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Actualizada: 30/01/2011 A las: 20:12
Noticia 124 veces leida Revista Cambio 16 - Nº 2044
"Teresa Mestres Planas poseía una vitalidad que muchos jóvenes quisieran tener, les dictaba cátedra"
Teresa Mestres Planas, reconocida artista plástica de nacionalidad española, que llegó al Perú exiliada de la guerra civil de su país, falleció en Lima la madrugada del 14 de enero y fue sepultada en un cementerio muy cerca de la ciudad preinca de Pachacamac, despedida por sus discípulas y amigas. La pintura de esta ‘niña de la guerra civil española’ es una alegoría del tiempo en las culturas de Iberoamérica. Su última exposición fue el pasado verano en la sala Luis Miró Quesada del municipio de Miraflores, como parte del 475 aniversario de la fundación de la capital peruana.
La exposición de Teresa Mestres, titulada “Vivencias”, fue convocada por España en el semestre que ejerció la presidencia de la Unión Europea. Teresa Mestres, en uno de sus libros testimonio, recuerda que tuvo que salir de su natal Vilanova i La Geltrú, junto con sus padres. Y acompañó a su familia en un peregrinaje por Nueva York, Argentina, México, Cuba y Perú. En La Habana, su padre recibió de Ernesto Che Guevara un documento de expropiación de la planta azucarera que acababa de construir con inversión española.
Teresa estudió permanente la historia de América. Y en su obra pictórica recogió las costumbres y tradiciones, incluyendo conceptos del esoterismo, tema tan vigente en los sectores populares, alternando con juegos de naipes, sesiones con brujos, hechiceros y chamanes. Así nos entregó una colección de acuarelas, que explican el zodíaco, desde una visión integradora de la cultura.
Además de la acuarela, destacaba en el óleo, en el acrílico, en el grabado. No obstante sus años, poseía una vitalidad que muchos jóvenes quisieran tener. Ella dictaba cátedra a la juventud. Una de sus principales líneas de creación fue la figura del caballo. Y al pintar Las amazonas recrea no solo las amazonas de Orellana, sino las dificultades que viven los pobladores nativos en una etapa en que la rica biodiversidad de Sudamérica pasa por un necesaria e intensa revisión y consolidación de las normas del biocomercio. Sus amazonas, cabalgando caballos salvajes, son comparables o nos hacen recordar a los personajes de Avatar, la película norteamericana de tanto éxito en la taquilla, que presenta a mujeres alargadas, como seres humanos replicantes.
Sus creaciones enriquecieron galerías privadas y públicas de Europa, América y Australia, incluyendo el Palacio de la Generalitat, en Barcelona. Fue la única pintora de América que estuvo presente en el homenaje a Antonio Gaudí (Barcelona, 2006).
La guerra española expulsó a múltiples espíritus ilustres en artes, ciencias, literatura, filosofía y otras vertientes liberales, y Teresa Mestres encontró en Lima un clima para continuar sus estudios. Fue seguidora de Teodoro Núñez Ureta, uno de los pintores más reconocidos del Perú y amigable entrañable de Borka Sattler, con quien dictaban clases en su galería. Sus discípulas del Taller Mestres y del Grupo Talleres lamentan tan valiosa pérdida y al mismo tiempo anuncian la continuidad de las lecciones aprendidas.
A manera de corolario, Teresa Mestres afirmaba que las galerías de arte están cerrando y que los centros culturales han tomado la posta. “Ahora todo vale. La originalidad y el atrevimiento llaman la atención. Las masas compran lo que la propaganda le sugiere. La tecnificación está inundando todos los planos del arte y la vida de las personas. Y justamente ha surgido un campo muy competitivo y el pueblo va imponiendo su arte, su manera de perennizarse por medio de la artesanía. Es el nuevo boom. Todos queremos trascender de algún modo. No obstante este clima adverso para el arte, mi pintura llama a la calma, no uso el humor para zaherir o para la burla”.
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