Papel de Arbol

miércoles, 31 de julio de 2013

LA PINTURA DEL PERUANO ARMANDO VILLEGAS POR GABRIEL GARCIA MARQUEZ

El maestro peruano Armando  Villegas,  cuya vida y obra es destacada por el Nobel Gabriel García Márquez, presentó en Lima, en Julio del 2013,  su obra titulada  ABSTRACCIÓN / FIGURACIÓN – FIGURACIÓN / ABSTRACCIÓN.  Villegas, confirma la filosofía que nadie es profeta en su tierra, no obstante la grandeza de su obra  en la construcción de la peruanidad, como lo hacen más de tres millones de nostálgicos  conciudadanos.  
Jorge Zavaleta Alegre, Cambio16 - Madrid

La galería Enlace Arte Contemporáneo - Avenida Pardo y Aliaga 676, San Isidro - se vistió de gala para recibir a este destacado artista internacional, más apreciado en Colombia, donde reside más de cincuenta años, que en su país natal. Como gestor cultural se le debe el sueño y la ejecución del Museo de Arte Contemporáneo Bolivariano de Santa Marta.

Armando Villegas, artista colombo-peruano, nacido en Pomabamba - Ancash, en 1926 y afincado en Bogotá desde 1951, es una de las figuras más representativas de la plástica latinoamericana.

Perteneciente al grupo, que según Marta Traba, introdujo la contemporaneidad artística en nuestro país (al lado de Eduardo Ramírez Villamizar, Fernando Botero, Enrique Grau, Alejandro Obregón y Guillermo Wiedemann), ha cultivado con igual fervor el abstraccionismo y el arte figurativo, además de dedicar durante la última década su esfuerzo a la creación de un millar de esculturas elaboradas con material desechable, proponiendo así desde tres orillas distintas el vigor de su arte, siempre tocado por sus raíces ancestrales.
Villegas siempre ha combinado su infatigable labor creativa con su pasión por la pedagogía, ejercida en las más importantes universidades colombianas.

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ Y
ARMANDO VILLEGAS, 1979
Por Gabriel García Márquez

En aquella época todo el mundo era joven. Pero había algo peor; a pesar de nuestra juventud inverosímil, siempre encontrábamos a otros que eran más jóvenes que nosotros, y eso nos causaba una sensación de peligro y una urgencia de terminar las cosas que no nos dejaba disfrutar con calma de nuestra bien ganada juventud. Las generaciones se empujaban unas a otras, sobre todo entre los poetas y los criminales, y apenas si uno había acabado de hacer algo cuando ya se perfilaba alguien que amenazaba con hacerlo mejor. A veces me encuentro por casualidad con alguna fotografía de aquellos tiempos y no puedo reprimir un estremecimiento de lástima, porque no me parece que en realidad los retratados fuéramos nosotros, sino que fuéramos los hijos de nosotros mismos.
Gabo con Arnando Villegas, 1971

Bogotá era entonces una ciudad remota y lúgubre, donde estaba cayendo una llovizna inclemente desde principios del siglo XVI. Yo padecí esa amargura por primera vez en uno funesta tarde de enero, la más triste de mi vida, en que llegué de la costa con trece años mal cumplidos, con un traje de manta negra que me habían recortado de mi padre, y con un chaleco y sombrero, y un baúl de metal que tenía algo del esplendor del Santo Sepulcro. Mi buena estrella, que pocas veces me ha fallado, me hizo el inmenso favor de que no exista ninguna foto de aquella tarde.

Lo primero que me llamó la atención de esa sombría capital de 1943, fue que había demasiados hombres de prisa en la calle, que todos estaban vestidos como yo, con trajes negros y sombreros, que en cambio no se veía ninguna mujer. Me llamaron la atención los enormes percherones que tiraban de los carros de cerveza bajo la lluvia, las chispas de pirotecnia de los tranvías al doblar las esquinas bajo la lluvia, y los estorbos del tránsito para dar paso a los entierros interminables bajo la lluvia. Eran los entierros más lúgubres del mundo, con carrozas de altar mayor y los caballos engringolados de terciopelo y morriones de plumones negros, y cadáveres de buenas familias que se sentían los inventores de la muerte. Bajo la llovizna tenue de la Plaza de las Nieves, a la salida de un funeral, vi por primera vez una mujer en las calles de Bogotá, y era esbelta y sigilosa y con tanta prestancia como una reina de luto, pero me quedé para siempre con la mitad de la ilusión, porque llevaba la cara cubierta con un velo infranqueable.

