Jorge
Arturo Figueroa – Diario16 Madrid
“Si
cerca de la biblioteca tenéis un jardín ya no os faltará de nada”, es una frase
de Cicerón (106 AC-43 AC), el escritor, orador y político romano
Argentina tiene, por ejemplo,
un Fondo para Desarrollo Cultural,
que involucra viajes para artistas, productores y gestores culturales que
quieran participar en ferias, mercados y festivales.
Es un referente para reafirmar que Argentina es un país que
valora la cultura con instrumento social para el cambio y el desarrollo
integral, de una comunidad globalizada.
Dicho fondo facilita proyectos
de personas físicas o jurídicas vinculadas a la música, letras, artes visuales,
artes escénicas, diseño, audiovisuales, videojuegos, cultura digital, gestión
cultural y patrimonio.
El “FADC” detalla que este
2016 habrá una ayuda exclusiva para
proyectos que participen del Mercado de Industrias Culturales Argentinas.
EL CINE
Jorge Zavaleta
Balarezo, Ph.D. en Literatura Latinoamericana, comenta la importancia del cine en
Argentina como un instrumento de la
educación y el desarrollo integral de sus sectores juveniles.
Desde la prestigiada Revista
Iberoamericana, de su alma mater, University of Pittsburgh, J. Zavaleta,
comenta un trabajo de la profesora Joanna Page, autora de “Crisis and Capitalism in Contemporary
Argentine Cinema, de la
Universidad de Cambridge, quien formula una sugestiva hipótesis, según la cual los nuevos productos del cine
argentino están enmarcados en un período de desarrollo y expansión del modelo
neoliberal y, al mismo tiempo, se pueden considerar como un grave reflejo de la
crisis económica que soportó el país en tiempos en que la globalización
comenzaba a influenciar en los modos de vida de las sociedades del presente.
RENACIMIENTO
Page se refiere al “renacimiento” del cine argentino, hecho
avalado por reconocimientos en festivales internacionales y por una sólida
producción que, en términos comparativos, pasó de catorce filmes en 1994 a
sesenta y seis en 2004.
Al apoyo logrado por
la nueva Ley de Cine (2005) y el Festival de Mar del Plata en 1996 después de
veintiséis años, la autora agrega las difíciles condiciones de producción de
cierto cine independiente (bajos presupuestos, equipos menos costosos, uso del
blanco y negro) que plantea su propia expresión.
“El propósito que guía el libro, entonces, es explorar cómo el cine argentino contemporáneo
ha registrado, y de paso ha contribuido a construir, ciertos modos de subjetividad
con relación a la experiencia argentina del capitalismo, el neoliberalismo y la
crisis económica”, remarca Zavaleta
sobre la investigación de la profesora
Page.
El volumen se propone registrar la manera en que pueden ser
interpretadas determinadas películas en tanto constituyen representaciones que experimentan
en forma y contenido; y en relación a su estatus, ya sea como artefactos culturales
o mercancías, siempre considerándolas como parte de una industria global.
Así, una de las principales preguntas que recorre este texto
es sobre cómo y por qué se generan significados que conducen a una crítica al
neoliberalismo al interior de un medio (el cinematográfico) producido y
distribuido en el contexto de un mercado mundial dominado por prácticas y
políticas neoliberales.
La naturaleza de las películas analizadas devendría autorreflexiva,
y de esta situación surgiría la siguiente paradoja: así como varios filmes
realizados en Argentina en los últimos quince años han representado la pobreza
y el sufrimiento del llamado “Tercer Mundo”, de similar forma estos filmes y su
gran repercusión internacional están asociados con las aspiraciones de la
nación por pertenecer al “Primer Mundo”.
LA NACION
El capítulo uno se titula “Nation,
State, and Filmmaking in Contemporary Argentina” y se inicia con una
discusión sobre la relación local-global del cine latinoamericano así como la
presencia de las coproducciones, para continuar con un testimonio sobre la ayuda
estatal que recibió el cine argentino después de la crisis de inicios de los
años 90, y que hasta la actualidad permite promover la producción de filmes y
crear un espacio, aunque limitado, para su exhibición.
La autora discute opiniones de especialistas como Michael
Chanan, Julianne Burton, Néstor García Canclini y Stephen Hart con relación a las
nuevas variables y reglas de juego alrededor de las cuales se enmarca la
producción audiovisual no sólo argentina sino latinoamericana.
