Francisco Carranza Romero[1], Hyesun Ko[2]
[1] Investigador del Instituto
de Estudios de Asia y América, Universidad Dankook; Profesor emérito de la
Universidad Nacional de Trujillo, Perú.
versiones que guardan cierta similitud como si provinieran de una misma fuente primordial. Por
ejemplo, en un relato tsotsil de la región Bochil en Chiapas, México, el hombre oso es llamado
Chonman, quien después de liberar a su madre del cautiverio en el osero se hace respetar en el
pueblo con el recurso de su fuerza e inteligencia, luego se convierte en el protector de los débiles,
combate contra todos los enemigos hasta contra el mismo demonio, y muchos de sus actos producen
cambios en el destino de los animales como el conejo que se vuelve orejón por el castigo que
recibió por comer sus plantas, y la ardilla que se vuelve en aprovechadora del cultivo porque
Chonman le rompió su ollita mágica que le daba alimento sin que trabajara.
En el presente trabajo se presenta dos mitos: uno de Perú y otro de Corea, países
geográficamente muy lejanos. Luego se establecen las similitudes y diferencias de estos mitos.
MITO QUECHUA: JUAN OSO
Es un mito muy extendido en el mundo andino, por eso hay muchas versiones. En 1586 (año
en que terminó de escribir su “Miscelánea Antártica”) el sacerdote y cronista español Miguel
Cabello de Valboa (Nacido en Archidona, Málaga entre 1530 a 1533. Muerto posiblemente en
Camata, Perú en 1608) nos refiere escandalizado de la barbarie en que vivían entonces los nativos
de las Indias Occidentales manteniendo relaciones sexuales con animales. Sobre la relación del oso
con la mujer nos informa de tres casos que le han informado pero de los cuales no ha sido testigo.
El primer caso: “Un Obispo de nuestras Yndias me certificó que auia allado en la Provincia
de Carangue (cerca de Quito) una Yndia preñada de un Oso, y la hizo tener en guarda, y pario un
monstruo muerto”.
El segundo caso: “En la provincia de los paltas en el Pueblo llamado Numbacola (termino
de Loxa) arrebato a una moza (de 15 ó 16 años), y la llevo á unos asperos riscos donde tenia su
cueba, y alli la hizo dueña y dejo en cinta, y la pobre moza no podia (ni osaua) bajar de tan riscado
lugar, y tomo por ultimo remedio ajustarse con la voluntad, y modo de vivir del Oso, y ansi se
sustentava de la carne que el bruto le traia y esta comia cruda como fiera silvestre, vino el tiempo de
parir, y fue su parto una criatura muy semejante a racional y solo desagrado á barbara madre un
largo rabo que tenia semejante á el de su padre; y enfadada de aquella fealdad quando el Oso era ido
a caza, se lo corto como mejor pudo, y en breue murio aquella criatura, por la mucha sangre que le
salio”.
El tercer caso ya no pertenece al mundo andino: “Y de otro tal y tan nefando aiuntamiento
diuio nacer en la Ysla de Sant Vicente (costa de Brazil) aquel fiero monstruo que Antonio Ferreyra
mató el año de 1566 del cual dicen andar en dos pies, y ser Ermafrodito, y que tenia tetas como
muger, y los pies de Gallo, y el ocico de Puerco, y las manos de hombre, y el cuerpo muy belloso”.
1Cabello Valboa, Miguel: “Miscelánea antártica, pp. 221-212.
No hay ninguna duda de que el sacerdote está describiendo al hombre oso como un ser
monstruoso y diabólico, pues sigue la iconografía medieval del diablo tan usada por los
evangelizadores de esa época. En los tres casos referidos, el hombre oso muere sin que su existencia
hubiera tenido algún significado. Es posible que el cronista haya escuchado varios relatos más
largos de la vida y aventuras del hombre oso, relatos tan comunes en el mundo andino; pero que
debido a su celo religioso no los haya escrito sino que se haya dejado llevar por sus perjuicios hasta
llegar a calificarlo de aberración y monstruosidad. Por tanto, todo lo que se hacía en la conquista y
la evangelización era válido y bueno. Quizás no se le pasó por su mente que se trataba de un mismo
mito prehispánico presente en diferentes lugares.
Argumento
El siguiente mito pertenece al Callejón de Conchucos, área de la antigua cultura Chavín,
departamento de Ancash, Perú, y que en texto íntegro aparece en nuestro libro “Madre Tierra, Padre
Sol”.
Un oso (ukuku o ukumaria en quechua) se enamoró de una pastora a quien la raptó y la llevó
a su cueva de entrada accesible sólo al oso. En esa cueva tapada por una inmensa roca que
solamente el oso la podía mover, nació el engendro de ambos, quien al crecer llegó a comprender
los sufrimientos de su madre cautiva. Compadecido de su madre e indignado del abuso mató a su
padre y liberó a su madre.
La madre llevó a su hijo al pueblo donde la gente lo llamó Juan Oso. Allí compitió con sus
coetáneos hasta demostrarles su superioridad física y mental. Como crecía más que los demás,
también comía más que los demás, y el abuelo, incapaz de alimentarlo, lo llevó a la casa del curaca
(cacique) donde sorprendió a todos con su fuerza descomunal. El curaca, después de cierto tiempo,
también trató de deshacerse de él porque consumía mucha comida. Pero, cada intento de matarlo se
convirtió en una aventura para Juan Oso.
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