La imagen de esa mujer, que todavía me inquieta, es una de mis escasas nostalgias de aquella ciudad de pecado en la que casi todo era posible, menos hacer el amor. Por eso he dicho alguna vez que el único heroísmo de mi vida, y el de mis compañeros de generación, es haber sido jóvenes en la Bogotá de aquel tiempo. Mi diversión más salaz era meterme los domingos en los tranvías de vidrios azules que por cinco centavos giraban sin cesar desde la Plaza de Bolívar hasta la Avenida Chile, y pasar en ellos esas tardes de desolación que parecían arrastrar una cola interminable de otros domingos vacíos. Lo único que hacía durante el viaje de círculos viciosos era leer libros de versos y versos y versos, a razón quizás de una cuadra de versos por cada cuadra de la ciudad, hasta que se encendían las primeras luces en la lluvia eterna, y entonces recorría los cafés taciturnos de la ciudad vieja en busca de alguien que me hiciera la caridad de conversar conmigo sobre los versos y versos y versos que acababa de leer. A veces encontraba a al­guien, que era siempre un hombre, y nos quedábamos hasta pasada la medio noche tomando café y fumando las colillas de los ci­garrillos que nosotros mismos habíamos consumido, y hablando de versos y versos y versos, mientras en el resto del mundo la humani­dad entera hacía el amor.

Una de esas noches, o principios de 1954, y en una reunión de amigos, conocí a Armando Villegas. Lo recuerdo muy bien desde el primer momento, porque el estaba haciendo los mismos esfuerzos que yo porque nos floreciera un bigote indigente que ni él ní yo nos hemos vuelto a quitar desde entonces, porque parecía tan macilento y mal comido como yo, pero sobre todo porque no pu­de entender cómo era posible que se sintiera en Bogotá como un nativo, mientras yo no tenía un instante de sosiego tratando de encontrar detrás del olor de hollín de las calles el olor de guayabas podridas del Caribe. Sólo lo entendí cuando supe que Armando Villegas venía de Lima, la única ciudad más tenebrosa que la nuestra, donde además no había llovido nunca y donde hacer el amor podía costar la vida.

Sin embargo, por lo que recuerdo mejor la noche en que conocí a Armando Villegas, es porque yo regresaba de mis solitarios festivales poéticos en los tranvías, y por primera vez me había ocurrido algo que merecía contarse. Ocurrió que en una de las estaciones de Chapinero había subido un fauno en el tranvía. He dicho bien: un fauno. Según el Diccionario de la Real Academia Española, un fauno es "un semidiós de los campos y las selvas". Cada vez que releo esa definición desdichada, lamento que su autor no hubiera estado allí aquella noche en que un fauno de carne y hueso subió en el tranvía. Iba vestido a la moda de la época, como un señor canciller que regresara de un funeral, pero lo delataban sus cuernos enroscados y sus barbas de chivo, y las pezuñas muy bien cuidadas por debajo del pantalón de fantasía. El aire se impregnó de su fragancia personal, pero nadie pareció advertir que era agua de lavanda, tal vez porque el mismo diccionario la había repudiado como un galicismo para querer decir agua de espliego.

Los únicos amigos a quienes yo les contaba estas cosas eran Álvaro Mutis, porque les parecían extraordinarias aunque no las creía, y Gonzalo Mallarino, porque sabía que eran verdad aunque no fueran ciertas. En una ocasión, los tres habíamos visto en el atrio de San Francisco a una mujer que vendía unas tortugas de juguete y cuyas cabezas se movían con una naturalidad asombrosa. Gonzalo Mallarino le preguntó a la vendedora si esas tortugas eran de plás­tico o si estaban vivas, y ella le contestó:
“Son de plástico pero están vivas”.

Sin embargo, la noche en que vi el fauno en el tranvía ninguno de los dos estaba en su teléfono, y yo me sofocaba con las ansias de contárselo a alguien. De modo que cuando llegué a la fiesta de amigos donde conocí a Armando Villegas, solté la revelación co­mo si hubiera sido una granada de guerra:
“He visto un fauno en un tranvía”.

Nadie me hizo caso, salvo Armando Villegas. Más aun: me contó que en Pomabamba, el pueblecito del Perú donde había nacido, los faunos y las faunas iban con sus crías al mercado los domingos en la mañana, pero en los últimos tiempos se les veía cada vez menos, porque los traficantes alemanes los desollaban vivos para vender sus pieles como si fueran de vicuña a los peleteros de Hamburgo. Desde ese momento me di cuenta de que Armando Villegas y yo no sólo seríamos amigos, sino algo todavía más compro­metedor: cómplices.

Yo trabajaba en la redacción de El Espectador, donde escribía reportajes de actualidad y notas editoriales frívolas para burlar a la censura militar. Había escrito algunos cuentos que Eduardo Zalamea, mi verdadero papá literario, publicaba en lo primera página del mejor suplemento de artes y letras de la época, e inclusive ha­bía escrito una nota de consagración en la que digo que eran cuentos muy buenos. También sabía que el inolvidable Hernando Téllez le había dicho en privado al ex-presidente Alberto Lleras que yo podía llegar a ser un escritor de los grandes si lograba supe­rar la peligrosa virtud de la facilidad. Pero no era más que eso, en una ciudad donde había demasiada gente que creía ser mucho más.

La pintura en Colombia se estaba restableciendo entonces de los estragos del muralismo mexicano y parecía a punto de naufragar en el pantano de la novedad abstracta, pero ya todos los grandes nombres de hoy estaban disputándose la primera fila. Armando Villegas era quien les enmarcaba los cuadros en la trastienda de una galería, con serrucho y martillo, y se defendía muy bien con su oficio de carpintero anónimo, mientras dedicaba sus pocas horas libres a pintar como lo ha hecho siempre: con la fuerza y la tenaci­dad de un galeote. Sin ser famoso, estaba muy lejos de ser un des­conocido. Lo único que le faltaba era un padrino de peso, y no le hubiera costado ningún trabajo conseguirlo.

