de la modernidad
provocado por el
extremismo liberal,
es el renacimiento de la
“Marea Rosada” de
los años sesenta,
cuyos resultados y
proyecciones se
aprecian en los actuales
gobiernos de Bolivia,
Ecuador, Brasil y
también de los EEUU,
apoyados por movimientos sociales
con optimista vigencia en las próximas décadas.
http://www.diariolaprimeraperu.com/online/especial/marea-rosada_61596.html
Esta es una breve síntesis de los diferentes tópicos que aborda el escritor norteamericano John Beverley, distinguido profesor de literaturas y lenguas hispánicas de la Universidad de Pittsburgh, especialista en el tema de la modernidad latinoamericana, fundador del proyecto de estudios culturales en los EEUU desde una óptica intensamente crítica y renovadora, de izquierda. Hizo sus estudios de doctorado en la Universidad de San Diego con el crítico marxista norteamericano Frederic Jameson y el historiador español Américo Castro. Autor de varios libros, el de más resonancia surge de su compromiso con el proyecto de los estudios subalternos y postcoloniales – Subalternity and Representation Arguments in Cultural Theory (1990). Su primera obra, de 1997, es una lectura diferente de Soledades, de Luis Góngora, que lo dedica a la memoria de Walter Benjamin y Ernesto Guevara "dos que murieron en la frontera"
Nacido en Venezuela, pasó su niñez en el Perú, cuando su padre representaba a la IPC, International Petroleum Company, y retornó a Lima esta semana para cumplir compromisos académicos en la Universidad Católica, institución en peligro de perder su autonomía ideológica y administrativa con la forzada incursión del Opus Dei.
¿Ud. se define como un niño de la tercera cultura, qué significa este concepto?
-Es un concepto que descubrí recién. Se refiere, en la psicología social norteamericana, a alguna persona de padres que vive en otro país, no en su país de origen, y que pasa su juventud y su formación temprana en ese otro país. No es un inmigrante, pero tampoco tiene raíces en el país de donde provienen sus padres, que van a volver tarde o temprano. No son exiliados, ni expatriados, y van a volver. En ese sentido, psicológica y culturalmente, el niño de la tercera cultura no pertenece a ninguna de las dos culturas. Es parte de la Marea. La cultura norteamericana es dominante, habla español, pero uno está en un “entrelugar”. Yo me considero norteamericano, pero no en la intensidad como la siente mi esposa. Tengo una relación afectuosa con América Latina y esto me lleva a valorar por ejemplo a Roberto Bolaño, a los chilenos que emigraron, y esto me conduce a conocer el fenómeno latinoamericano.
La Marea Rosada es el renacimiento de las posibilidades de América Latina, después de un período gris, de finales de los ochenta, y antes en algunos países, como Chile con dictaduras militares, donde se sufre el colapso de una utopía, el desastre de la Unión Soviética, el desastre de Sendero Luminoso que destruye la izquierda. Y ahora se aprecia la aparición de nuevas organizaciones de izquierda, que se autodenominan socialistas o de trabajadores que democráticamente han conquistado el espacio público llegando al gobierno.
Soy de una generación de los años sesenta, etapa que fue radicalizada en los EEUU con el movimiento de los derechos civiles, la participación en la guerra de Vietnam y manifestaciones en contra. También la identificación con América Latina, la revolución cubana, el dinamismo político que provocó esta revolución, la narrativa del Boom, y luego la política. Mi juventud transcurrió en esa región y pude ver ese fenómeno como un latinoamericano. Para mí no fue inverosímil la revolución cubana, tampoco lo que buscaban o escondían las acciones de Fidel Castro y Che Guevara. Mi padre era un hombre de negocios, un norteamericano republicano, y yo había visto en América Latina condiciones de pobreza e injusticia y simpatizaba un poco ese momento de la revolución. La Marea Rosada me pareció una renovación teniendo en cuenta muchos de los errores y las ilusiones que lograron en los sesenta. Hoy es más sensata, vuelve a poner sobre la mesa el cambio social, la justicia, la igualdad.
