Jorge Zavaleta Alegre.-
En varios países de
América Latina y el
Caribe, los jóvenes
lideran movimientos
que cuestionan la
irrupción del
neoliberalismo como
responsable de la actual
crisis local, nacional y
global del presente
siglo XXI
Esta respuesta puede ser explicada a través de Friedrich Nietzsche, en El crepúsculo de los ídoloso Transvaloración de todos los valores, obras en las cuales renuncia a la argumentación filosófica detallada para“golpear con el martillo” a todos los fetiches de la modernidad: el cristianismo, el platonismo, el socratismo, el kantismo, la metafísica, la democracia, la igualdad, el feminismo…
La actual movilización de la juventud renace en diferentes contextos. La encontramos en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de julio pasado en Río de Janeiro. El papa Francisco agradece a la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, “por haberse hecho intérprete de los sentimientos de todo el pueblo de Brasil”. En un clima de agradecimiento y de saudade, pensó en los jóvenes, protagonistas de este gran encuentro. “Con su testimonio de alegría y de servicio, ustedes hacen florecer la civilización del amor. Demuestran con la vida que vale la pena
de transportes, la revuelta en Salvador-Bahía, trabajadores jóvenes del corte manual de caña de azúcar, la Acción para Negros en la Enseñanza Superior en Brasil, entre otras.
Los pingüinos de Chile 2006-2011, al igual que ‘Yo soy 132’, en México 2012, tomaron las calles para exigir una educación gratuita y de calidad y ha irrumpido con fuerza en la última campaña electoral y se perfila como un actor político relevante.
En Centroamérica se desarrollan expresiones de jóvenes que habitan barrios populares, vinculados a pandillas o maras, cuyos migrantes mantienen visibles conductas sociales que cuestionan su marginalidad, sobre todo desde las ciudades cercanas a Washington DC.
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