Concierto de Zara https://www.youtube.com/watch?v=b3LXwqHG75s
Jorge Zavaleta Alegre /Nueva York.
La música turca es, al igual que
la árabe y la persa, uno de los principales “dialectos” del lenguaje musical
propio de los países musulmanes. Música popular como la de Zara Zamani Gelda
o de Mozart, con la Marcha Turca, expresan la
inmensa riqueza musical de este país.
Cuando uno escucha a Zara Zamani
Geldi, cantante y actriz turca, quien ganó la Mariposa de Oro por "Mejor
Cantante de Música Popular Turca",
cualquier latinoamericano debería sentir cuan poco o nada realizan los países de esta
parte del planeta para promover su rica
tradición musical, salvo Argentina, Cuba, Colombia, Bolivia o Chile.
Zara Geldi, es considerada como una artista representativa
de la música de su país. La música popular tradicional (Türk halk müziği),
menospreciada e ignorada durante siglos, ha sido recuperada por musicólogos y
folkloristas. Representa la esencia de tradición nacional, es de origen
asiático y no conserva elementos de la antigua Grecia. En ella encontramos una
parte profana, que aún hoy suele interpretarse al aire libre con instrumentos
ruidosos, en unos casos el davul y en otros, la zurna, y otra religiosa.
Zara Geldi o Nese Yilmax,
confiesa a los periodistas en un teatro de Nueva York, que fue estudiante en el conservatorio estatal de
la universidad técnica de Estambul. Fue en el departamento de la música vocal,
cuando ganó un concurso nacional de la escuela secundaria de la
música y de la danza popular como solista musical turco del folk del sexo
femenino.
Ella nació en Estambul, Turquía y estuvo casada solo cinco años con el
propietario de la compañía de grabación İskender Ulus. Su talento se
pone en evidencia cuando interpreta
la música tradicional turca, la cual recibe constantemente numerosas
influencias culturales, que se
superponen a las islámicas más ancestrales y a las propias de Anatolia, y entre
ellas no faltan, por supuesto, las modernas aportaciones de la música Europea.
Albert Lázaro-Tinaut, explica que
algunos juglares interpretan la música con instrumentos de cuerda pinzada. La
mayor parte de estos instrumentos, como veremos más adelante, se usaba en el
antiguo Imperio otomano.
La música profana encuentra su
más alta expresión en las bodas, ceremonias que pueden llegar a durar hasta una
semana. La música religiosa, en cambio, es más discreta y queda relegada, sobre
todo, a algunas cofradías sufíes.
En las regiones de Esmirna, Aydin
y en algunas zonas montañosas, es frecuente que estas danzas sean interpretadas
por grupos folklóricos asociativos. Mustafa Kemal Atatürk planeó incluso
establecer una danza nacional basada en el zeybek para la Turquía republicana,
de la que es considerado fundador en 1923.
Las influencias de la música
clásica otomana son muy diversas, al igual que las de la música popular:
bizantina, turca, árabe, persa, armenia e incluso zíngara. Esta variedad de
inspiraciones hizo que los otomanos fueran los primeros en utilizar una
notación musical sistemática en el mundo musulmán.
Según musicólogos turcos, habría
que buscar los orígenes de la música otomana en la época del Imperio selyúcida
(entre los siglos XI y XIII), aunque su refinamiento tendría lugar más tarde en
las grandes ciudades, sobre todo en Constantinopla, de donde le vendría esa
condición elitista. Mientras tanto habría evolucionado de algún modo a través
de la música popular anatolia relacionada con el ámbito religioso y militar (de
ésta procedería la mehter takımı, la música marcial otomana).
Albert Lázaro-Tinaut, en una profusa
investigación de la música, destaca el
artículo de Mario Scolas “Les musiques en Turquie” (en Last night in Orient, 25
de diciembre de 2007) y habla en
plural cuando se refiere a las músicas turcas, porque ratifica que hay diversos elementos que han
ido surgiendo a lo largo de los siglos para configurar el conjunto de la
cultura musical popular del Asia Menor.
Al hablar de Asia Menor encuentra elementos procedentes de otros
pueblos del antiguo Imperio otomano, que van desde la música persa hasta
influencias balcánicas, o que son herencia del aún más antiguo Imperio
bizantino. En Turquía también son muchos los tipos de danza tradicional que se
conservan.
Estambul (las antiguas Bizancio y
Constantinopla) puede considerarse, en cierto modo, la síntesis de esa
diversidad. Puesto que el Imperio otomano se extendía por los territorios de
treinta y cinco estados actuales, y que en Constantinopla, su capital, había
gentes procedentes de todos ellos. Estambul
continúa siendo tan cosmopolita como antes, y quienes llegan a ella actualmente
proceden de todos los rincones de Turquía, pero también de los Balcanes, el
Cáucaso, el Asia central turcófona y el Próximo Oriente.