Por eso recuerdo con tanta admiración, y con tanta gratitud, que hubiera tenido la modestia de pedirme que le inaugurara su pri­mera exposición importante en Bogotá. Me quedé muy confundido, porque ambos estábamos rodeados de insignes inaugurado­res profesionales, que de veras habían visto la mejor pintura del mundo y tenían sus discursos escritos de antemano con citas en su idioma original clasificadas por orden alfabético para cada oca­sión. A pesar de eso, pensé que el acto de valor civil de Armando Villegas merecía ser respondido con la misma sangre fría, y le con­testé que sí. Aquella fue la única y la última exposición que presen­té en mi vida, y pensándolo bien, el único discurso que he pronun­ciado por mi propia voluntad. Delante de todos los pontífices de la ciudad tuve esa vez los riñones de decir: “Tengo la satisfactoria impresión de estar asistiendo al principio de una obra pictórica asombrosa”. Hice bien en decirlo, porque eso fue hace 25 años, y ahora estoy disfrutando de la satisfactoria impresión de no haberme equivocado.
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La Obra de Armando Villegas
Armando Villegas (Pomabamba, Ancash – 1928). Realiza sus estudios en la Escuela de Bellas del Perú, egresando el año 1950 con el título de Profesor de Dibujo y Pintura. Hacia 1951 enrumba a Colombia y es becado en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Colombia para realizar un Postgrado en Pintura mural, de esta Universidad egresa con el grado de Maestro en Pinturas; durante esta misma época colabora con la galería de Arte “El Callejón” de Bogotá.

En 1958, es invitado por la Unión Panamericana para exponer escultura y pintura en Washington, EEUU, el año siguiente funda el taller de artesanías “Gruta de Arte”. Ha realizado numerosas exposiciones individuales y colectivas en Latinoamérica y Europa, combinando su labor creativa con la pedagogía, la cual ha ejercido en importantes universidades colombianas. A lo largo de su trayectoria artística ha recibido numerosas distinciones, entre otras podemos mencionar: El Primer premio del Salón Escritores y Artistas de Bogotá, Colombia (1955); Segundo Premio, Concurso Mural Coltejer. Medellín, Colombia (1957); Segundo Premio, XI Salón Nacional. Bogotá, Colombia (1958); Mención de Honor, XV Salón Nacional Colombiano (1963); Mención de Honor, I Bienal de Quito, Ecuador (1968); Comendador de la Orden de San Carlos, República de Colombia (1982); Caballero, Gran Oficial y Gran Cruz de la Orden “Al mérito por Servicios Distinguidos” del Perú (1987); Comendador del Congreso de la República de Colombia (1993); recibe la Orden Tayrona, de la Gobernación del Magdalena (2003); recibe la Medalla de Honor del Congreso de la República del Perú (2005); recibe la Gran Orden Ministerio de Cultura, República de Colombia (2007); el Maestro Villegas este año fue nominado al Premio Príncipe de Asturias de las Artes por su trabajo artístico de más de cinco décadas. En la actualidad reside y trabaja en Colombia.

Esta muestra llega a Lima gracias al esfuerzo de Enlace Arte Contemporáneo y el auspicio de la Embajada de Perú en Colombia, convirtiéndose en una importante ocasión para el público peruano de apreciar una selección de obras de uno de los artistas peruanos de mayor trascendencia en el arte Latinoamericano contemporáneo y que expone después de una larga ausencia en nuestro país.
Yo persigo una forma. Hojas de vida de July Balarezo

La Agencia EFE, destaca que la exposición individual en Lima del maestro peruano Armando Villegas titulada Abstracción/ Figuración – Figuración / Abstracción  propone o plantea un recorrido esencial por parte la amplia trayectoria de más de 60 años de trabajo de Armando Villegas, con más de 40 obras que destacan como vivos ejemplos de la exploración y experimentación puras propias de su trabajo.

La muestra está formada por obras de diverso formato, trabajadas en diversas técnicas. El óleo, el collage, la encáustica, entre otras, se conjugan para dar lugar a un conjunto de obras que resumen la producción artística de Villegas, desde una obra temprana fechada en 1974 y que anuncia ya este paralelo Abstracto/Figurativo hasta obras de la última década en las cuales los materiales de desecho aportan diversas texturas y plasticidad a la obra.

Años atrás, el Convenio Andrés Bello (CAB) publicó un libro que recoge la obra del pintor peruano Armando Villegas, residente en Colombia hace más de cincuenta años, y abrió una exposición de pinturas del artista en su sede cultural de Bogotá.

La publicación titulada "Abstracto", incluye textos de Alvaro Medina, del Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional, y fue presentada el jueves en la noche por el periodista colombiano Germán Castro Caicedo.

A la apertura de la exposición de obras recientes abstractas asistieron el embajador de Perú en Colombia, José Luis Pérez Sánchez-Cerro, y el secretario ejecutivo del CAB, el ecuatoriano Francisco Huerta Montalvo.

