Jorge Zavaleta Alegre.
Lima-Madrid
Para la clase política
y empresarial, Alejandro Toledo Manrique no tenía el perfil clásico para ser Presidente de la
República: descendiente de una familia
indígena y luchando en las calles con una vincha, no calzaba en el perfil
presidencial. Nació en el pueblo de Ferrer, registrado en la municipalidad de Cabana, departamento de Ancash, a unos 540 km, al NE de Lima.
Esta introducción, que aparece en Crecer para incluir 2001-2006, libro del ex
presidente Alejandro Toledo, sintetiza en 300
pp. sus “Cinco años en los que sembró el futuro”, y constituye un elemento para el psicoanálisis de un país uno y múltiple a la vez como es el Perú, que en lugar de
reconocerse con este gran valor,
persiste y alienta la
fragmentación, el racismo, el desprecio
al pobre y otros rezagos de un
pensamiento colonial y rentista.
En Cabana, como narra
un tía, profesora de religión y educación cívica, su sobrino Alejandrito, es
uno de los hijos de Margarita, que salió
cholito cuando ella es blanca de ojos claros, y que no es cierto que la familia Toledo
Manrique fuera pobre. Su padre Anatolio era maestro de construcción, lo
que se llama en Lima un arquitecto. Tampoco es cierto que Alejandro pasó su
infancia vendiendo tamales en Chimbote. No, su madre preparaba los tamales y
Alejandrito solo los llevaba a una bodega cercana para su respectiva comercialización. La profesora, en
tanto mostraba un regalo que le serìa
entregado a su sobrino presidente: una vasija de plástico con habas y maíz tostado
(cancha), cubierto con un mantelito bordado y una tarjeta: “para Alejandro,
querido sobrino, para el largo camino
que te reserva la vida…” Ferrer, 2001.
Cuando estaba mostrando ese regalo, se acercaron dos
sacerdotes, uno español y otro italiano, confirmaron lo que la profesora decía que en
el Callejón de Conchucos, rica región minera,
empezando por Cabana, la lengua oficial de sus antepasados era el
Kully, y se prohibía el quechua, y por
cada palabra que se usara, la autoridad arrancaba 50 pelos como sanción mínima.
“Este nuevo libro reseña lo que fue nuestro gobierno. Lo
que hicimos, lo que dejamos y lo quedó pendiente”, escribe el ex mandatario,
cuya hoja de vida es y debe ser apreciada por cualquier sociedad y no una plaza cerrada para los miles de
científicos y humanistas que como él siguen logrando doctorados en exigentes
universidades del EEUU y Europa. Toledo es PhD por la Universidad de Stanford y profesor visitante de la Universidad de
Harvard. En Lima profesor principal de
la hoy universidad de ESSAN.
Eliane Karp, de origen
belga, esposa y compañera de ruta de Alejandro Toledo, afirma que “nuestra raíz andina ha perseverado
en el tiempo, resistiendo el embate colonizador, recuperando luego su peso
poblacional y desbordando luego al Estado
para migrar del campo a la ciudad,
transformándola y reclamando para sí ciudadanía, democracia y derechos”.
En el 2001, seis meses
después de que Toledo, asumiera la jefatura del Estado como
líder del partido “Perú Posible”, decidió retornar
a Ferrer, a su pequeño pueblo andino, entre
los Callejones de Conchucos
y Huaylas, paisaje que los turistas más
exigentes comparan esta belleza - ahora profundamente agredida por el cambio climático
- como Suiza y los pueblos de los Alpes.
El retorno de Alejandro Toledo a su tierra, después de cuatro décadas, incluyó la inauguración de un colegio diseñado para funcionar las 24 horas del día,
con el objetivo de que ningún joven, debía abandonar las comarcas, sin antes
haber pasado por las aulas, con buenos
profesores y haber aprendido, por lo menos, un oficio que le garantizara oportunidades de
trabajo en la costa.
