https://papeldearbol-papeldearbol.blogspot.com/2019/08/salud-mental-para-todos-y-todas-en_14.html
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Jorge Zavaleta Alegre
El suicidio se está convirtiendo en un recurso para evadir la pérdida de la libertad. Prefiero morir que ir a una ´prisión, porque la cárcel es la muerte civil, señalan documentos y comentarios relacionados con la salud mental.
En el Perú y EEUU, en lo que va el presente año, se han producido dos suicidios que han provocado la atención del mundo, además de crímenes colectivos en colegios provocados con perturbaciones de la salud mental:
-Alan García, ex presidente, en proceso judicial por haber recibido sobornos de la empresa brasileña Odebrechet, junto con otros tres jefes de Estado: Fujimori (condenado a 25 años de prisión). Humala y Kuzcynski). Garcia, optó por el uso de un revólver. Era público que García tenía largos procesos de depresión y tenía atención psiquiátrica. En el Perú solo hay 750 psiquiatras para 33 millones de habitantes.
En EEUU, Jeffrey Epstein, multimillonario acusado de tráfico y abuso sexual de menores, fue encontrado muerto en su celda de Nueva York.
La salud mental está presente en el mundo. Pero en concreto los Estados muy poco se preocupan, advierte la BBC. En EU el suicidio aumentó en todo el país desde 1999. Para Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), el aumento medio es de alrededor del 25%, entre personas de cualquier género, edad, raza o grupo étnico.
También se indica que algunos estados del oeste norteamericano tienen históricamente una de las tasas más altas de suicidio, lo que podría estar relacionado con la vida rural.
Según la presidenta de la Asociación Estadounidense del Suicidio, Julie Cerel: "Nuestros sistemas de salud mental están teniendo dificultades en todo el país". "En términos de capacitación de profesionales de salud mental, no estamos haciendo un gran trabajo", En 2018, solo en diez estados es obligatorio que los profesionales de la salud reciban formación sobre prevención de suicidios.
¿Hay relación entre el suicidio y las enfermedades mentales?. El estudio de los CDC encontró que el 54% de los estadounidenses que murieron a causa de un suicidio no tenían diagnosticada ninguna enfermedad de salud mental.
En 2018, solo en diez estados de EEUU es obligatorio que los profesionales de la salud reciban formación sobre prevención de suicidios. "Si no tienen familiares con los que puede hablar optan por del suicidio, no tienen idea de si se pudo tratar o fue un caso de salud mental. Algunos forenses vuelven y hacen una investigación exhaustiva, otros no".
Julie Cerel subraya que el objetivo final es alentar a las personas a ir a terapia y contar con profesionales de salud mental para ayudar a "cambiar el pensamiento disfuncional".
En teoría, todos los países y mecanismos de vigilancia del Sistema Internacional de los Derechos Humanos, buscan promover políticas públicas que hagan realidad el derecho de todas las personas a la salud mental. Desde 1948, la Declaración Universal de Derechos Humanos adoptada por NNUU establece, en su artículo 25, como pilar fundamental el derecho a la salud, el que incluye a la salud mental.
El derecho a la salud mental, expresamente recogido en un pronunciamiento del Comité de Derechos Económicos Sociales y Culturales que, en su Observación General No. 14, definió que la asistencia médica y los servicios médicos referían a la salud tanto física como mental, incluyendo “el acceso igual y oportuno a los servicios de salud básicos y preventivos, curativos y de rehabilitación.
Todo el sistema institucional reconoce este año, 2019, que múltiples temas del área requieren todavía esfuerzos complementarios: la desinstitucionalización de pacientes crónicos, más programas preventivos, vinculando la salud mental con otros programas sociales y culturales, trabajo con poblaciones particularmente vulnerables, fortalecimiento de la atención dentro de la familia, acciones contra la discriminación y el seguimiento de los servicios privados, podrían asegurar una buena calidad de atención.