¿Cómo percibe el futuro de la Marea Rosada. Se convertirá en Rojo o bajará de tono?
-Veo con mucho optimismo. Me parece una manera nueva de encarar los problemas que va más allá del modelo neoliberal que oferta un flujo del capital y de las economías, y que las inversiones puedan crear el ciclo de crecimiento más rápido y un estado de bienestar. Pero ese modelo deja nuevas desigualdades, realidad que se corrobora en la crisis económica que todos hemos sufrido en los EEUU y ya no tiene la autoridad de los años 80 y 90.
La Marea Rosada está en busca del modelo que combina la planificación, en la dirección de hacer más justicia social junto a elementos de libre mercado y la globalización. Es allí donde veo la Marea Rosada, que ha sabido articular una situación nueva, compleja, en que el modelo neoliberal, el pensamiento reaccionario que estaba aupado ha caído en el descrédito, precisamente por la crisis económica. Hay que inventar una nueva corriente, distinta, para que no se repita la caída como la Unión Soviética.
¿En este orden, el Movimiento al Socialismo de Evo Morales es una figura referencial?
A mi modo de ver, sí. Lo conozco de cerca, he visitado, tengo colegas y he leído. Para mí el MAS es la formulación con participación de indígenas, de intelectuales, universitarios, el vicepresidente es un sociólogo, Alvaro García Linera. Es una de las representaciones que nosotros habíamos elaborado en el campo de la teoría y la crítica literaria, desde la interculturalidad de la sociedad, la atención de nuevas formas de gestión popular, estudios culturales, las ideas de representación más adecuada y directa de las poblaciones marginales y diferencias étnicas.
Todo eso era el campo de la teoría académica. El MAS se relaciona también con el Partido de Trabajadores Brasileños y con el Ecuador, cuyo gobierno de Correa tiene un fuerte componente de organizaciones indígenas.
¿Cómo ve Chile, donde acaba de ganar la derecha empresarial del pinochetismo a una lideresa de izquierda que tenía un masivo respaldo ciudadano?
Tengo la impresión que Michelle Bachelet hubiera ganado fácilmente de presentarse como candidata. Creo que el problema fue el compromiso con la Democracia Cristiana, cuyo líder, Eduardo Frei, no tenía la misma popularidad que Bachelet. La Concertación política fue acertada en un determinado momento, pero el modelo económico que condicionaba cierta continuación del plan pinochetista no fue suficiente con la expulsión de la dictadura militar. El gobierno no sabía responder a las exigencias populares, algo parecido ocurrió en el Perú con el voto para el gobierno de Fujimori.
¿La elección presidencial de Obama qué repercusiones tiene en los EEUU y América Latina?
Participé mucho en la campaña de Obama. En un momento pensaba que había cierta coincidencia con la Marea Rosada Latinoamericana, que presenta elementos prometedores. Pensaba que Obama, un ciudadano negro elegido democráticamente, y que también proviene de una tercera cultura porque vivió su niñez en Indonesia, igual que yo en el Perú, tenía una perspectiva con respecto a AL.
Obama no es un hombre de izquierda, es pragmático de centro. Lo más novedoso de Obama no su izquierdismo o su liberalismo, es su manera de ver el mundo desde una tercera cultura, entender que el mundo es más complicado que las fórmulas reaccionarias, defensivas. Propone un EEUU más abierto. Tiene toda la herencia del imperialismo norteamericano. La americanización de AL se traduce en Colombia con bases militares, en la forma como enfrenta el problema de la droga. Un periodo de cuatro años es un insuficiente para deshacer todo eso. En ese sentido, Chávez dijo que Obama sigue siendo prisionero del imperio, crítica dura, pero en cierto sentido, correcta.
¿Siendo Usted venezolano de nacimiento, dijo en su conferencia que votaría por Chávez?
