Juan Pablo II mantuvo un estrecha relación con América
Latina. En la década de 1980 visitó Puebla, Río de Janeiro, San José, Managua,
Guatemala, Honduras, Belice y ocho ciudades del Perú.
Karol Wojtyla, el "Papa peregrino de la paz", dio
a conocer un diagnóstico de nuestra América cobriza, que no ha cambiado mucho:
"Rostros de niños golpeados por la pobreza desde antes de nacer,
obstaculizados en sus posibilidades de realizarse a causa de deficiencias
mentales y corporales irreparables. Niños vagabundos y muchas veces explotados
en nuestras ciudades, fruto de la pobreza y desorganización moral y
familiar..."
Desde Pablo VI y Juan XXII, la acción de la Iglesia católica
hacia los más pobres se ha ido incrementando.
En esa línea, el papa Francisco ha inaugurado su pontificado
convocando a los líderes religiosos de las otras iglesias cristianas y no
cristianas a proseguir el diálogo ecuménico, que propicia el Concilio Vaticano
II, movimiento en busca de la unidad y que celebra sus cincuenta años.
Tal convocatoria incluye a los judíos y a los musulmanes. La
Organización de la Cooperación Islámica y el Centro Al Azhar de El Cairo han
renovado formalmente el llamado a una reconciliación histórica entre el islam y
la cristiandad. Igualmente, ha respondido la Iglesia evangélica
latinoamericana.
Jorge Bergoglio, cuando era arzobispo de Buenos Aires,
participaba del encuentro entre los católicos carismáticos y evangélicos.
Solía decir que "para ser católico hay que ser antes un
buen judío".
Por otro lado, están las creencias religiosas nativas de
diferente índole en toda la región, la cosmovisión del mundo andino y su
esencia panteísta y universal a la vez.
La unidad que plantea el papa Francisco, en opinión de los
seguidores de la Teología de la Liberación, supone incidir en el respaldo e
integración de los sectores más vulnerables.
Los cristianos católicos esperan la santificación del obispo
salvadoreño Óscar A. Romero, asesinado en 1980.
Pero estas inquietudes humanistas del catolicismo también
van aparejadas con la educación teológica de nuestros sacerdotes, religiosas y
la feligresía laica.
Para Matthías Preiswerk, la educación teológica se encuentra
en crisis. Lo afirma en Contrato Intercultural, 2011, donde plantea que en las
iglesias más históricas el sacerdocio se ha elitizado y que las emergentes se
limitan a entrenar a los suyos; están menos preparadas para teorizar.
Páginas, vocero peruano del Centro de Estudios y
Publicaciones, señala que "la enseñanza de la teología sigue siendo
monocultural y aún, muchas veces, casi colonial, y tampoco entra en diálogo con
los movimientos sociales".
La Teología de la Liberación, que nació en la Conferencia de
Medellín 1968, fortalece la propuesta de unificar la Iglesia. Sus principales
representantes son Gustavo Gutiérrez (Perú), Leonardo Boff (Brasil), Camilo
Torres (Colombia), Manuel Pérez (España), Óscar Romero (El Salvador) y Juan
Luis Segundo (Uruguay). Hoy, el papa Francisco se propone dar más énfasis a una
Iglesia con sensibilidad social.
Fecha:06/04/2013
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