Para entrar en materia, explica Zavaleta Balarezo, la profesora Page nos recuerda que hay inquietudes sobre
temas de identidad nacional y fragmentación social que vinculan al cine argentino
contemporáneo con el de las generaciones previas, básicamente las de los años
80s y 90s.
Entre los realizadores de aquella época puede citarse a
Fernando Solanas, Eliseo Subiela y Alejandro Agresti. La primera crítica es
sobre La nube, dirigida por Solanas, y entendida como una evocación nostálgica
de las cercanas relaciones entre arte y política que caracterizaron a las
décadas de 1960 y 1970 y que ahora están irrevocablemente olvidadas.
El filme de Solanas, como una defensa de un arte en retirada,
cuestiona la influencia de la modernización impuesta por el capitalismo.
EL NUEVO CINE
El capítulo dos, “New
Argentine Cinema and the Production of Social Knowledge” discute la
relación entre las películas actuales y el neorrealismo italiano, hecho que
Page entiende como una reconstrucción del movimiento artístico de posguerra
bajo lentes posmodernos: el que cintas como Pizza,
birra, faso, de Adrián Caetano y Bruno Stagnaro, “citen” al neorrealismo
remiten con nostalgia a un periodo en el cual el cine enfrentaba una crucial
revitalización en su forma y jugaba un significativo rol en la articulación del
cambio social.
El filme de Caetano y Stagnaro es considerado como el texto
fundacional del “Nuevo Cine Argentino”.
La historia narrada en Pizza, birra, faso –la experiencia de jóvenes marginales
que sobreviven en Buenos Aires–, es teorizada por la autora como una
experiencia de “velocidad”, una característica de la posmodernidad que se advierte
en el tráfago incesante de personas y autos en la urbe a la vez que el
constante desplazamiento caracteriza la vida de los protagonistas.
En este capítulo también se analiza Mundo grúa, de Pablo
Trapero, un cineasta que ha destacado a nivel mundial con posteriores trabajos
como Leonera y Carancho, y quien busca asimismo el registro realista, casi
documental, alrededor de la cotidianidad de un obrero, tema que bien puede
remitir a Ladrón de bicicletas (1946).
LIBERTAD, MUERTOS Y FANTASMA
El capítulo tres, “Labor,
Bodies and Circulation” centra su atención en la trilogía de Lisandro
Alonso conformada por La libertad, Los
muertos y Fantasma, y en tres películas de Martín Rejtman, de las cuales
destaca Los guantes mágicos.
Alonso representa quizá el mejor ejemplo de un tipo de
reflexión que no está lejano del compromiso social al tiempo que se plantea
como una mirada muy personal. Sus filmes exploran la relación entre trabajo y
subjetividad, tema que se extiende al rol de los protagonistas vinculados con
el propio realizador, partidario de un tono minimalista, sin rehuir los estados
de crisis.
En el caso de Rejtman, sus obras más bien se alejan del
neorrealismo y se expresan, deliberadamente, como antinaturalistas, partidarias
de una economía en la narración y una rápida transición entre escenas.
HEROES CRIMINALES
El capítulo cuatro, “Crime
and Capitalism in Genre Cinema” parte del hecho que a comienzos de este
siglo la injusticia económica y el abuso de poder por parte del Estado han
producido la aparición de héroes criminales cuyas acciones los vinculan con sus
respectivas comunidades a la vez que provocan la retribución del propio Estado
o de oscuras fuerzas representadas por intereses corporativos, capaces de
premiar y sancionar.
Joanna Page se refiere, en este sentido, a una apropiación de
géneros establecidos por Hollywood (el thriller, el film no ir, las historias
de gánsteres y el western) presentes en las películas de Marcelo Piñeyro
(Caballos salvajes) o en las del desaparecido Fabián Bielinsky (Nueve reinas,
El aura), culminaciones de ejercicios expresivos cuyo referente permanente es
la crisis social y económica argentina.
El capítulo culmina con el análisis de Un oso rojo, otro
exitoso filme de Adrián Caetano, que se inscribe con claridad en la narrativa
del western, en cuanto a los temas de las promesas y fidelidades a partir de la
vida de un individuo marginal.
MIGRACION
El capítulo cinco, “Nation,
Migration and Globalization”, sugiere que uno de los efectos de la crisis
ha sido promover cambios en el espacio imaginado de la nación.
