Por FRANCISCO CARRANZA ROMERO*
Cayó una mosca en una olla llena de carne.
A punto de ahogarse en la salsa, exclamó para sí misma:
Comí, bebí y me bañé; puede venir la muerte,
No me importa ahora.
-ESOPO-
“Ponte mosca”, aconseja el mayor, que puede ser el padre, hermano, tío, primo o amigo al menor que todavía no sale de su cascarón, y que por eso es considerado ingenuo, inocente, sano, zanahorio.
“Ponte mosca”, grita el profesor. Entonces el niño comprende que el mismo principio rige en su casa y en
la escuela. Debe ser una verdad y una virtud ser mosca, piensa y comienza a abrir mejor los ojos y los oídos; y aprende a afinar sus reflejos como las moscas mayores.
Las moscas laicas y religiosas revolotean donde hay miel que con su olor y color las alocan. La fragante miel
dorada despierta las ambiciones, por eso zumban chocándose o esquivándose. Al final, la mosca más mosca
goza plenamente de esa rica miel. Otras moscas perdedoras, pero no resignadas, se satisfacen lamiendo felices las sobras. Si la mosca ganadora no mantiene sus antenas bien afinadas, y si no controla a las derrotadas, el banquete mosquino puede terminar en peleas o en golpes de estado
Sin embargo, las moscas no sólo gustan de la melifagia, también se deleitan de la coprofagia, por eso
revolotean emocionadas sobre el excremento. Es que la miel y el excremento son sus platos preferidos. Y si
tuvieran que optar por la miel o el excremento, con toda sinceridad y sin ningún prejuicio, optarían por el segundo plato.
Estos dípteros abundan en todas las ocupaciones y hasta en las desocupaciones. Los políticos moscas recurren, especialmente en los tiempos de las campañas electorales, a zumbidos melosos y a acrobacias para embaucar al pueblo con tal de ganar sus votos. Son moscas que cambian de colores y discursos según las circunstancias. Y el mosquerío popular se deja seducir fácilmente sin cuestionar si las promesas son compromisos.
Los periodistas moscas publicitan los actos más viles de la humanidad y hasta se convierten en acólitos
de los necróforos que viajan por el mundo como los jinetes del Apocalipsis. Hay medios de comunicación
que se alimentan golosamente de la suciedad de la sociedad.
Los negociantes moscas compran y venden sin preocuparse si los productos son benéficos o perjudiciales
a la humanidad. Ellos sólo piensan en las ganancias monetarias y no en los seres humanos.
Las moscas uniformadas capturan, torturan, matan y desaparecen a todos los que alteran el bendito statu
quo. Ellas no se responsabilizan de sus actos. “Cumplimos las órdenes superiores”, se justifican. Ergo, no
están preparadas para juzgar las órdenes. Lo que les importa es que les paguen bien por cumplir las órdenes
y que los asciendan pronto. Los escribidores moscas zumban alrededor de los palacios tratando de agradar a los jerarcas con sus zumbidos y acrobacias verbales. Es que están hambrientas del banquete del poder. Estas moscas son los “intelectuales baratos” que venden su libertad por una gota de miel.
También hay clérigos moscas que, con tal de gozar de los privilegios del poder, se convierten en los capellanes privados de los dictadores. Son sus confidentes, cómplices e intermediarios ante Dios. Dicen que todo lo hacen por la gloria de Dios. Amén.
¡Ponte mosca!, grita la mosca mayor de alas duras y tensas por haber volado mucho. La larva se retuerce
pesadamente y ya sueña con tener alas para poder volar muy alto y muy lejos. Quiere dejar pronto su estado larvario, quiere ser mosca para tener éxito en la vida.
Es que, en la realidad social, hay moscas vivarachas que comen rico; gozan la vida a expensas ajenas; se reproducen promiscua y libidinosamente; y en los negocios sucios están en su salsa comiendo, bebiendo y bañándose.
Los hombres moscas recurren a todo para cosechar los éxitos con el menor esfuerzo posible. Están atentos a los descuidos de otros. ¡Qué moscas tan exitosas! Y al respecto, siempre me he preguntado sin hallar
respuesta hasta ahora: ¿Desde cuándo la mosca es un modelo para el peruano? ¿En quién o en quiénes pensó Esopo al escribir su breve fábula sobre la mosca?
La expresión imperativa y exhortativa “¡Ponte mosca!”, es muy popular en Perú y tiene también otras
equivalencias como éstas: Avívate. Despierta. Y en el nivel coprolálico (copro: excremento; lalia: lenguaje)
existe la siguiente expresión que huele al plato más preferido por las moscas: Desahuévate.
* Profesor en Hankuk University of Foreign Studies, Seoul, Korea.
"El universo de el búho" (México D-F.)
Papel de Arbol (Perú)
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