Papel de Arbol

domingo, 18 de septiembre de 2022

GRECIA ....CRONICA Exclusiva para The Times de Nueva York

 

Atenas ciudad Foto Leonet Planet 2022.

Jorge Zavaleta  Alegre.

PdA .- Papel de Arbol. Grecia es el primer país donde se gestó la Democracia y que enriquece  la historia de la Unión Europea. Esta  referencia tiene una larga lista de protagonistas en diversas facetas de la cultura. El 15 de setiembre del 2022, adquiere especial significado, enfatizar el aporte que deja Irene Papas.

La Nueva Agenda Urbana de la UNESCO,  reconoce el creciente papel protagónico de las ciudades en la acción contra el cambio climático, la disminución de la desigualdad, junto con los desafíos ambientales y los esfuerzos por proteger y salvaguardar el patrimonio cultural y natural.

Para los estudiantes de Artes, Literatura, Arquitectura de América Latina,  de universidades como Católica del Perú, Chile, Argentina, la graduación  incluye clases  in situ de Roma, Atenas, Madrid… Las pandemias han reducido la investigación presencial, pero siguen siendo requisitos básicos.

En este contexto,  una referencia importante. Durante su exilio tanto en Roma como en Hollywood, Irene Papas, continuó su trabajo como actriz, y colaboró con directores como Franco Zeffirelli, Franco Rossi o Costas Gavras.

La actriz griega ha participado en más de 70 películas otorgándole un gran prestigio en el mundo del cine y del teatro.

La patria de Irene Papas  es la vigésima séptima economía más grande del mundo. El sector público representa un 40% de su PBI. En el 2001 incluye el euro, el 2004 acogió con éxito los Juegos Olímpicos de Atenas.

Grecia ofrece al mundo el Turismo que refleja una visión de  continuidad, armonía, interacción, aprendizaje e intercambio. Sus objetivos  son culturales, de naturaleza medioambiental y de desarrollo.

 Atenas ofrece a los atenienses y visitantes un medio ambiente que respeta la estética, el espacio y la cultura, unificando a casi todos los monumentos que tienen relación con la historia de Grecia.

Atenas ofrece al turismo la Acrópolis, Antigua Ágora de Atenas –Arios Pagos, Museo Arqueológico de Keramikos, Biblioteca  de Adriano, Vertiente Norte de Acrópolis, Keramikos, Museos de la Antigua Ágora de Atenas, Vertiente Sur de la Acrópolis de Atenas, Olimpio, Ágora Románica de Atenas.



Las obras de conservación y de restauración de la Acrópolis se realizan  bajo la tutela y la dirección científica de la Comisión de Conservación  de los Monumentos de la Acrópolis y con la contribución de la Agencia de Antigüedades Prehistóricas y Clásicas. Las obras se cofinancian  por la Unión Europea y el Estado griego.

La red ¨LEM – The Learning Museum¨  portadora del patrimonio cultural remarca que los museos del siglo 21 podrán desempeñar un papel activo en el aprendizaje permanente, fortaleciendo el acceso a la vida cultural, a la cohesión social, a la innovación y a la creatividad.

En este siglo  que se busca una mayor globalización,   es imprescindible destacar el liderazgo de Grecia, a partir  de la historia política,  cuna de la democracia y su aporte al Cine, con artistas como Irene Papas.

Los principales medios de Europa. EEUU y Latinoamérica nos hablan de ella. Nació para ser Helena, Antígona, Electra, Medea, Clitemnestra, Penélope o Anticlea.

“Sobre las tablas, la piedra o el estudio de rodaje, ella debilitó las murallas ciclópeas de Troya, desafió a Creonte, vertió libaciones sobre la tumba de Agamenón, fue sacerdotisa en Hécate, reina consorte en Micenas, esposa de Ulises y madre de Laertes”.

La presencia de Irene Papas desplegaba elocuencia y exactitud en el gesto. Su rostro desafía a todos “sus enemigos, incluida la edad”, dijo de ella Rossellini, cuando la cotización de la actriz descendía con los años.

Irene Papas contribuyó al entendimiento entre la soprano María Callas y Pasolini, que rodaron juntos una incontenible Medea, el drama de la hechicera, nieta de Helios, el dios del Sol e hija de Éates, rey de Cólquide.

Papas no sobreactuó jamás y murió en paz con el mundo. La ministra griega de Cultura, Lina Mendoni, le rinde este sencillo homenaje: “personificó la belleza griega”. ¿Hay algo más grande? Papas representa el animal escénico del siglo XX.

Uno de los momentos más lúcidos de la Papas, es la interpretación de Las Troyanas, junto a Vanessa Redgrave y Katherine Hepburn; Andrómaca, la primera y Hécuba, la segunda.

Ella podía recitar Bodas de sangre y Yerma, de Lorca, en un castellano casi perfecto. Lo hizo en 1988, acompañada de un piano, en el Festival de Teatro de Mérida, mausoleo cultural de Marco Aurelio, cementerio de Séneca o Maimónides, donde la actriz también esparció su rapsodia y su canto interpretando a nuevos poetas griegos, traducidos en España.

Nacida en Corinto, propiedad de Poseidón, según la mitología, Papas quiso sobrevolar su mar antes de recalar en Italia, su segunda patria; se exilió durante la Dictadura de los Coroneles y vivió en Roma entre 1967 y 1974.

De regreso a su tierra bailó como los antiguos delante de los betilos, las columnas adoradas antes de convertirse en arquitectura. Combatió de palabra la versión masculina de Atenea. Su profundo conocimiento del arte sagrado le valió para rechazar el papel reservado a la mujer esposa devota, diosa iracunda o prostituta, en los retratos retardatarios de Medea o Antígona, reducidas al papel unidireccional del hombre clásico.