Esta sección
alude a las consecuencias de las políticas de privatización implementadas
durante el gobierno de Carlos Saúl Menem, en los años 90s, y el rol de los
organismos financieros internacionales, los cuales provocaron el surgimiento de
un discurso nacionalista que solicitaba prestarle atención a la
representatividad del ciudadano.
El interés del cine argentino contemporáneo por acercarse a
la migración y a la globalización puede ser entendido como una efectiva
meditación acerca de la cultura argentina en el mundo. Y éste es el tema que
desarrollan Hoteles, de Aldo Paparella,
y Bar El Chino, de Daniel Burak.
Por otra parte los trabajos de Carlos Sorín (Historias mínimas, Bombón, el perro)
enfatizan la interdependencia cultural y económica entre el campo y la ciudad.
Bolivia, tercer filme de Adrián Caetano en
este volumen, incide en las taras del racismo y la xenofobia contra un
inmigrante ilegal en un ambiente claustrofóbico que revela discriminaciones y
venganzas personales.
MEMORIA
El capítulo seis, “Memory
and Subjectivity”, vuelve sobre temas que marcaron la historia
contemporánea del país y propone análisis sobre Potestad y Los rubios, dos largometrajes
que releen, desde una nueva óptica, los años de la dictadura y la realidad de
las torturas y desapariciones causadas por las juntas militares (1976-1983).
Potestad, a diferencia de otras películas que han tratado el tema,
particulariza ideológica y estéticamente su mirada y no pretende, al menos como
primera intención, testificar contra los abusos de la dictadura.
Su autor, Luis César D´Angiolillo, en lugar de continuar con el
acto político de recordar se concentra en determinados estereotipos
establecidos sobre esta época, convirtiéndolos, a su vez, en rígidos y opacos.
El argumento, como en la hoy célebre La historia oficial, se refiere al origen de una niña, hija de
“desaparecidos”. La opción de
Albertina Carri en Los rubios es
igualmente peculiar y sugerente, procura un testimonio que se va armando como
un puzzle, un permanente work in progress, en el que la cineasta
se autor representa y reconstruye, hasta donde le es posible, la desaparición de
sus padres a manos de las fuerzas militares.
ESPACIO PRIVADO
El capítulo siete, “The
Politics of Private Space” está dedicado a los dos primeros largometrajes
de Lucrecia Martel, una joven realizadora que ha alcanzado renombre internacional
por plantear no sólo una mirada sui generis de la clase media alta argentina sino
los elementos que contribuyen a sus alteraciones y descomposición.
Ello ocurre en La
ciénaga y La niña santa,
películas donde ronda el fantasma del incesto, y que plantean una nueva
conceptualización de la importancia política del cine argentino de estos años.
CONCLUSIONES
En la sección de conclusiones, Joanna Page afirma que debido
a que Argentina forma parte del Primer y del Tercer Mundo (si contrastamos su
proceso de desarrollo urbano e industrial con sus niveles de pobreza) y
experimenta la realidad del capitalismo global “desde la periferia”, la
relación entre la experiencia individual y la colectiva en el cine argentino
contemporáneo está lejos de seguir la propuesta planteada por Fredric Jameson.
De esta manera, los filmes analizados no permiten desarrollar
lecturas simplistas en las cuales el individuo representa “lo colectivo” o a la
nación. Texto a la vez expresivo y de sugerente lectura, con profusas fuentes
de información, Crisis and Capitalism in Contemporary
Argentine Cinema nos acerca al panorama de un arte cuya notoriedad aumenta alrededor del mundo y que ya
constituye una escuela, una forma de hacer,
entender y representar el cine desde un país central de América Latina.
EL CLAN
El clan es una película dura, porque la
historia así lo exigía. No es para disfrutar al verla, pero si al analizarla
como película, señalan los propios
críticos de Bs As.
Según explica Zavaleta Balarezo, antes de El Clan debemosapreciar "El secreto de sus ojos", de Juan José Campanella y protagonizada por Ricardo Darín, en la actualidad el actor argentino más destacado globalmente, obtuvo el Oscar a Mejor Película Extranjera en 2010. Además, "Relatos salvajes", apoyada por la productora del cineasta español Pedro Almodóvar, El Deseo, fue una de las cinco nominadas en la referida categoría en 2015 y estableció un récord de asistencia como luego lo hizo El Clan.
