argelia, todas las mujeres
participaron al igual que los hombres. Cuando el país fue liberado, también
ellas volvieron a casa.
Argelia no había vivido una revolución, sino una lucha de liberación. Y la lucha de liberación no es revolucionario, nunca, sino nacionalista. Los textos del Corán sobre la mujer y los textos de los contratos de matrimonio de la Grecia clásica, son lo mismo. Recuerda a su connacional Albert Camus, quien en El mito de Sísifo sabe perfectamente que la roca volverá a rodar hacia abajo, pero la volverá a empujar hacia arriba; está libre porque encuentra la libertad en la razón de su falta de libertad.
Argelia no había vivido una revolución, sino una lucha de liberación. Y la lucha de liberación no es revolucionario, nunca, sino nacionalista. Los textos del Corán sobre la mujer y los textos de los contratos de matrimonio de la Grecia clásica, son lo mismo. Recuerda a su connacional Albert Camus, quien en El mito de Sísifo sabe perfectamente que la roca volverá a rodar hacia abajo, pero la volverá a empujar hacia arriba; está libre porque encuentra la libertad en la razón de su falta de libertad.
¿Le han sorprendido los resultados de las elecciones, el que
los islamistas sean la segunda fuerza más votada? Le pregunta la prensa. No, en
absoluto, se habla de la Primavera árabe, pero yo diría que es el deshielo.
Tras cincuenta años, es el fin del poscolonialismo. El futuro de los países
árabe está en ellos mismos, no en Europa.
Después de 50 años de liberación, Argelia soñaba con un
futuro mejor y Francia prefirió enterrar el recuerdo y no volver la vista
atrás.
Pero las heridas continúan abiertas. Para Tamzali, la cuestión de la mujer en los países árabes "es una cuestión política, no religiosa".
Por eso, cree que los comportamientos de racismo en Europa hacia los musulmanes fomentan el auge del islamismo.
Pero las heridas continúan abiertas. Para Tamzali, la cuestión de la mujer en los países árabes "es una cuestión política, no religiosa".
Por eso, cree que los comportamientos de racismo en Europa hacia los musulmanes fomentan el auge del islamismo.
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