Opinión
por Ernesto Carmona / Mapocho Press /
11-04-2016
Estados Unidos viene irguiéndose como
campeón mundial de la ética, mientras con la otra mano lanza sus drones a matar
gente a destajo en su lucha permanente por la democracia y contra el
terrorismo, como ocurre a diario en Pakistán, además de su historial de
agresiones por doquier durante largas décadas, con y sin Obama. Al parecer,
últimamente inició una cruzada contra la corrupción. Comenzó con la podredumbre
de la FIFA, el sagrado fútbol nuestro de cada día, y ahora financia
"investigaciones periodísticas" de grueso calibre que detonan
preparados impactos internacionales en todos los medios del mundo, verbigracia
los Papeles de Panamá.
La algarabía y conmoción buscada por los
"Panamá Paper’s" esquiva la cuestión de fondo, que es el
hiper-negocio del lavado de dinero, donde la República de Panamá es un
competidor casi insignificante a escala mundial. Aunque los papeles ensucian a
jefes de Estado aliados de EEUU y defensores de los "fondos buitre"
como Macri y el Rey de Marruecos, entre muchos otros, también salpican a Putin,
a los dirigentes del PC chino y a muchos otros personajes hostiles para el país
de Obama.
Entre los 12 millones de documentos
hackeados a la empresa de abogados Mossack Fonseca pocos aluden negocios
realizados con terceros en EEUU, Reino Unido o Europa occidental, donde se
efectúan grandes transacciones. "Las revelaciones se detienen con detalle
en Rusia, Islandia, México, Brasil, Argentina y España. Países importantes,
pero con economías enanas comparadas con EEUU y Europa occidental",
explicó desde Panamá el periodista-sociólogo Marco A. Gandásegui hijo
(Alainet.org).
El abogado Fonseca señaló sus socios más
importantes son bancos y abogados en Miami (Florida) y el estado de Nevada, en
EEUU, que junto con Delaware son consideradas las 'lavadoras' más grandes del
mundo y compiten con sus contrapartes en el Canal de la Mancha (Gran Bretaña). "Sin
embargo, dijo Gandásegui, no son consideradas 'off-shore' (extranjeras) y
pueden operar debido a la protección que reciben de sus respectivos gobiernos
(Washington y Londres, respectivamente)".
Gandásegui se pregunta "¿qué trama
política hay detrás de los 12 millones de documentos de la firma forense
panameña Mossack Fonseca que el periódico alemán Süddeutshe Zeitung (Gazeta del
Sur) dice poseer?" y "¿qué importancia tienen las 120 mil empresas de
papel creadas por Mossak Fonseca en 40 años al lado de más de 10 millones que
existen en EEUU y Europa?"
Gandásegui aclara "en primer lugar,
que los documentos electrónicos de la firma panameña no fueron filtrados (leaked). Fueron
'hackeados'. En otras palabras, el sistema fue penetrado y la información fue
robada por agentes profesionales cuya identidad, por el momento, se
desconoce". Según Süddeutshe Zeitung, “la información provino de una
fuente anónima”, pero agrega: “se supone que algunas computadoras del despacho
Mossack Fonseca fueron intervenidas por hackers a fin de obtener correos
electrónicos, certificados, estados de cuenta y otros muchos documentos”.
El Süddeutshe Zeitung fue elegido para
lanzar la primera versión del reportaje sobre la firma de abogados de Panamá
que diorige Ramón Fonseca Mora. Los méritos del impacto periodístico vía
'hackeo' se los atribuyó el Consorcio Internacional de Periodistas de
Investigación (ICIJ, su sigla en inglés), que es un proyecto lanzado en
Washington en 1997 por el Centro para la Integridad Pública (Center for Public
Integrity, fundado en 1989), cuya misión es servir a la democracia con el
periodismo de investigación llamado de "perro guardián" (watchdog),
revelando abusos de poder, corru8pción y afines, financiado con generosidad por
fundaciones y millonarios del mundo desarrollado, tales como Democracy Fund,
Ford Foundation, Rockefeller Brothers Fund, Rockefeller Family Fund, Endowment
Fund, Microsoft Matching Gifts Program, Stephen I. Murdoch, George Soros y
muchos otros. (https://www.publicintegrity.org/icij/about).
