El nuevo periodismo subsistirá en alianza con
la nueva tecnología que hace posible la democratización de la información
Jorge Zavaleta Alegre
Lima, Perú
ArgenPress Cultural
La prensa atraviesa por una obligada
transformación. Solo la calidad, sustentada en la libertad y la verdad, asegura
larga vida a la buena prensa. Y la muerte o el olvido para aquellos medios que
se valen del silencio o de la exaltación del dolor humano como una materia
prima en el intento de inmovilizar comarcas enteras.
Estas meditaciones renacen en los libros
publicados por la CAF y la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI),
liderada por Gabriel García Márquez, tras sucesivos talleres sobre ética,
periodismo profesional y la empresa periodística en América Latina, con
participación de experimentados editores y reporteros de habla española.
Uno de esos libros es dedicado a los Carnavales
de Barranquilla, conjunto de crónicas, largas y bien escritas, que despiertan
un fervor medioeval. El carnaval tiene su Rey Momo y sus reinas, figuras que
encuentran su origen en la burla del pueblo de la tradicional jerarquía de las
monarquías. Décadas atrás la monarquía se reproducía no con burla popular sino con
gran veneración y una fuerza inaudita.
En los últimos años, proliferan las reinas de
arriba abajo de la sociedad y se extienden a la región: La reina oficial, la
popular, las reinas del barrio, las de los vecindarios, la reina gay, la reina
infantil, las reinas de los pueblos limítrofes y las otras muchas soberanas. La
democratización del reinado. Y se debe en parte a la sapienza popular urbana
que entiende que si todas organizan su reinado y eligen su reina se ampliará el
círculo de participantes y de compromiso con la fiesta popular fortaleciendo
así su propio carnaval.
En Barranquilla hay una innovación. Las Abuelas
galácticas, en la vía Batalla de las Flores. Se disfrazan como conejitas, como
personajes de película fantástica. Este ejército de abuelos constituye una de
las imágines más extravagantes en el Caribe colombiano. El requisito es tener
más de 65 años. La Mucura de la Tercera Edad compite con el protagonismo de
cientos de bailarinas, de modelos semidesnudos. Les gusta ganar el título de
reina de reinas, más que el de reina popular.
Por tradición estas reinas han sido siempre
niñas bien, de familias influyentes, educadas en colegios caros dirigidos por
monjas y sin son designadas por su gracia, pero primero por aquello. El
carnaval dura dos meses, desde su preparación. Es mucho lo que gusta de la
fiesta traída de Europa que sirvió para resistir las jerarquías monárquicas y
darle rienda suelta a la risa, el país, el placer, lo prohibido, lo grotesco y
lo erótico.
La identidad del carnaval es el mestizaje del
mestizaje. Por eso esta convencida de que el único modo de preservar el
carnaval como algo vivo, sin nostalgia, es continuar con la mente abierta hacia
el mestizaje e intercambio cultural que sugiere inclusive la aparición de
disfraces personajes de la política internacional.
La remembranza de los carnavales, así como su
interpretación dentro de la cultura y el nuevo periodismo, se advierte en La
invención de lo cotidiano de Michel de Certau, cuando señala que los
procedimientos populares (también minúsculos y cotidianos) juegan con los
mecanismos de la disciplina, la creatividad dispersa, táctica y artesanal de
grupos o individuos.
En igual forma, Mijail Bajtin, en su
aproximación al pensamiento de Rabelais, nos legó la figura mítica del héroe novelesco
o sus propuestas sobre el carnaval.
Es el gran teórico de la risa, de lo cómico y
de lo grotesco, y del poder (o contra-poder) que ejercen las escenas irrisorias
de las prácticas carnavalescas, sus ritos, los ceremoniales y la lógica
ambivalente de su puesta en juego.
La seriedad, en tanto que forma autoritaria, en
tanto que ejercicio del poder que se establece para intimidar o prohibir, queda
al descubierto con el carnaval y sus dispositivos escénicos.
El Nuevo Periodismo subsistirá y en alianza con
la nueva tecnología que hace posible la democratización de la información, para
hacer frente a los conglomerados que ignoran la libertad y la verdad.
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