La Educación para Todos (UNESCO, Dakar 2000) reafirma el derecho de todos los ciudadanos a participar de una educación inclusiva. En este sentido, las personas con discapacidades mentales deben beneficiarse de este marco de acción mundial.
La lista de instituciones y documentos ocupan muchas páginas pero aún no hay un sentimiento colectivo de asumir compromisos y decisiones.
Por esa misma razón, creemos que es oportuno recordar los trabajos sobre Ciencia y periodismo en Iberoamérica de Manuel Calvo Hernando, publicados en La Insignia. España, marzo del 2005. El libro se inicia mencionando la Declaración Universal de Derechos Humanos, artículo 27.
«Toda persona tiene derecho a tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él resulten.»,
En apretada síntesis, Manuel Calvo escribe:Voy a empezar con una especie de silogismo. Si la ciencia y la tecnología tienen una influencia creciente y decisiva en nuestra vida cotidiana, y si los medios de comunicación deben reflejar e informar sobre esta vida cotidiana, parece que la conclusión es clara: el periodismo científico está llamado a ser una de las estrellas informativas del milenio en el que acabamos de entrar, una de las especialidades informativas de nuestro tiempo más cargadas de contenido y... de emoción, porque comunican todos los descubrimientos que están cambiando las vidas y la estructura social de una parte de la humanidad.
Gracias a los avances del conocimiento, muchos millones de personas viven en unos niveles de salud y bienestar que hace sólo un siglo, o menos aún, solamente podían ser alcanzados por los poderosos de la Tierra. Pero ni los conocimientos, ni la cultura, ni el bienestar, ni la riqueza, ni la información, están distribuidos equitativamente. La mitad de la población mundial vive todavía sometida a las antiguas y penosas servidumbres de la inseguridad, la pobreza y la ignorancia.
Hacer partícipe a la mayoría de los descubrimientos de la minoría, en un ejercicio plenamente democrático, nos impone a los divulgadores, seamos periodistas o no, una serie de obligaciones, la primera de las cuales es tratar de crear una conciencia pública sobre el valor de la ciencia en nuestro tiempo.
El periodismo científico es un instrumento para la democracia, porque facilita a todos el conocimiento para poder opinar sobre los avances de la ciencia, y compartir con los políticos y los científicos la capacidad de tomar decisiones en las graves cuestiones que el desarrollo científico y tecnológico nos plantea: el uso racional de los recursos naturales, el aprovechamiento no comercial de los resultados de la investigación privada, los problemas éticos y jurídicos que plantean el conocimiento del genoma humano, Internet y tantas otras conquistas científicas y tecnológicas de nuestro tiempo.
En resumen, Manuel Calvo trata de poner lo más noble del espíritu humano, el conocimiento, al servicio del individuo y de la sociedad, para evitar que se repita la historia y que el progreso beneficie exclusivamente a las minorías. El periodismo científico tiene la obligación social de hacer lo posible y lo imposible, por que la ciencia y la tecnología no sirvan sólo para el enriquecimiento cultural y el beneficio práctico de algunas naciones o ciertas sociedades privilegiadas.
Por el momento, ni los políticos, ni la generalidad de los docentes, ni de los propietarios de los medios informativos, tienen la sensibilidad de ver la divulgación de la ciencia y la tecnología como un reto de nuestro tiempo. No sé qué porcentaje de las universidades ofrecen la enseñanza del periodismo científico, y ello me hace temer si nuestras facultades de Ciencias de la Información estarán preparando periodistas no para el siglo XXI, sino para el siglo XIX.
Hay ejemplos de interés social por la divulgación en nuestra propia comunidad de naciones y concretamente en México, donde este tema está presente en todas las universidades del país, en el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, y hasta en los gobiernos de los Estados que constituyen la Unión Mexicana.