Yo votaría por Chávez, si tuviera que hacerlo. Porque la oposición también trae muchos problemas y representa los intereses más conservadores y de los más ricos.
Obama no ha respondido a América Latina con suficiente énfasis respecto a las expectativas de la región. No respondió con dureza al golpe de estado en Honduras. Todavía no ha resuelto el tema de la migración que es un gran reto. Es un punto muy débil que está llevando a la organización de una derecha bastante reaccionaria, contra la integración de hispanos. Obama todavía no ha formulado una política y en ese sentido su política debería ser fortalecida mediante relaciones con los estados progresistas y que la gente no se vea obligada a ir a los EEUU. Para eso tendría que apoyar a la Marea Rosada. Quizá es la forma más adecuada para el futuro de AL, pero Obama ha sido un poco ambiguo, en lo que se ha definido no ha sido espectacular respecto a Latinoamérica.
Me he enterado del debate creado por el arzobispado. Creo que representaría un poco del poder capaz de decidir lo que se tenga que decir de la Universidad. El Opus tiene un modelo más tradicional de la sociedad, de la filosofía. Mi conferencia es un tipo de pensamiento que a mí me interesa y a los que estaban escuchándome. Esto no estaría permitido, no estaría aceptado. Aunque los temas que estaba desarrollando eran puramente académicos, como la teoría estructuralismo, los problemas de la literatura, considero que están atravesados por cuestiones políticas y morales como los problemas presentes en este debate sobre la futura administración de esa casa de estudios.
¿Después de medio siglo que Ud. viene al Perú, cómo ve al país?
El Perú ha cambiado. Lima es totalmente distinta, pero no es fundamentalmente distinta como hace medio siglo antes. El Perú es un país donde faltan cambios de un nivel profundo, mucho más de lo que se ha podido dar. Persisten grandes desigualdades y eso queda como una especie de reto para el futuro. Después de cincuenta años el Perú está mucho más desarrollado, pero también parece que ha perdido algo, un cierto encanto criollo. Ahora, con la americanización, las viviendas nuevas, los centros comerciales dan una imagen distinta.
Si tuviera que decir qué visión intelectual representa mejor hasta ahora, yo diría Arguedas más que Vargas Llosa. Mi guía me dice que Vargas Llosa es el gran novelista. En esa pelea evidentemente Vargas Llosa ganó en el debate. Pero yo sigo recomendando a mis amigos la lectura de Los Rios Profundos de José María Arguedas. Quizá es el momento de ir más allá de Mariátegui y Arguedas.
También se puede incorporar el testimonio como un elemento que revitaliza los estudios culturales frente a la tendencia liberal de dar predominio a los estudios económicos.
El testimonio surge un poco en el momento de radicalización de los sesenta. Nace al margen de la literatura, es un fenómeno del periodismo, de la antropología. Los que participan son los guerrilleros, las prostitutas… Es el género costumbrista, y la gente de literatura comienza a leer y discutir los testimonios como si fuera la lectura de una novela.
El testimonio está ingresando al mundo de la academia, de la literatura. Es realmente una voz popular. Antes la literatura progresista de AL no presentaba el testimonio. Ahora tenemos también libros en América Latina y los EEUU en que indios, campesinos, obreros hablan con su propia voz, se representan a sí mismos, en una nueva dinámica no solo literaria que ingresa al cine y a otras manifestaciones culturales.
Nota del Editor. El profesor Beverley, durante su permenencia en el Perú dictó dos conferencias en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Católica, sesiones que fueron moderadas por los profesores Gonzalo Portocarrero y Víctor Vich. Igualmente expuso en el Centro Antonio Cornejo Polar, investigador peruano con quien compartió cátedra en Pittsburgh. Dialogó con varios grupos de estudiantes peruanos en Limay Cuzco, y atendió a la prensa de Lima y de España.
Texto publicado en la Revista Cambio16 de Madrid, Lunes 10 de Mayo
http://www.cambio16.info/
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