Recordaba, sin duda, a
José María Arguedas, la novela de El zorro de arriba y el zorro de abajo, sobre
el boom de la pesca en Chimbote, donde
miles de campesinos que sin saber nadar descargaban de las embarcaciones redes repletas de anchoveta, la cosecha marina que en centenas de fábricas privadas se convertía
en harina para exportación como alimento de aves y abono natural en Asia y Europa.
La ceremonia de
bienvenida a Toledo debía empezar. Pero el abrazo de sus familiares, la mayor parte ancianos, arrugados por el
tiempo, vestidos de poncho, sombrero y con “llanques” u ojotas. El clima frio y seco, el
cielo azul sin nubes y los sones de una
banda de músicos, emocionaron tanto que el Jefe de la Nación no pudo iniciar su
discurso.
En el estrado (rodeado de su gabinete ministerial y de
su padre Anatolio (con una máscara de oxígeno) para paliar los efectos del
frio), Toledo enmudeció. Y en ese silencio, la primera dama de la nación Eliane Karp (de
origen belga) tomó el micro y dijo “nuestro Presidente ha sido afectado por la
calurosa bienvenida. Esperemos unos
minutos”. Y levantado su índice derecho y mirando los cultivos de las laderas vecinas, agregó: “allí entre esos
maizales y trigales que tenemos al
frente, allí me enamoré de Alejandro”, y pausadamente le entregó el micro.
El discurso del presidente
Toledo fue breve y contundente. Encargó a cada Ministro tareas específicas para
convertir a Ferrer en un modelo de política gubernamental, tomando como punto
de partida la escuela, el centro del
desarrollo local, articulado a un “intenso
proceso de descentralización, regionalización y modernización de la gestión
pública…”.
Pero meses después,
años después, en Ferrer el tiempo seguía
detenido. En la escuela, algunas computadoras ya no funcionaban, internet
tampoco. Varios profesores ausentes. La construcción de la carretera, encargada a
los militares, no se había iniciado… Casi ninguna propuesta para
impulsar Ferrer se había cumplido. La
anomía secular, había invadido a casi todos sus habitantes.
El gobierno de un país
no es de una sola persona. El ex presidente Alejandro Toledo en
"Crecer para incluir 2001-2006”, libro que será traducido al chino y al portugués, señala las
estrategias de crecimiento económico e inclusión social que empleó en su
Gobierno. Recibió un país con
"una economía en recesión, con altos niveles de inflación y con déficit
fiscal", situación que, según él, fue transformando durante su quinquenio
de gestión. "Nosotros recibimos el país con -3 % de crecimiento y le
dejamos al próximo Gobierno democráticamente elegido un crecimiento de 7,5 %,
uno de los más altos de América Latina".
Recuerda que fue parte
de un movimiento para recuperar "la democracia, la libertad de expresión y
los derechos humanos" que,
consideró, se habían perdido durante el Gobierno de Alberto Fujimori
(1990-2000), donde se tejió una red de corrupción en las instituciones del
Estado y que por atentados a los
derechos humanos y otros delitos la
Justicia, lo condenó a cadena perpetúa
junto con su principal socio y asesor Vladimiro Montesinos.
Según Toledo, la
renuncia por fax de Fujimori desde Japón en 2000, tras conocerse los actos de
corrupción en su Gobierno, hizo que el "autoestima colectiva" de Perú
se fuera a la baja.
La economía peruana se ha recuperado,
se ubica entre las más dinámicas de la región, aunque actualmente experimenta
una ligera desaceleración que ha llevado al Gobierno a elaborar un paquete de
medidas para reactivarla. “Es necesario diversificar la economía del país y no
depender en demasía de la exportación de materias primas, porque eso convierte a
Perú en una nación "vulnerable".
"Quiero que sepan
que triplicamos las exportaciones y decidimos darles ventajas tributarias hasta
el año 2021 a la agricultura para diversificar la actividad económica y no
depender de la venta de las materias primas que nos hacen vulnerables porque esos
precios no los controlamos nosotros".