Armando Villegas es famoso por su serie de pinturas "Los guerreros" y pese a no haber nacido en Colombia, es considerado uno de los artistas más importantes del arte moderno en el país, junto a los ya fallecidos Alejandro Obregón y Enrique Grau, y a Fernando Botero, entre otros.
Villegas nació en 1928 en la provincia peruana de Pomabamba (región Ancash) y estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes del Perú.

En 1950 llegó a Bogotá, donde formó su familia y desarrolló la mayor parte de su carrera artística. Actualmente es ministro consejero cultural honorario de la Embajada de Colombia.
El CAB, acuerdo de integración educativa y cultural fundado en 1969, está formado actualmente por Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, España, Panamá, Paraguay, Perú, Venezuela y Cuba.


domingo, 28 de julio de 2013

LA BUENA PRENSA DE PAPEL TENDRA LARGA VIDA

Jorge Zavaleta Alegre.-

Solo las publicaciones de gran calidad que circulan en versiones impresas mantendrán su vigencia, más aún en el mundo virtual de internet. "No está escrito en las tablas de Moisés que todos los periódicos vayan a desaparecer. Habrá excepciones", señala el semanario alemán Die Zeit – El Tiempo.

El comentario se relaciona con  aquellos medios escritos que nacieron contra el totalitarismo  y como  puerta de esperanza frente a la crítica realidad política que reinaba en Latinoamérica y la Península Ibérica.

La mirada global, sería  incompleta, si  se ignora a la generación intermedia que aún mantiene preferencia por el  mensaje   impreso, además de una inmensa mayoría de personas (en América Latina),   que no acceden a una computadora y conexión satelital.

Este es un elemento que no  ha tomado en cuenta la revista Humboldt, del Instituto Goethe, al anunciar el cierre de su edición impresa (159 ediciones semestrales  en 53 años). La publicación nació  para promover el diálogo cultural entre Alemania y América Latina, España y Portugal,  inspirándose en  el nombre y el pensamiento “nómada” de  aquel  explorador que surcó mares y montañas, para entregarnos más de una perspectiva en el campo del arte, la cultura, la sociedad.  

A partir de enero del 2014, esa revista tendrá formato  digital, y “propiciará  mayor interactividad que una edición impresa”, según sus directores Johanes Ebert, Rit Magni, Margarete Kraft y Ulrike Prinz.

El pensamiento de Alexander Von Humboldt, considerado  uno de los  primeros teóricos de la globalización, en sentido estricto, es un pensamiento nómada que fluctúa entre los idiomas, entre las ciencias, entre  los mundos. “Combina a su manera la ética y la estética y al mismo tiempo varía constantemente los puntos de vista a partir del movimiento, en el intento por repensar el mundo  e impulsar una conciencia  universal múltiple en perspectivas”.

PERIODISMO DIGITAL NO HACE DINERO
Giovanni di Lorenzo, director del semanario alemán Die Zeit, tiene argumentos que aseguran larga vida a la prensa impresa. Considera que “el periodismo digital hace de todo menos dinero" y defiende los textos largos, la calidad, la profundidad.
Hay futuro para el periodismo impreso de "orientación y profundización". Internet es solo una de las causas de la crisis del papel, pues la falta de credibilidad y el abandono de la calidad son las más graves.

En plena crisis económica mundial y del periodismo de papel impreso,  Di Lorenzo, uno de los periodistas más mimados de Alemania, indica que el truco fue estudiar en detalle las necesidades de los lectores, ignorar todos los consejos de los asesores de medios y seguir haciendo artículos largos, documentados, serios e incluso difíciles. 

Bajo su dirección, la facturación del periódico creció un 70%, los beneficios se triplicaron y la difusión aumentó un 60% hasta el medio millón de copias semanales. Y eso que Die Zeit no es de lectura fácil. La mayoría de los nuevos abonados tienen entre 20 y 30 años. Die Zeit no ha renunciado al online. Al contrario, tiene una redacción digital para la que trabajan unas 60 personas.

En el Centro cultural Gabriel García Márquez, en La Candelaria, Bogotá,  siempre se puede apreciar Arte hecho en amate, papel de árbol que usaban los aztecas, como un homenaje al escritor de los  Cien Años de Soledad  y presidente del directorio del semanario Cambio (16) de Colombia. (www.papeldearbol-papeldearbol.blogspot.

Este papel, sacado de la corteza del árbol de janote, era usado por los indígenas para documentar su saber y su filosofía. Ahora se usa para el arte. Hans Lenz, especialista en temas relacionados con el papel, afirma que “los mayas empezaron a manufacturar papel entre 500 y 1.000 años antes de nuestra era”. Benito Juárez, en la frontera con El Paso norteamericano, es una ciudad de artesanos y librerías, que abastece de papel y motivos a las escuelas de sus vecinos, que en años recientes su supervivencia fue amenazada por los carteles de narcotraficantes.

