Jorge Zavaleta Alegre. Cambio16-Madrid.-
“Me da miedo mirar atrás”, escribe Luis Harss, al presentar la
reedición de Los Nuestros, medio siglo después de su publicación
original de entrevistas y críticas sobre los diez escritores del Boom Literario
Latinoamericano de los años sesenta.
El género testimonial se ha convertido hoy en el medio más
visitado para dar fe de experiencias que recobran vigencia y que pueden servir
de lecciones para afrontar esta
nueva época, que supone el fin de los viejos paradigmas y la necesaria
innovación.
Ricardo Letts Colmenares, conocido militante y líder de la
izquierda peruana, ha publicado hace pocos La Ruptura, su diario íntimo 1959-1963, el cual nos permite conocer
o recordar una lección de vida consecuente con sus ideales, no obstante las
persecuciones del Estado, deportaciones,
encarcelamientos, amenazas de muerte. Sus amores, su poesía, sus hijos, sus
compañeros de lucha, los campesinos.
Apasionado comunicador comparte la fundación y dirección de la revista y Diario Marka, junto con Jorge Flores, Sinesio López, Guillermo Thorndike, José María Salcedo, además las revistas Zurda y Trenzar. Todo ello, forma parte de este libro, ameno, revelador, documentado y útil para entender el porqué reconstruir un Frente Amplio de Izquierda.
Apasionado comunicador comparte la fundación y dirección de la revista y Diario Marka, junto con Jorge Flores, Sinesio López, Guillermo Thorndike, José María Salcedo, además las revistas Zurda y Trenzar. Todo ello, forma parte de este libro, ameno, revelador, documentado y útil para entender el porqué reconstruir un Frente Amplio de Izquierda.
Empieza narrando su primera prisión en El Sexto (agosto 1965),
donde una de sus principales lecturas,
obsequiada por su padre, fue Mahatma
Gandhi, conductor de la independencia de la India a través de métodos
no violentos.
Letts considera que La
Ruptura es una respuesta a la
pregunta que se le ha hecho mil veces, respecto a cómo, porqué, cuándo, dónde,
con su particular origen social,
económico, político, cultural, religioso y familiar, se convirtió en un
izquierdista radical, un combatiente consecuente de la causa del pueblo y su
país.
Aclara que su padre no fue propietario de grandes extensiones de tierras.
Fue un aprista con carnet, que en 1959
ya había roto con ese partido, por el pacto con la oligarquía.
Su mundo laboral empieza en una empresa frutícola de su familia, en el Mercado Mayorista de La
Parada, en Lima, experiencia que le
permite conocer a la sociedad peruana y limeña de los estratos más pobres así
como el mundo de los comerciantes emergentes.
En su paso por la Escuela Nacional de Agricultura, hoy
Universidad de La Molina, llegó a ser presidente de un movimiento estudiantil. “Dicha
escuela nació pro oligárquica,
latifundista, terrateniente y además racista y sexista”.
Conoció en su juventud los EEUU, invitado por el Departamento
de Estado, donde vivió en una granja familiar de ganado lechero en Nueva York y
visitó las principales universidades del Noreste. Al retornar al Perú, debió
exponer su experiencia en el Instituto Cultural
Peruano Norteamericano, pero los directivos cancelaron la exposición al conocer
el contenido de ésta. “La verdad, en
medio de todo lo formidable que había
visto y oído, también se enteró de las tesis de la independencia de
Puerto Rico, y lo que más le impactó fue la segregación racial, todavía muy
extendida. Se enteró que en el país del norte no existía ningún
movimiento estudiantil, conducta que varía por el rechazo a la guerra de
Vietnam, a fines de los sesenta.
Como administrador de la hacienda La Mina, en Sayán, advierte la dura situación
social, cultural y la miseria económica de los peones, obreros y trabajadores
tanto en la propiedad familiar como en todo el país: “Su pobreza es nuestro
bienestar familiar, es como las dos caras de una misma moneda. Y me duele. Eso que en este fundo, bajo mi
responsabilidad se cumplían todas las leyes sociales, éramos ejemplares en la
quebrada de río Chico”.
El sufrimiento de los trabajadores y los mensajes de Radio La
Habana van motivando la rebelión, como
se aprecia en algunos de sus poemas. Habla
de su incorporación en Acción Popular (“relación que le hizo mucho daño”) y da cuenta de los viajes por la Amazonía con Fernando Belaunde Terry y
otros miembros de ese partido. De su visita a Cuba asume como un eje el tema de la propia revolución
peruana. “La oligarquía estaba muy contenta por la alianza del Apra con el
general Odría y Manuel Prado”.
Incluye una reflexión sobre la violencia como protesta contra el fraude electoral de 1962 que truncó temporalmente la
presidencia de FBT. Formó un pequeño proyecto armado, que viaja a Cajamarca,
liderado por Eduardo Orrego Villacorta, posteriormente Alcalde de Lima y otros acciopopulistas,
recibiendo la orden de FBT que se anulara la acción. Belaunde le confía su
participación en las barricadas de Arequipa, como una protesta pacífica de
masas ciudadanas, que se traslada después a Ayacucho con el mismo propósito.
Conocedor del sector agrario, ha provocado más de una polémica
desde su tesis para graduarse como
ingeniero: “Justificación económica y política
de la reforma agraria peruana” y ahora en julio del 2013 considera un
atentado legal del Estado peruano facilitar y regular el pago a los antiguos propietarios de tierras.
Recuerda su fraternal amistad con Ricardo Napurí y Carlos
Malpica, quienes estaban en la lista del Comando
Conjunto de las Fuerzas Armadas, para ser capturados. Tomó contacto
ocasional con las guerrillas del Ejército
de Liberación Nacional, dirigido por Héctor
Béjar. Después de un seminario de la FAO en Santiago, pasa a Bolivia. De
regreso cruza el Titicaca, llega a Quillabamba, en Cusco, a tomar
contacto con Hugo Blanco, entonces
todavía a la cabeza de la brigada (armada) campesina Remigio Huamán.
En La Ruptura, también
menciona su militancia en Vanguardia
Revolucionaria, Partido Unificado Mariateguista, Izquierda Unida (Diputado
1990-92), integrante del Comité
Carlos Malpica, destacado intelectual y luchador político de izquierda,
junto con Raúl Wiener y Delfina
Paredes. Con Malpica participó en la
Marcha de los 4 Suyos en la rebelión
popular del pueblo de Lima del 28 de
julio del 2000. Denuncia a Alan García por
las muertes de los penales del 18 y 19 de junio de 1986. El 2004 se
suma al movimiento de fundación
del Frente Amplio de Izquierda.
Se aparta de este Frente, que niega respaldo a la candidatura
de Ollanta Humala a la Presidencia del Perú. En el 2006 apoya a Humala
en primera y segunda vuelta. Actualmente, insiste en la necesidad de en un Frente Amplio para evitar el
debilitamiento de la izquierda, "para
evitar que el Perú se quede aislado
respecto de los países vecinos que emprenden reformas sociales. No hay otro
camino con relación al gigante del Norte que busca tener en Sudamérica una poderosa
base militar, ya no en Manta sino en Talara o en otro espacio..."
El porvenir posible solo radica en la construcción de una democracia integral, permanente
tridimensional: política, económica y social.