Papel de Arbol

jueves, 8 de julio de 2021

HAITI: La extrema pobreza de América. Delincuencia asesina a su Presidente.



Jorge Zavaleta  Alegre. Corresponsal en América.


Haití y la República Dominicana, son dos países que comparten la misma isla y una historia colonial, hablan idiomas distintos y tienen culturas diferentes, aunque no siempre fue así. La diferencia más grande es: República Dominicana construye una economía muy dinámica y Haití es el país más pobre de la Región y de América.


El académico haitiano Robert Fatton asegura que en su país el asesinato de su presidente  está marcado por la pobreza y las tragedias, las dictaduras y las conjuras políticas, los desastres naturales y las plagas. "Incluso para un país inestable como Haití, un magnicidio de este tipo es un hecho insólito y preocupante", explica  a la BBC ya Diario16 de Madrid.


El reciente asesinato del presidente  de Haití, es un hecho aún no esclarecido. Jovenel Moïse, fue muerto a tiros mientras dormía en su residencia de Puerto Príncipe, informa la prensa.


Un comunicado del primer ministro interino, Claude Joseph, precisa que un grupo de hombres armados, al parecer "hablando inglés y español" logró evadir la seguridad presidencial y colarse hasta donde dormía el mandatario junto a su esposa, que también fue herida de gravedad.


Haití es el país más pobre del hemisferio occidental y República Dominicana, una de las economías de América Latina que más rápido crece. Ambos países ocupan una de las islas más atractivas del  Caribe.


América Latina y el Caribe hace un quinquenio que atraviesa un acelerado crecimiento de la pobreza extrema. El ajuste fiscal impacta demasiado porque desde la caída del muro de Berlín, el libre (liberrimo) mercado violentó  la frágil estructura fiscalizadora del Estado.

Mientras en 2014 había 46 millones en esta situación extrema, en 2018, por efecto del ajuste fiscal subieron a 63 millones, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal). 

Muchos de los países de la región han hecho recortes del gasto social, afectando directamente a las familias más vulnerables, que viven de sus ingresos y de los subsidios que entrega el Estado.

¿Por qué Haití es tan vulnerable a diferentes desastres naturales?. La periodista Isabel Valenzuela desde Puerto Príncipe, comenta que terremotos, inundaciones, epidemias, huracanes, corrupcion, inestabilidad, pobreza extrema.  Haití es el país más vulnerable de desastres naturales de gran variedad. Hay varias explicaciones para entender las razones del constante sufrimiento de Haití y que van desde lo científico a lo económico e incluso la mala suerte.

La ubicación de Haití en pleno mar caribe lo sitúa en el camino de las tormentas tropicales y huracanes que cada año pasan por la zona y que suelen tener en Haití su primera parada atacándolo con todas sus fuerzas. En Haití hay un fuerte problema de deforestación y desgaste de los suelos lo que lo deja sin ninguna defensa y aumenta los efectos de los terremotos.

Las  inundaciones crean estancamientos de agua los que son un caldo de cultivo para enfermedades como por ejemplo el cólera, un mal infeccioso que ya cobró las vidas de decenas de miles de haitianos.


Corrupción, pobreza y una historia triste: Concentra los 7 destinos mas peligrosos del mundo. Haití fue el primer país latinoamericano en independizarse de sus colonizadores, franceses en su caso  debieron pagar grandes cantidades de dinero a Francia que permitio  vivir  como nación soberana en la pobreza.

Esta falta de recursos se extiende hasta el día de hoy, en una historia llena desgobiernos corruptos y aprovechamiento de sus recursos naturales. Las construcciones son muy endebles y los servicios de emergencia escasos. La violencia callejera es muy intensa, grave.

Haití no tiene una organización política fuerte y el caos reina, lo que se traduce en mucha violencia y bandas que aterrorizan. Desde el 2000 ha sido golpeada por terremotos, supertormentas tropicales, huracanes, epidemias como la de cólera y ahora por corona 19. 

Haití recibe esporádica ayuda de organismos internacionales y organizaciones privadas, pero ese ingreo se pierde en la maraña de una corrupcion extensa en supuestos gastos administrativos, 

Marga Arzabal. especializada en temas  de ecología  tropical explica que hoy en día, gracias a algunos avances tecnológicos, los fenómenos naturales se detectan y registran con fines científicos más allá de su impacto en las poblaciones humanas. Los terremotos y tsunamis no sólo suceden cuando los vemos en la televisión, de hecho, están sucediendo todo el tiempo, en diferente medida, en remotas partes del mundo.  