Cambio 16 de Madrid, registra  en papel, 41 años de historia  y testimonio  de la transición democrática española, más  una web que acompaña al lector con los vacíos informativos  entre una y otra edición semanal. José María Días Dorronsoro, doctor por la Universidad de Navarra, en su libro Comunicación, 2012, señala  que Cambio 16,  fue un imprescindible medio  para explicar la transición democrática española - la Santa Transición que dejó dicho Francisco Umbral y que parece que ahora algunos sectores tratan de denostar y hasta destruir sus cimientos de concordia y avenencia- desde sus primeras estribaciones hasta los últimos acontecimientos.

Manuel Domínguez Moreno, Presidente Director del semanario comenta que no es posible existir a través de la vida de otros; somos dueños de nuestros propios errores, también de los aciertos, y estamos condenados a mirarnos en el espejo de la conciencia completamente desnudos, al amparo de los atributos y valores que nos confiere la dignidad, ese escudo que blinda nuestra condición humana, cubriéndonos con la fuerza de la ética, y también la libertad, a la que aspiramos y que alimenta nuestras sueños y anhelos, capaz de convertir el pasado en una esperanza de futuro a través del pensamiento, las ideas y, sobre todo, la educación, que no solo sostiene el acervo cultural y toda una herencia de bienes morales acumulados a través de una experiencia atávica y, no obstante, en continuo movimiento, transformándose en cada generación en el empeño de explicaciones metafísicas sobre el ser (y la nada, el no-ser) y embarcada en un proceso de cambio permanente que nos hace avanzar, desarrollarnos, progresar, tal vez en contra de nosotros mismos y de nuestros, en ocasiones, mezquinos intereses individuales. Pese a todo no hemos capitulado.

“…frente a los que se resignan y claudican, perdedores y vencidos de antemano, que ni siquiera plantean batalla, no dejo nunca de soñar, consciente de que la historia y la libertad nacen cuando el mundo sueña. Por eso creo que la palabra es un arma revolucionaria y revolucionario es asimismo el sentimiento, la pasión, el espíritu de lucha. Hemos llegado hasta aquí apoyados en dos tópicos que han sostenido el pensamiento". 

"Del medieval tempus fugit, que definió una edad oscura, vetada al pensamiento y las ideas, subyugada por la superstición y la superchería, la falsedad y el engaño, la mentira disfrazada de parca en el triunfo de la muerte sobre la vida, en el temor irracional al futuro porque la muerte es el final, al ilustrado carpe diem, aprovecha el día, el momento, dale tiempo al tiempo, ilumina con el siglo de las luces, el saber, la ciencia, todo el conocimiento que abre la mente y descubre nuevos mundos”.



sábado, 27 de julio de 2013

ARGENPRESS.info Suplemento Cultural Nº 248. LA BALSA DE PIEDRA




A una dama muy blanca, vestida de verde

Amazonas, la balsa de piedra
Por: Jorge Zavaleta Alegre (Desde Lima, Perú. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)


Catalina (la Cata)
Por: Nechi Dorado (Desde Buenos Aires, Argentina. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)

Desde lejos
Por: Liliana Perusini (Desde Santa Fe, Argentina. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)

Poema
Por: Guillermo Henao (Desde Medellín, Colombia. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)

Esta vuelta la paga él…
Por: Carlos Alberto Parodíz Márquez (Desde Alejandro Korn, Buenos Aires, Argentina. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)

Plástica: Pintura contemporánea africana

El pajillero barbudo
Por: Daniel de Cullá (Desde Burgos, España. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)

¿Olvidar?
Por: Beatriz Andino (Desde Santa Fe, Argentina. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)

Emborracharse
Por: Gustavo E. Etkin (Desde San Salvador de Bahía, Brasil. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)

Crítica literaria: “París era una fiesta”, de Ernest Hemingway
Por: Francisco Vélez Nieto (Desde España. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)

Los fiordos de Noruega

Crítica literaria: “Relámpagos”, de Carmen Moreno
Por: Pedro Luis Ibáñez Lérida (Desde España. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)

Música: El banjo

Historia de Alí Babá y los cuarenta ladrones

Curiosidad: Increíble escritorio antiguo
Por: El Ave Fénix

jueves, 25 de julio de 2013

PAPELDEARBOL: LA MARCHA DE LOS PENDEJOS y LAS LANZAS COLORADAS

PAPELDEARBOL: LA MARCHA DE LOS PENDEJOS y LAS LANZAS COLORADAS: Jorge Zavaleta Alegre . Corresponsal Cambio16-Madrid.- Caracas. - A fines de octubre de 1989, las calles de la capital venezolana  se con...

LA MARCHA DE LOS PENDEJOS y LAS LANZAS COLORADAS

Jorge Zavaleta Alegre. Corresponsal Cambio16-Madrid.-
Caracas.- A fines de octubre de 1989, las calles de la capital venezolana  se convirtieron en escenario de  la “Gran Marcha de los Pendejos”, movilización de indignados contra  la corrupción del régimen que lideraba el presidente  Carlos Andrés Pérez, quien murió en la ignominia como reo domiciliario por su mayoría de edad.

Los venezolanos de entonces exigían la inmediata libertad de un bodeguero de descendencia asiática, a quien se le acusaba del mal uso de dos mil dólares de las devaluadas divisas, mientras  banqueros y  grandes empresarios   multiplicaban sus fortunas  con el tráfico de los dólares subsidiados por la caja fiscal, en manos del gobierno de Acción Democrática. 

