La Lira Huaylina fundada por Luis Espinoza, Rodo Flores......, institucion musical presente en el siglo XXI.
NE. Que valiosa es la musica. Los musicos saben que su creacion es poesia, es una de las manifestaciones mas bellas que siempre unio a los pueblos. Recordemos que Bonn, Ludwig Van Beethoven inmortalizo su pensamiento:“La música es una revelación más alta que la ciencia o la Filosofía”. Pues la Lira Huaylina, seguira siendo una de las manifestaciones mas bellas que unio a los pueblos de la Provincia de Huaylas, Y Angela Torres de Fernandez Davila, maestra huaylina, creo el metodo del canto fuera del aula tradicional. Recorrio calles, avenidas, jardines parques.
David
N. Flores Vásquez PhD en Derecho Turismo y Desarrollo.
Un homenaje de Augusto Alva Herrera a Luis Germán Espinoza Alcedo aparecido en “Papel de Arbol”, me lleva a trazar unas líneas guiado por una nostalgia musical. Conocí a ambos personajes. Cada uno en su campo hizo historia que es bueno conocer. Como sabemos bien, ambos personajes prestigiaron mucho a la Provincia de Huaylas. Me centraré hoy en el segundo.
Antes, como la imaginación y la mente felizmente lo admiten, permítaseme trasladarme a mis años infantiles en mi escuelita fiscal primaria de Huaylas, Ancash, la Nº 323. Por cierto, no obstante el tiempo transcurrido, el afán resulta factible pues si hay algo en la vida que aún podemos manejar libremente, es la facultad de recordar.
Recuerdo que las madres huaylinas apuraban a sus hijos pues “los niños ya están cantando”. ¿La hora?. ¡Qué importa! El hecho es que “los niños ya están cantando”. ¡Solo quedaba apurarse!.
No llegué a ser alumno del señor Chávez. ¡Inmensa pena!. Pero como que lo hubiera sido………..
Se
que él nació en la lejana Moquegua, tierra del Mariscal Domingo Nieto, y todo
indica que las “vidalitas” de su tierra, como sus aceitunas sangrantes, no lo
abandonaron jamás en sus largas travesías por el Perú. Adaptaba la música de
diversas canciones a unas letras que preparaba con deleite, siempre pensando en
sus alumnos o la tierra que lo cobijaba. Esto me obliga a relatar algo para que
se conozca mejor a este personaje:
“Vuelve
pronto primavera, y a los campos da otra
vez,
flores, cantos y armonías y calor y esplendidez.
Se también que en una oportunidad, un jilguerillo hizo su nido en el techo de un aula escolar de mi querida 323 y que tuvo críos. El maestro Chávez aprovechó el hecho y escribió con las notas de una habanera:
ha
formado su nido un jilguerillo amigo de mi fe y
mi placer.
La
jaula no se hizo para él, como así, tampoco se inventó,
para
mi la cadena ni la infinita pena que el ignaro lloró.
Este recordado maestro es el que escribió la hoy famosa Canción Huaylas encuadrándola con las notas de un yaraví arequipeño: “Aún la nieve se deshace……..” Terminaba entonces con una fuga de huayno.
Siguiendo con el Maestro Chávez dice, un buen día, fue trasladado a Chiclayo. De seguro que en Huaylas lo sintieron mucho. Se había hecho querer. Sus alumnos lo reverenciaban.
Pero volvamos a Lucho Espinoza: Luis Germán Espinoza Alcedo, fue un maestro de escuela que llevaba en las venas la nota musical. De seguro que sus niños resultaron unos jilgueros cantarines. Músico en el mejor sentido de la palabra, es autor de una serie de composiciones que no debieran quedar en el olvido. La labor de sus hijos de poner en vigencia sus canciones, es muy plausible. Las canciones tienen que difundirse. El polvo del olvido, no perdona.
Conocí y traté a don Lucho como todos los de mi tiempo. Estimo que él no pensó que, alguna vez, me tocaría el honor de pertenecer a la Lira de la cual él fue uno de los fundadores. Precisamente, al celebrar las Bodas de Oro del Conjunto, compartimos escenarios. Me parecía un sueño. No obstante la distancia cronológica, me trató siempre con su habitual cortesía que, naturalmente, traté siempre de corresponder.
Lo recuerdo, tal cual era: Sencillo y comunicativo. Pulsaba la guitarra con peculiar estilo: No la ponía contra su pecho, como se acostumbra, sino la colocaba sobre sus dos piernas y con las cuerdas para arriba. Luego ponía los dedos de la mano izquierda sobre sus cuerdas para determinar las notas y con los de la derecha rasgaba. No obstante, su instrumento de “batalla” fue el clarinete, aún cuando empezó con la mandolina.
Lo
recuerdo también en su faceta de deportista: Back del Centro Sportivo Huaylas
con su chompa a rayas verticales, pantaloncito corto negro con pañuelito en el
bolsillo trasero y casi siempre una gorrita.
Lucho Espinoza fue maestro de escuela. Y si a lo expuesto añadimos que fue uno de los fundadores de la Lira Huaylina advertiremos que su vida estuvo marcada siempre por la música y el magisterio, es decir, con los niños. No olvidemos que entre los integrantes de la Lira, siempre hubo maestros de escuela como Jacinto Córdova Sánchez, Rigoberto Cox, Horacio Villafana o Rodomiro Flores Vásquez, por citar solo a algunos.
Antes del evento apareció don Lucho Espinoza a constatar que el representante de su escuela (mi rival en el tramo), estaba en su sitio. Pasó muy rápido y siguió por otros puntos cumpliendo su cometido.
En suma, su vida transcurrió entre la música y la niñez. Es decir, felicidad total. Hoy lo recuerdo y le rindo homenaje con plena nostalgia musical.
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PAPELDEARBOL
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