Quintanilla entre Cusco
y Paris
Jorge Zavaleta Alegre
Alberto Quintanilla, Cusco 1934, tiene una frondosa y
documentada trayectoria, cuya obra se convierte en un hito para el renacimiento de la cultura andina, en un medio local tan
hostil, violento, entre el amor y el rechazo a la vez.
Defiende su libertad
de creador para expresar fielmente como le contaron su padre y abuelo
respecto al perro enamorado de la luna,
que llega una noche a la luna y se va al
firmamento, y que así nace, con ese mito
y leyenda, en la cultura Mochica-Chimú.
La cultura, en realidad no tiene pasado ni futuro, sino que
es un presente continuo, afirman talentos como Picaso*. Nos invita a mirar un
universo múltiple, poblado de hombres y
mujeres, entre perros y felinos, flores,
ángeles, demonios, cuya pintura
“eleva los referentes de la sociedad
peruana a expresiones y vivencias
universales”.
En los museos de Sipán, en el norte del Perú y en Taiwán como en
Pekín, el público puede apreciar la
similitud de ritos funerales, entre ambos hemisferios. Inclusive las tumbas
reales van acompañadas de sus familiares,
alimentos y de un “perro sin pelo”. Pregunto a Alberto Quintanilla, en el
Teatro Maro Vagas Llosa de la Biblioteca
Nacional del Perú, después de la presentación del documental El Perro peruano si
pelo, en el cual el uno de los actores:
¿Cómo rescatar desde el
Perú, esa relación histórica con el pasado, sin caer en
el chauvinismo, como viene ocurriendo en la promoción de la comida, de nuestra variada
filigrana, de la cerámica, de la papa, del ají, entre otros recursos… Ahora del perro sin
pelo?
-De la comida hablé
desde los años cincuenta. Ahora
hay un discurso. En ese entonces no había gente
interesada en su país. Ha tenido que pasar por una serie de catástrofes
para empezar a darnos cuenta de lo que tenemos.
-¿Qué programa de
promoción viene sobre el perro peruano sin pelos después del Documental
presentado en Lima?
-Estoy haciendo un libro como base de una película sobre mi
vida. Creo que en el Perú todo tiene importancia. Buscamos la cohesión. Estamos
forzados a tomar lo que hemos ignorado tantos siglos.
Por ejemplo, yo no se por qué me han bautizado, no me
pidieron permiso. ¿Por qué tenemos que seguir pensando que todo lo que viene de
fuera, del extranjero, es fantástico? Eso es falso, es una mentira.
Además la Historia del Perú no la sabemos. Si se pregunta qué
hizo en Chorrillos el ejército chileno en 1879. Se ignora que se le arrebató
todo, inclusive la vida de un pueblo.
-Alberto Quintanilla, conocedor
de la cultura francesa, como residente en París, los Bichon Frisé, por ejemplo,
tienen una frondosa historia adornada y ligada a la nobleza europea, que
durante la guerra quedaron sin protección y que ese trance permitió adquirir
fortaleza entre el calor del pueblo. Una historia que ha creado un mercado
inmenso, en el cual los perritos movilizan negocios de dimensiones siderales. ¿Cómo
promover el perro peruano sin pelo, si esta especie es mirada en un sector del
país como un animal indeseable?
-En el Perú se desconoce aún las formas de hacer
comercio justo. El comercio tiene que tener
un horizonte, saber a quien favorece.
La vid que se produce
en la Argentina está afectando la
tierra, en perjuicio del trigo. Hace
tres o cuatro años en Ica, en
Huacachina, fueron eliminados cuatro frondosos árboles que tenían cuatro
siglos de antigüedad. Un niño no podrá ver ese registro. No tenemos testimonio de nuestro pasado, ni suficiente organización para la protesta y
el orden creador.
Todos los pintores que ahora ingresan a la Escuela Nacional
de Bellas Artes, todos son abstractos. Ya se olvidaron del arte. Para qué existe
ENBA, hay que cerrarla como sugieren desde la otra orilla. Los museos se
privatizan, cuando es al pueblo a quien le corresponde ser el propietario.
-¿Te agrada retornar al
Perú, con tanto desencuentro emocional y real?
-No soy feliz cuando vengo cada vez a mi país. Estamos tan
atrasados que no conocemos nuestra historia. Los chilenos se robaron nuestros
viñedos, en barcos, y ahora producen vino. De la chirimoya hacen dulces que lo llaman “Chilimoyas”.
-¿La migración acaso no
es una realidad, una exigencia, una necesidad?
-Por ejemplo si uno tiene nostalgia de
su cebiche, de arroz con pato, para qué viajar. Ninguna comida es exactamente a la original. Quien viaja tiene
que adaptarse, si no, no se viaja. Lo que pasa es que el peruano no
está preparado para viajar. En París
existen peruanos que se ufanan de decir que nunca han visitado un mercado marroquí, argelino,
mexicano….donde se encuentra todos los insumos de la comida de una nación. Limones,
ajíes…. Hasta pronto.
A manera de conclusión
de esta entrevista: La arquitectura, la pintura, la escultura y otras
vertientes de la cultura comparten esa
presencia en el tiempo plural y diverso de América Latina. La historia de
nuestras convicciones se ha ido
recreando, incesantemente, aún en intensa dinámicas de conflicto cultural.
*En palabras del
embajador de Perú en la UNESCO, Manuel Rodríguez
Cuadros, Centro Cultural Inca Garcilaso de la Cancillería en Lima 15.10.2012.