Arturo Uslar Pietri (1906-2001), escritor, abogado, periodista y político venezolano, tres veces ministro de Estado,  autor de Las Lanzas Coloradas y Oficio de Difuntos, entre otras novelas, acuñó la palabra pendejo  y la hizo muy popular, convocando esa primera “Gran Marcha de los Pendejos”.

La palabra pendejo,  a diferencia de otros países latinoamericanos, en Venezuela tiene un significado opuesto,  para referirse de manera irónica a la persona  honesta, incapaz de cometer actos de corrupción.  

Uslar Pietri,   sugirió que se debía crear la “Orden de los Pendejos”. Su amigo  Christian  Cazabonne, creó  “La fábula del pendejo”, e hizo posible  distinguir  a los funcionarios públicos en corruptos y “pendejos”. Pietri, descendiente de los forjadores de la independencia republicana  es el escritor venezolano de más celebridad y consideración en el siglo XX, después de Rómulo Gallegos.

Con su novela Las lanzas coloradas,  se dio a conocer cuando contaba apenas veinticinco años y contribuyó a forjar la tan hispanoamericana tradición del "realismo mágico".  Presentó su candidatura a la presidencia de la República en 1963.

Sus crónicas "Sembrar el petróleo",  levantaron la voz para pedirle a los gobernantes que no despilfarraran el oro negro, cuya explotación había comenzado a hacerse intensiva, y lo utilizaran para actividades capaces de garantizar el sustento de sus habitantes.

UN CUARTO DE SIGLO DESPUES
En julio  del 2013, la historia es relativamente diferente. En Caracas, la oligarquía trata de recuperar el poder perdido con el gobierno nacionalista de Hugo Chávez y desde este año con Nicolás Maduro, 

Caracas acaba de ser la sede de la primera reunión de los ministros de Educación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños - CELAC, en la cual se ha  decidido trabajar  por la creación de políticas conjuntas,  como estrategia continental para  erradicar la pobreza y el hambre.

CELAC es el proyecto de unión política, económica, cultural y social más importante de la historia contemporánea de la región, a contraparte de la OEA, institución anquilosada frente al mundo  global.

La CELAC fue creada el martes 23 de febrero de 2010 en  la Cumbre de la unidad de América Latina y el Caribe, en la ciudad de Playa del Carmen, Quintana Roo, México.
Su I Cumbre, con el objetivo de su constitución definitiva y de integración frente a la crisis económica, tuvo lugar en Caracas,  diciembre 2011. La II Cumbre se celebró en Chile en enero de 2013. En el 2014 será en Cuba y en el 2015 en Costa Rica.

La CELAC involucra programas conjuntos de educación, salud y alimentación,  con la misma dinámica de trabajo de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América - ALBA.

La inclusión social no puede hacerse desde la visión capitalista y neoliberal, sin la participación del Estado y apostando por el individualismo, pero tampoco solo desde el Estado protector.

La CELAC ha  decidido la inclusión de la Troika – Cuba, Costa Rica y Haití como una manera de reconocer el aporte del Caribe. El organismo regional  apoya a las Islas Malvinas, bajo el control de Reino Unido desde 1833 y cuya soberanía reclama Argentina.

La CELAC, una organización cuya aspiración es convertir a la región en un bloque de integración y desarrollo económico, reúne a 33 países latinoamericanos y caribeños, sin Estados Unidos y Canadá, y con la presencia de Cuba, aislada durante años de la OEA.

La CELAC  agrupa a más de 550 millones de habitantes y se extiende a más de 20 millones de kilómetros cuadrados, se formó después de que confluyeran en ésta el Grupo de Río y la Cumbre de América Latina y del Caribe.  

Los mandatarios también aprobaron el plan de acción para 2013-2015, que recoge propuestas concretas para impulsar inversiones que promuevan el desarrollo sostenible. En el plan se estima "promover marcos reguladores abiertos, estables, predecibles y transparentes para fomentar las inversiones y proporcionar certidumbre legal a los inversores y los socios locales, a la vez que se reconocen los derechos soberanos de los estados para regular".

La CELAC es un organismo intergubernamental de ámbito regional, heredero del Grupo de Río y la CALC, la Cumbre de América Latina y del Caribe.

La economía latinoamericana que actualmente está experimentando un gran crecimiento debido al gran mercado interno, a la exportación de commodities y a la fusión de bienes y servicios, en toda la región traerá consigo un aumento del consumo por parte de los latinoamericanos elevando así la calidad de vida en la mayoría de sus países.
No obstante aún se deberá hacer un esfuerzo para rescatar al 30% de la población pobre que aún existe en la región.

Con un PIB de aproximadamente 7 billones de dólares a precios de poder adquisitivo (incluyendo los nuevos territorios tomados en cuenta), es la tercera potencia económica en el mundo, además del mayor productor de alimentos y el 3° mayor productor de energía eléctrica.

La región tiene acceso a créditos menor en comparación con otras regiones (30%), no obstante tener un sistema financiero estable, con bancos relativamente pequeños, pero bien saneados.