Estamos en la Era de la Ciencia y, por tanto, el reflejo de la actualidad científica y tecnológica en los medios informativos es, o debería ser, la gran noticia, la explicación diaria del Universo, el instrumento de participación de la gente en esta singular aventura de la especie humana que es el conocimiento científico y sus aplicaciones técnicas. Hay que tener presentes los nuevos y espectaculares progresos sobre cosmología, nanotecnología y miniaturización en general, y los avances prodigiosos en el transporte, la telecomunicación, la medicina y los nuevos materiales, que convierten a este tipo de informaciones en una sugestiva -y a veces divertida o escalofriante- caja de sorpresas.
Aportaciones iberoamericanas al periodismo científico
En Iberoamérica se empezó en los años 60 y las ocasiones perdidas se pueden señalar con las iniciales de sus instituciones: OEA, CIESPAL, CIMPEC, SECAB. Empezó la OEA (Organización de los Estados Americanos) con un seminario en Santiago de Chile y después con el primer curso internacional de periodismo científico (Quito, 1965) en esa parte del continente, a cargo de CIESPAL (Centro Internacional de Estudios Superiores de Periodismo para América Latina) y OEA.
En 1969 un grupo de expertos de Europa y América, convocados por el ministerio colombiano de Educación, creamos CIMPEC (Centro Interamericano para la Producción de Material Educativo y Científico para la Prensa).
Nos queda mucho por decir, pero desearía formular una invitación. Para científicos, docentes y comunicadores de América Latina, profesionalizar la divulgación científica constituye una innegable urgencia. La primera demanda es apuntalar la formación de comunicadores, procedentes de cualquier disciplina, que asuman esta "delegación social de tareas" y, consecuentemente, el compromiso/contrato social en ella implicada.
En ciertos países del subcontinente, como la Argentina, nos enfrentamos -afirma la profesora Amalia B. Dellamea- con una tarea adicional: crear interés en los comunicadores en un área de conocimientos central para la vida comunitaria de este fin de siglo, y más aún del siglo entrante. (Chasqui, Nº 55. Quito, septiembre de 1996).
Hace algo más de un cuarto de siglo, el panorama de la divulgación científica en América Latina era desalentador. Según un estudio de CIESPAL, de los 78 principales diarios investigados, solamente cinco publicaban con regularidad artículos de divulgación científica y trece de ellos no insertaban ningún tipo de material educativo ni científico.
"La salud mental es uno
de los componentes
más descuidados del derecho a la salud"
En los mismos años 60, en que las escuelas de periodismo de los Estados Unidos empezaban a dar cursos de periodismo científico, se manifestó en Iberoamérica una cierta sensibilidad por estas cuestiones. En 1962 se celebró un primer seminario en Santiago de Chile y en 1965, tres personas un norteamericano, un chileno y yo dimos el primer curso de esta especialidad en países de habla española. Estuvo patrocinado por CIESPAL, que después organizó otros cursos, y actualmente mantiene el interés por el tema a través de la revista Chasqui.
El Convenio Andrés Bello y la Fundación Konrad Adenauer han publicado dos libros sobre estos asuntos: Periodismo científico en los países del Convenio Andrés Bello (Bogotá, diciembre de 1986) y El periodista científico toca la puerta del siglo XXI (Bogotá, 1988).
Es una pena que una buena parte de esta obra no se haya completado y que se haya olvidado la frase de Martí: "Los países de América del Sur, que carecen de instrumentos de labor y de métodos productores rápidos, experimentados y científicos, necesitan saber qué son y cuánto cuestan, y cuánto trabajo ahorran, y dónde se venden los utensilios que en esta tierra pujante y febril han violentado la fuerza de la tierra y llevado a punto de perfección el laboreo y transformación de sus productos...". Hace algo más de cien años de la frase de Martí y estos propósitos no se han cumplido aún en nuestros países.
La salud mental es uno de los componentes más descuidados del derecho a la salud. Las personas aquejadas de discapacidad intelectual figuran entre las más desatendidas, las más ‘invisibles’ de la comunidad.
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