Algo más, El Clan es dirigida por Pablo Trapero, a quien también se menciona en la reseña del libro con otras películas. Incluso ha filmado en el Perú su película "Elefante blanco" y es autor, asimismo, de "El bonaerense" sobre un hombre marginal que se enrola en la policía de Buenos Aires.
Según explica Zavaleta Balarezo, antes de El Clan debemosapreciar
Algo más, El Clan es dirigida por Pablo Trapero, a quien también se menciona en la reseña del libro con otras películas. Incluso ha filmado en el Perú su película "Elefante blanco" y es autor, asimismo, de "El bonaerense" sobre un hombre marginal que se enrola en la policía de Buenos Aires.
La particularidad de El Clan, es una historia de una
familia que se dedicaba a secuestrar y asesinar a personas allegadas a su
círculo social. El lugar donde tenían cautivas a las víctimas se encontraba en
el centro urbano del barrio y una de sus integrantes era una estrella juvenil
de rugby que se destacaba en Los Pumas.
En su nueva película, el director Pablo Trapero presenta una
excelente reconstrucción de este caso que sobresale por el trabajo de sus dos
protagonistas y el realismo con el que se trabajaron los hechos. El film narra
la historia tal cual sucedió sin agregarle situaciones ficticias con el fin de
aportarle un mayor dramatismo al argumento.
Trapero utiliza en su narración material de archivo con
discursos del entonces presidente Raúl Alfonsín que juegan un papel clave a la
hora de darle un contexto histórico a la trama del film.
Para el espectador que no conocía en detalle el caso Puccio,
este elemento es fundamental para entender el escenario político y social que
se vivía en el país a mediados de los años ´80.
Guillermo Francella viene ofreciendo muy buenos trabajos en
roles dramáticos, y en El clan brinda una de las
interpretaciones más impactantes de su carrera. El actor se metió de lleno en
la piel del líder de la banda de secuestradores, Arquímedes Puccio, y a lo
largo del film tiene varios momentos brillantes donde lo podemos ver en algunas
situaciones perturbadoras.
A través del genero del thriller, El clan reconstruye el caso
Puccio con un film intenso y atrapante que sobresale además por la
reconstrucción realista que presenta de los años ´80 y una gran banda de
sonido.
PUNTO APARTE
Las antiguas tesis marxistas, como el
valor a la renta diferencial de la tierra, que con el tiempo se diluye en el purismo de las ciencias sociales,
cobra actualidad en la gran Argentina,
donde la tierra no solo es pródiga para la buena cosecha agrícola y ganadera, sino para redescubrir el valor de su cultura, tan representativa en América Latina
y en Norte.
Argentina con su producción de cine, plantea que es posible desarrollar
Latinoamérica, tomando la educación como instrumento de
formación integral de la persona.
La educación prohibida, por ejemplo, es una película
documental independiente de Argentina estrenada en agosto del año 2012. La
misma documenta experiencias educativas no convencionales en países de América
Latina y España, donde están representadas instituciones educativas con
prácticas vinculadas a las ideas y pedagogías como la Educación Popular,
Waldorf, Montessori, Cossettini, Educación Libertaria, Homeschooling y otras
referencias dentro de la llamada pedagogía progresista.
Esta obra es considerada como la primera película en español
estrenada que fue financiada mediante un modelo de crowd funding o financiación en masa.
Se destacó también por su modelo de proyección distribuido
que permitió su estreno en simultáneo en 151 salas en 119 ciudades de 13 países
en donde fue vista por más de 18 000 espectadores. Desde su estreno se estima
que la película fue reproducida y descargada más de 10 millones de veces y se
registraron casi 900 proyecciones independientes en más de 30 países.
FUENTES DE INFORMACION
Revista Iberoamericana, una publicación de Johon Cooper
School, Art and Sciencies; University of Pittsburg. Revista Iberoamericana. Comité
Editorial Siglo XX y XXI (2008-2012): Ana María Amar Sánchez, University of
California, Irvine. Margo Glantz, UNAM. Silvia Spitta, Dartmouth College
(2010-2014), Rita Degrandis, University of British Columbia. Laura Demaría,
University of Maryland. Priscilla Meléndez, University of Connecticut. Magdalena
Perkowska, Hunter College y Fernando Rosemberg, Brandeis University
Jorge Zavaleta Balarezo, Ph.D. de Literatura Latinoamericana of
University of Pittsburgh.
El Clan, película de Pablo Trapero
La educación prohibida