La economía más grande de Latinoamérica es Brasil con un PIB  de 2,293 billones de dólares (2011). A nivel mundial se ubica en el 7° puesto. Está incluida en la teoría BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), demostrando que para el año 2050 llegarán a ser, junto con la de Estados Unidos, las cinco economías más grandes del mundo.

La segunda economía regional es México que se ubica en la posición 11ª a nivel mundial, aunque no fue incluida inicialmente en el BRICS.

La tercera economía regional es la Argentina, ubicada en la posición 22ª nivel mundial, es miembro activo del Grupo de los 20 junto con Brasil y México, que reúne a los países industrializados y a los emergentes más importantes. Es uno de los principales exportadores de alimentos del mundo. Es el mayor productor de software de la región.
Colombia es la cuarta economía de América Latina según el FMI. Venezuela es la quinta economía  de la región, con las reservas de petróleo y gas entre las más grandes del mundo.

La Economía que más veloz crece es el Perú con un promedio de 7.5% al año, aunque en el 2013 se reducirá a menos de 6%, por la baja de precios de los minerales.

En lo referente al índice de desarrollo humano, todos los países de la región están entre los puestos 45° (Chile) y 145° (Haití) entre 158 países, según los datos del 2010.

El mayor acuerdo o bloque comercial de la región es la UNASUR conformado por el MERCOSUR y la CAN. Se intenta la integración económica continental a través de la ALADI y el Sistema Económico Latinoamericano y del Caribe (SELA).

Bolivia, Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela tienen su propio bloque, llamado en este caso la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América - Tratado de Comercio de los Pueblos.

En América del Sur existe un bloque predominante, el Mercosur, integrado por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay, Venezuela, con Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú como miembros asociados.

Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú conforman la Comunidad Andina, de la que los países vecinos son miembros asociados. 

Recientemente Chile, Colombia, México y Perú conforman la Alianza del Pacífico que conformará un área de integración que buscará conquistar el mercado de asiático.

Fuera del ámbito continental, Argentina, Brasil y México son los únicos países de la región que forman parte del Grupo de los 20 (países industrializados y emergentes); mientras que Chile, México y Perú forman parte de la APEC (Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico). Chile y México son los únicos que forman parte de la OCDE.

En la I Cumbre de la CELAC en Caracas, 33 países de la región latinoamericana y caribeña, constituyen de manera oficial y definitiva este organismo.

miércoles, 24 de julio de 2013

PROGRAMAS SOCIALES Y LA CIUDAD LETRADA, SEGUN LOS ANDES DE PUNO


http://www.losandes.com.pe/?c=noticia&id=73461
Jorge Zavaleta Alegre.-

El uruguayo Ángel Rama, maestro de generaciones,   fundador y director de la Biblioteca Ayacucho, autor de La ciudad letrada, hace  referencias a cuatrocientos años de las relaciones entre los letrados y las estructuras de poder.

El poder de los letrados de la Colonia, residía en el dominio de la palabra escrita en una sociedad analfabeta. Los intelectuales eran la burocracia estatal que pasaba en limpio y ejecutaba las órdenes de la Corona.

Los religiosos, administradores, educadores, profesionales, escritores y múltiples servidores intelectuales, todos esos que  manejaban la pluma, estaban estrechamente ligados a las funciones de poder.

No era posible concebir la ciudad colonial sin sus leyes, sin su Administración o sin su jerarquía eclesiástica. El sueño de una ciudad en el Nuevo Mundo, requería, una vez más, del dominio de la palabra escrita.

De la capacidad de redactar actas fundacionales, y de proyectar por escrito las relaciones entre la Iglesia y el Estado,  el sueño de una ciudad hubiera sido una quimera.

A pesar de todo, el dominio de la élite letrada comenzará a ser cuestionado con el correr de los años. A pesar de los esfuerzos por conservar su poder, la ciudad letrada sufrirá un duro revés en el siglo XIX. 

La Modernización significará el fin del monopolio de la élite letrada colonial. La expansión de la alfabetización, el surgimiento de diarios y revistas, la prensa, el crecimiento de un público crítico y consumidor de textos y ahora la revolución de la comunicación, democratizan  la educación, producen cambios sustanciales en las profesiones del intelectual.

En la actualidad, las democracias políticas para tratar de consolidarse abordan  los problemas sociales mediante el diálogo y muchas veces la concesión de más privilegios a los grupos económicos a cambio de reformas que alivien las tensiones y las demandas populares.

En América Latina las políticas  sociales abren nuevos horizontes. Según el balance de expertos, apreciamos como Pensión 65 y Beca 18, en el Perú, con complementarios y  arrojan resultados positivos,  en la medida que estos programas son administrados con participación de las colectividades organizadas.

Si el Estado cumple con los desposeídos adultos mayores y los  jóvenes con más talento, mediante  la selección democrática, los resultados serán y son tangibles. Se traducen en respuestas favorables para  el  contexto familiar y  comunitario. La oportunidades de una educación de calidad son la simiente efectiva para el desarrollo individual y colectivo. Lo fue en el pasado, lo es mucho más en el presente.

