http://www.elmercuriodigital.net/2016/09/dia-del-corazon-se-pueden-predecir-los.html#.V-53Dih97IU
RAZÓN – ¿SE PUEDEN
PREDECIR LOS INFARTOS?
Por
Jorge Zavaleta Alegre
Los Sentimientos y el Corazón. Hay corazones de oro, de piedra, de león,
de color negro, grandes, bondadosos, valientes, mezquinos, encogidos, henchidos
de alegría, saltarines… Corazones, en resumen, que encarnan lo mejor y lo peor
del ser humano.
Una nueva investigación revela que del amor al odio, nuestros
sentimientos juegan un papel vital en el funcionamiento del corazón. Los
sentimientos hostiles promueven la liberación de hormonas relacionadas con el
estrés en nuestro torrente sanguíneo. Estas hormonas hacen que las arterias
coronarias se contraigan, aceleren el ritmo cardíaco, aumenten la presión arterial
y los niveles de azúcar y grasas en la sangre y el resultado global es que el
corazón se ve sometido a un mayor esfuerzo. La vida comienza y termina con el
latido del corazón.
Los griegos, creadores de la retórica, pasaron siglos debatiendo el
asunto de la ubicación del alma y los sentimientos. Platón apostaba por dos
almas, una de las cuales, inmortal, residía en la cabeza, y la otra, mortal,
habitaba el corazón y albergaba los sentimientos. Aristóteles optó por un solo
lugar para las dos almas: el corazón
La SALUD según la definición de la Organización Mundial de la Salud es
el estado de bienestar físico, psíquico y social. Esta definición engloba a la
persona en sus aspectos bio-psico-sociales.
La Vulnerabilidad es una condición que facilita la enfermedad. La
concurrencia delos factores de riesgo tradicionales y psicosociales predispone
a un estado de vulnerabilidad, que es predictor de enfermedad coronaria. A los
factores de riesgo tradicionales para la enfermedad coronaria, como la
Hipertensión Arterial, el sedentarismo, o el colesterol alto se han agregado
los llamados Factores Psicosociales.
La expresión emocional del conocimiento es
el amor, amor y realidad son una misma cosa; porque amar, y por lo tanto la
capacidad de dar y recibir, depende de la capacidad que se tiene para percibir
la realidad sin distorsiones. Todo esto genera nuestra tercera riqueza o bien
básico: http://es.scribd.com/doc/111859776/icontec-tecnologia
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Por
Tania Marín Macías.
El riesgo
cardiovascular es la probabilidad de que una
persona sufra un episodio cardiovascular grave, como un infarto al miocardio o
un accidente cerebrovascular durante un periodo de 10 años. Entre los factores
que incrementan las posibilidades de padecerlo, se encuentran el tabaquismo, el sedentarismo, la dieta poco saludable, el sobrepeso u obesidad y
las enfermedades crónicas concomitantes como la hipertensión, la diabetes y el colesterol elevado. En el día del corazón, queremos
contarte más sobre la situación de estos riesgos en la región de América
Latina.
Es
importante resaltar que estos riesgos son dinámicos y muchos, evitables con un
cambio de conducta, la búsqueda oportuna de atención preventiva y curativa y el
cumplimiento de las indicaciones médicas en caso de padecer alguna enfermedad
crónica.
No obstante, un estudio
en 7 ciudades de América Latina (Barquisimeto,
Bogotá, Ciudad de México, Quito, Buenos Aires, Lima y Santiago), encontró que
entre el 24 y el 46% de la población estudiada ignoraba que era
hipertensa y entre los hipertensos, menos de la mitad estaba en
tratamiento. Otro estudio,
que incluía Argentina, Chile y Brasil, encontró
que alrededor del 50% de la población se sabía hipertensa, sin
embargo, sólo el 50% de los hipertensos recibía tratamiento. De ellos, sólo un
35% estaba en control.
Según datos de
la OCDE, en México, la tasa de mortalidad 30 días
después de un infarto es del 28% y en Chile es del 14%. Mientras que en
un estudio en
Argentina, el tipo de aseguramiento en salud estuvo asociado
a la mortalidad por infarto al miocardio. Esto nos demuestra de forma indirecta
que adoptar medidas para la prevención, detección y tratamiento oportuno son
una mejor opción para los sistemas de salud, que medidas enfocadas en el
tratamiento de complicaciones.
¿Cómo
saber el grado de riesgo que tengo de padecer un infarto?
La
medición del riesgo cardiovascular es accesible para todos
Se podría pensar que su cálculo requiere de exámenes médicos
sofisticados. Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha creado una
herramienta de uso sencillo, con tablas
específicas para la población de cada región del mundo y que, incluso, han sido
adaptadas para contextos en los que no es posible acceder a exámenes de
laboratorio. Esta herramienta se encuentra disponible en línea en este
link.
Aunque existen varias formas de calcular el
riesgo cardiovascular, esta herramienta es ideal para ser
utilizada en la atención primaria y en lugares con pocos recursos disponibles
ya que únicamente requiere de personal capacitado para utilizarla
correctamente.
Para
calcular el riesgo cardiovascular con las tablas de la OMS, se toman en cuenta
los siguientes parámetros: edad, sexo, presión arterial, consumo de tabaco, la
presencia o no de diabetes, y, si están disponibles, niveles de colesterol en
la sangre. Después, se correlacionan estos parámetros en la tabla
correspondiente.
El
resultado es un porcentaje que determina el riesgo cardiovascular. El mismo
puede ir de menos del 10% (bajo) a más del 40% (crítico), lo que significa que
la persona tiene un riesgo muy alto de tener un problema cardiovascular
potencialmente mortal en los próximos 10 años.
Por
ejemplo, una mujer de 70 años con niveles de colesterol y presión arterial
normales, que no consume tabaco, ni padece diabetes, tiene un riesgo
cardiovascular menor al 10%, es decir, bajo. Por otra parte, una mujer de
40 años que fuma, tiene presión arterial elevada, es diabética y tiene
niveles elevados de colesterol, tiene un riesgo cardiovascular de 20% a
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Usa
la herramienta, cuéntanos cuánto riesgo tienes tú y de ser alto, qué podrías
cambiar para bajar ese porcentaje.
¿Cuáles
son las implicaciones para la salud pública?
La
mayoría de las enfermedades cardiovasculares son prevenibles y su curso puede
ser modificado con nuevos hábitos y estilos de vida. La disminución
en su prevalencia, tendría repercusiones en la mortalidad, la carga de
enfermedad, los recursos que se utilizan para tratar a la población afectada y
el costo social asociado a las enfermedades cardiovasculares.
¿Quisieras saber tu riesgo cardiovascular? ¿Qué conductas podrías
modificar para disminuirlo? Cuéntanos en la sección de comentarios abajo o
mencionando a @BIDgente en Twitter.
Tania Marín Macías es
médica y tiene una maestría en Salud Internacional. Actualmente colabora como
fellow en la División de Protección Social y Salud de BID.