Papas verbalizó, con una acertada metáfora antropológica de su disciplina al decir que los hombres “sabrán de héroes, pero desconocen la vida interior de brujas, las esposas y las rameras”.

Rompió el molde con un papel de segundo rango en el rodaje de Los cañones de Navarone, crónica militar del final del Tercer Reich en un enclave marino frente a la península de Anatolia.

Desplegó su luz en el sirtaki de Zorba el Griego, junto al actor de culto Anthony Quinn, la célebre cinta musicada por Theodorakis, bajo la armonía del buzuki, instrumento fundamental de la música griega, que encajó a la perfección con un argumento basado en la novela homónima de Nikos Kazantzakis.

Ambas cintas, hoy emblemas, definen el despegue de Papas, de la mano de Elia Kazan, maestro indiscutible del celuloide. Atenas no ha sido la meca del cine, pero la atracción de sus creadores aproximó, durante décadas, a los genios de Hollywood, que trataron de relevar a los poetas --Byron o Shelley del ochocientos-- y los adoradores del sol, como Lawrence Durrell o Henry Miller, en el novecientos.

Papas había empezado de niña, delante del espejo, dando vida a los personajes de las fábulas que le contaban su madre, maestra de escuela, y su padre, profesor de teatro clásico. Pronto entró a formar parte del elenco del Teatro Nacional de Grecia y hasta el último día, la actriz ha desempeñado la dirección de la Fundación de las Artes Escénicas de Grecia.

Se explayó en el cine intercalando obras de arte, como Z de Costa-Gavras, con, Jean-Louis Trintignant y Yves Montand. Compartió cartel con Richard Burton, Kirk Douglas, James Cagney y Jon Voigt.

Papas fue reconocida en el tiempo en que emergieron Sofía Loren o la misma Claudia Cardinale, cuando  Antonelli o Silvana Mangano se extinguían.

Ha sido una de las actrices griegas en los años del socialismo exangüe de Andreas Papandreu, junto a la ex ministra de Cultura, Mélina Mercouri. Ganó parte de su popularidad cuando Michael Cacoyannis llevó a la pantalla su participación en grandes tragedias clásicas.

Durante su carrera de más de 50 años se dedicó tanto al cine como al teatro, en el que sus importantes roles la consagraron internacionalmente como la "gran dama del teatro griego", además de convertirse en el símbolo heleno de belleza y de la cultura mediterránea.

Ya en los años 50 encarnó a heroínas griegas como Antígona en el Teatro Nacional de Grecia y en la gran pantalla, que le hicieron ser aclamada por la crítica. Su fama fue catapultada al panorama internacional con su desempeño en "Los cañones de Navarone" (The Guns of Navarone, 1961), "Electra" (1962) y "Zorba, el griego" (Alexis Zorbas, 1964), que fueron nominadas a los Premios Óscar.

Pero la fama no le salvó del exilio. En 1967 comenzó en Grecia una dictadura militar que la actriz rechazaba, razón por la que se marchó primero a Italia y después a Nueva York junto a otros artistas.

La actriz griega ha participado en más de 70 películas otorgándole un gran prestigio en el mundo del cine y del teatro.

Bibliografia

Jorge Zavaleta Balarezo.



Escritor, crítico de cine y periodista peruano (Trujillo, 1968). Es doctor (Ph.D.) en literatura latinoamericana por la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos). Además, tiene estudios de literatura, periodismo, cine, publicidad y análisis político en la Pontificia Universidad Católica de Lima (PUCP) y el Taller Robles Godoy. Su obra creativa incluye la novela Católicas (1998) y una colección aún inédita de cuentos. Ha publicado ensayos y reseñas en revistas académicas como Mester, Variaciones Borges, Revista Iberoamericana, Nomenclatura, Visions of Latin America y Catedral Tomada. Su carrera periodística incluye artículos y crónicas en diarios, revistas y agencias de noticias como Gestión, Butaca, Voces (Perú), Argenpress (Argentina), Notimex (México) y DPA (Alemania). En 1998 participó en el volumen colectivo Literatura peruana hoy: crisis y creación, editado por la Universidad Católica de Eichstätt (Alemania), con el ensayo “El cine en el Perú: ¿la luz al final del túnel?”. Sus textos publicados antes de 2015 108 • 112 • 116 • 120 • 123 • 127 • 133 • 138 • 143 • 175 • 261 • 288 Editorial Letralia: Q. En un lugar de las letras (coautor) Editorial Letralia: Residencia en la Tierra de Letras (coautor). Fundador de www.papeldearbol.blogspot.com

LA ANTIGUA GRECIA EN EL CINE



Juan José Alonso Menéndez. Es un libro que nace de la admiración y de la infancia, que casi son lo mismo. Los que crecimos viendo películas en sesión doble desde los gallineros de los cines tenemos una deuda enorme con lo que ahora llamamos peplum, es decir, con el “cine de romanos” (también de griegos y de egipcios) de toda la vida, un cine popular sin demasiado interés por el rigor histórico. Las viejas películas ambientadas en la antigua Grecia son admirables porque, en su sencillez, nos ofrecen mucho y no piden casi nada a cambio. Sólo piden que el espectador suspenda un ratito la incredulidad y esté dispuesto a viajar en el tiempo hasta la antigua Grecia, una Grecia más o menos monumental, más o menos histórica, más o menos mítica, más o menos desquiciada y más o menos todo.