Será muy importante que  los programas sociales aseguren la previa incorporación del beneficiario a un trabajo productivo evitando que la vieja ciudad letrada, se superponga, como en la colonia,  a la  capacidad   y  responsabilidad juvenil de los tiempos modernos.





lunes, 22 de julio de 2013

BECAS SOCIALES Y LA CIUDAD LETRADA

Jorge Zavaleta Alegre. Cambio16.Madrid.-

El uruguayo Ángel Rama, maestro de generaciones,   fundador y director de la Biblioteca Ayacucho, autor de La ciudad letrada, hace  referencias a cuatrocientos años de las relaciones entre los letrados y las estructuras de poder.

El poder de los letrados de la Colonia, residía en el dominio de la palabra escrita en una sociedad analfabeta. Los intelectuales eran la burocracia estatal que pasaba en limpio y ejecutaba las órdenes de la Corona.

Los religiosos, administradores, educadores, profesionales, escritores y múltiples servidores intelectuales, todos esos que  manejaban la pluma, estaban estrechamente ligados a las funciones de poder.

No era posible concebir la ciudad colonial sin sus leyes, sin su Administración o sin su jerarquía eclesiástica. El sueño de una ciudad en el Nuevo Mundo, requería, una vez más, del dominio de la palabra escrita.

De la capacidad de redactar actas fundacionales, y de proyectar por escrito las relaciones entre la Iglesia y el Estado,  el sueño de una ciudad hubiera sido una quimera.

A pesar de todo, el dominio de la élite letrada comenzará a ser cuestionado con el correr de los años. A pesar de los esfuerzos por conservar su poder, la ciudad letrada sufrirá un duro revés en el siglo XIX. 

La Modernización significará el fin del monopolio de la élite letrada colonial. La expansión de la alfabetización, el surgimiento de diarios y revistas, la prensa, el crecimiento de un público crítico y consumidor de textos y ahora la revolución de la comunicación, democratizan  la educación, producen cambios sustanciales en las profesiones del intelectual.

En la actualidad, las democracias políticas para tratar de consolidarse abordan  los problemas sociales mediante el diálogo y muchas veces la concesión de más privilegios a los grupos económicos a cambio de reformas que alivien las tensiones y las demandas populares.

En América Latina las políticas  sociales abren nuevos horizontes. Según el balance de expertos, apreciamos como Pensión 65 y Beca 18, en el Perú, con complementarios y  arrojan resultados positivos,  en la medida que estos programas son administrados con participación de las colectividades organizadas.

Si el Estado cumple con los desposeídos adultos mayores y los  jóvenes con más talento, mediante  la selección democrática, los resultados serán y son tangibles. Se traducen en respuestas favorables para  el  contexto familiar y  comunitario. La oportunidades de una educación de calidad son la simiente efectiva para el desarrollo individual y colectivo. Lo fue en el pasado, lo es mucho más en el presente.

Será muy importante que  los programas sociales aseguren la previa incorporación del beneficiario a un trabajo productivo evitando que la vieja ciudad letrada, se superponga, como en la colonia,  a la  capacidad   y  responsabilidad juvenil de los tiempos modernos.


sábado, 20 de julio de 2013

ARGENPRESS.info - Suplemento Cultural # 247. La necesaria transformaciòn de la ONU

NE.En este edición se incluye una propuesta del voluntariado latinoamericano para adecuar la ONU a las exigencias del nuevo milenio. Solo la remodelacion del local en Nueva York, inaugurado en 1950, costará dos mil millones de dólares... JZA
Un expreso del futuro. Por: Julio Verne

Cuba-Estados Unidos: politización de la lucha antidroga, o cooperación entre iguales
Por: Alejandro L. Perdomo Aguilera - Santiago Espinosa Bejerano

¿Qué interculturalidad?
Por: Julio Eduardo Torres Pallara (Desde Juliaca, Perú. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)

Crítica literaria: “Adriático”, de Eva Díaz Pérez
Por: Francisco Vélez Nieto (Desde España. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)

Desde La Boca, Argentina: Quinquela Martín

El candelabro
Por: Gustavo E. Etkin (Desde San Salvador de Bahía, Brasil. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)

Música: La importancia de la música en las películas
Por: Charlie Watkins
http://cultural.argenpress.info/2013/07/musica-la-importancia-de-la-musica-en.html

Bellos trenes checos y húngaros
Por: El Ave Fénix

Voluntarios por una nueva ONU
Por: Jorge Zavaleta Alegre (Desde Lima, Perú. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)


Disoamándose
Por: Isabel María Fagúndez Gedler (Desde Caracas, Venezuela. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)

El pedigüeño lector
Por: Daniel de Cullá (Desde Burgos, España. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)

Graffitis argentinos en “malas compañías”
Por: Carlos Alberto Parodíz Márquez (Desde Alejandro Korn, Buenos Aires, Argentina. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)

Humor gráfico en solidaridad con Evo Morales, ante la agresión imperial

Poderoso caballero es don dinero
Por: Francisco de Quevedo

Sí, ¡yo la maté!
Marcelo Colussi (Desde Guatemala. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)

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