El ex presidente, no
oculta su aspiración a un segundo periodo de gobierno, cuando afirma que el
crecimiento económico debe llevar a la distribución de las riquezas comenzando
por los más pobres. "El crecimiento económico es un medio no es un fin,
por eso el libro dice crecer para incluir. No tiene sentido solo el crecimiento
económico pero es indispensable porque usted no puede distribuir pobreza".
Toledo forma parte
de un grupo de ex presidentes
latinoamericanos, como el mexicano Vicente
Fox, el boliviano Carlos Mesa y una alianza parlamentaria con Gana Perú, partido del gobierno del presidente Ollanta Humala, ex
comandante del Ejército Peruano, cuya
carrera política empezó con la toma del cuartel de Locumba en Moquegua y un
programa de reformas que fue variado
para asegurar su elección en segunda vuelta en el 2012.
Toledo remarca: “Siempre
tuve claro que no se puede redistribuir pobreza. Me resistí tercamente a
hacerlo, lo que me hubiera generado un aumento en mi popularidad, transitoria e
irresponsablemente. No había nada que me sacara de esa dirección. Ni siquiera
los resultados de las encuestas. Fue el costo que pagué por mantener el rumbo
del país. Crecer para distribuir. Distribuir para incluir”.
En los últimos años, la
economía peruana figura entre las más
dinámicas de la región, aunque actualmente experimenta una ligera
desaceleración que ha llevado al Gobierno a elaborar un paquete de medidas para
reactivarla.
Coincide con otros
políticos de centro izquierda que es necesario diversificar la economía del
país y no depender en demasía de la exportación de materias primas porque eso
convierte a Perú en una nación "vulnerable".
Sin embargo, la idea de
la Unidad Latinoamericana camina con
propuestas diferentes. El
bloque neoliberal concuerda muy poco con
el UNASUR, que postula modificar
sustancialmente los compromisos entre
los inversionistas, cuya concentración de las utilidades son abismalmente inequitativas. La
existencia de una clase media con salarios mínimos de 250 dólares (750
soles bruto, sin incluir descuentos de
seguridad social, refrigerio) no es un
modelo ético, solo conduce a una juventud, que ya no tiempo, ni recursos, para
edificar un proyecto de vida digna y un envejecimiento inhumano.
Si a las ventajas del Bono
Demográfico que ahora goza el Perú suma la industrialización de su gran riqueza de recursos naturales,
podemos recuperar las ventajas perdidas, siempre y cuando no se disfracen con neologismos para compartir una legitima democracia, más allá del voto voluntario u obligatorio
III VIA y REVOLUCION ETICA
La «Tercera Vía» de
Giddens, puede ser referente final de la presente crónica pero no completo para
el sueño de los pueblos de América:
Elaboración académica que combina un
diagnóstico de la situación actual y una serie de objetivos políticos
generales. Su propuesta pretenda ser la
«carne teórica» para el «esqueleto del quehacer político» de los gobiernos que
dicen representar a la izquierda. La propuesta no es un
mero «barniz ideológico» destinado a cubrir las grietas provocadas por el giro
político que en los países centrales ha procesado la izquierda moderada en su
tránsito desde la defensa del Estado de Bienestar hacia la aceptación del
neoliberalismo.
Edgar Morin, desde Francia, afirma: “Los individuos sólo pueden tener
comportamientos éticos superando sus egoismos”. “La ética, aislada, ya no tiene fundamento
anterior o exterior a sí que la justifique, aún cuando pueda seguir presente en
el individuo como aspiración al bien, repugnancia del mal.
No tiene más fundamento que ella misma, es decir, su exigencia, su sentido del
deber”
El mayor aporte de
Toledo es su contribución al concepto de
mestizaje y que el Perú.
No es casual que Chile, Ecuador, Bolivia, Argentina, Uruguay, Brasil, Venezuela, El Salvador, Nicaragua,
Cuba, con sus matices, cuestionen
el orden internacional y las agresivas calificaciones como la de
perro del hortelano, a quien, con toda razón, exige racionalidad, equidad en el aprovechamiento de nuestros recursos naturales.