El ICIJ se autodefine como "una red
activa global de 160 reporteros en más de 60 países que colaboran con historias
investigadas a fondo" en temas de crimen fronterizo, corrupción y
responsabilidad del poder. Un periodismo de apariencia muy atractiva donde el
máximo jefe en Washington es el periodista australiano Gerard Ryle. Como se
supone que estos periodistas investigadores comen, se visten, toman mucho café,
usan celulares, etcétera, la pregunta obvia es ¿quién más paga la música?
El jueves emergió la noticia de que la
agencia Internacional de Desarrollo de Estados Unidos (USAID, su sigla en
inglés) paso plata para financiar la investigación del ICIJ. Puso dinero pero
no metió las manos en el trabajo aclaró Mark Toner, viceportavoz del
Departamento de Estado de EEUU. En otras palabras Toner, reconoció que
Washington financió a los periodistas ICIJ que indagaron --¿o hakearon?-- el
escándalo ‘offshores’, pero sostuvo que son periodistas “independientes” (del
gobierno de Washington, claro). “(Los periodistas) recibían financiación de
varias fuentes, incluido el Gobierno de EEUU”, dijo en rueda de prensa Mark
Toner, quien explicó que los recursos se entregan a través de la Agencia de los
Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), informó RIA Novosti.
Según el funcionario, los informadores fueron financiados “no para perseguir
ciertos objetivos o personas, sino para que realicen investigaciones
independientes periodísticas”.
Añadió que la investigación fue llevada a cabo
por periodistas de Organized Crime And Corruption Reporting Project (Proyecto
de Información sobre Crimen Organizado y Corrupción, OCCRP) financiada por
USAID, si bien EEUU no tuvo constancia de antemano de los resultados de la
investigación de los ‘papeles de Panamá’, ya que -explicó Toner- no se
involucró en su trabajo. Esto lo dijo Toner el jueves 7 de abril porque el día
anterior, miércoles 6, el portal WikiLeaks anunció que la filtración masiva de
documentos sobre empresas en paraísos fiscales corre a cargo del OCCRP, financiada
por la USAID, así como por el fondo Soros.
En el fondo, pareciera que esta movida de
los papeles busca sacar a Panamá del negocio Offshore, que es legal, y del
lavado a gran escala, que es ilegal. “En conclusión, dice Gandásegui, los
abogados panameños que prestan servicios a empresas norteamericanas, británicas
y de otros países se encuentran bajo la mira de los gobiernos que quieren que
el negocio regrese a casa. Estos gobiernos han atacado formalmente a los 'blanqueadores'
panameños y de otros países 'off-shore' a través del FMI y de la OCDE. Ahora han
dado un segundo paso. EEUU y Gran Bretaña quieren introducir otro elemento al
ataque frontal contra las operaciones de bancos y abogados fuera de sus respectivas
jurisdicciones. Bajo el manto de supuestas investigaciones periodísticas, han
descubierto el mundo tenebroso de las transacciones financieras internacionales
de países, gobernantes y otras personalidades que son descartables (Putin,
Lula, Peña Nieto, Kirchner, el primer ministro de Islandia y otros). Han
ignorado las operaciones de los jefes de gobierno de los países 'buenos' y de
sus camarillas.”
“Las revelaciones (filtraciones o 'leaks')
de Snowden y Wikileaks fueron transparentes en sus intenciones: descubrir las
maniobras inaceptables del gobierno de EEUU. El Consorcio de Washington y sus
'papeles de Panamá' no son transparentes y aún no conocemos cuáles son, en
última instancia, sus verdaderas intenciones”, escribió Gandásegui.