El terremoto de Haití, del 12 de enero de 2012, fue de magnitud 7 grados R, se produjo a 15 kilómetros de la capital, Puerto Príncipe. El terremoto, y una serie de réplicas de magnitudes entre 5 y 6 en la escala Richter, acabó con la vida de más de 316 000 personas, y 350 000 resultaron heridas. Quizás esta sea la peor catástrofe natural del siglo XXI, debido a que se produjo en el país más pobre de América, y hasta el día de hoy no se ha podido recuperar totalmente.

Comparemos los efectos con Chile. Casi dos meses después, América se vio golpeada nuevamente. Esta vez en Chile, un terremoto de magnitud 8,8 en la escala, se produjo en el mar frente a las localidades de Curanipe y Cobquecura. La región más afectada fue la región del Maule que tuvo casi 300 muertos, para un total de 525.

En Haití el terremoto fue de menor escala y tuvo répilcas relativamente pequeñas, mientras que en Chile fue mucho mayor y tuvo no sólo réplicas más fuertes, sino un gran riesgo de tsunami. Así y todo, en Haití murieron más de 300 000 personas y otro tanto quedó sin hogar, y en Chile las víctimas fatales a penas pasaron las 500.

 Desde tiempos inmemorables, Haití ha sido considerada centro de convergencia de los pueblos y razas más diversos. Los habitantes de la isla procedían de un grupo de mayas-quichés asentados durante la emigración hacia Yucatán. 

A comienzos del siglo XVIII, cuando se inició el verdadero período de colonización, todas las provincias de Francia contribuyeron al poblamiento de la antigua Santo Domingo, mientras la trata de esclavos importaba un verdadero aluvión de negros de múltiples orígenes. De ahí los diferentes fenómenos de intercambio, de mezclas raciales, que han marcado profundamente las tradiciones y costumbres.

La influencia europea ha sido  de doble naturaleza: española y francesa. La influencia de España es perceptible en el medio rural, fundamentalmente, y ha incidido sobre los sistemas de vida del campesino. Algunos especialistas manifiestan incluso, que con el tiempo, estas influencias españolas han logrado alterar algunas tradiciones y creencias ancestrales haitianas. Estos influjos se alimentan a su vez, de la proximidad con Cuba y República Dominicana, también otrora colonias de España.

La influencia francesa se expresaba ya en el siglo XVII a través de tres componente representados en la isla: nórdico (picardos, normandos y angevinos), mediterráneos (provenzales, nizardos) y alpino (habitantes del Berry, gascones y bordeleses). La mayor parte de los colonos no sabían leer ni escribir, y eran descendientes de siervos de gleba, campesinos y plebeyos.

Influencia africana. La herencia cultural africana no se conserva íntegramente en Haití. La lengua nacida en suelo antillano no tiene la riqueza semántica de las lenguas africanas. Pero se han mantenido tradiciones respetadas en los ritos, en los grupos coreográficos y en la celebración de las fiestas nocturnas y procesionales. Como en todas las comunidades sin una literatura escrita, los campesinos haitianos han conservado estos aportes a través de una intensa cultura oral, que se integra profundamente en todas las manifestaciones de la vida cotidiana de Haití.

En Haití ha sobrevivido el antiguo y secreto arte de construir tambores sagrados, relacionados con las ceremonias rituales, en el marco de las sociedades secretas.

La música popular de Haití presenta fuerte influencia de la música negroafricana. Sus danzas tradicionales han sido objeto de estudio. La mayor parte del instrumental haitiano está formado por instrumentos de percusión: el assotor y el petro, modalidades de tambores que, al igual que las danzas mundonga y merengue, son de procedencia africana.

El culto vudú, las representaciones mágicas y los ritos fetichistas se practican todavía en la isla con sus intervenciones musicales. Las formas musicales son casi completamente africanas en su estructura rítmica, pero la línea melódica denota influencias europeas. El africanismo sobrevevive en Haití eincluso en la forma de los instrumentos. Los tambores rituales repiten en sus decoraciones los motivos característicos de los antiguos modelos del continente negro.

La música culta perteneció al mundo musical francés hasta fines del siglo XIX. Los compositores autóctonos más importantes son Occide Jeanty (1860-1936), Justin Elle (1883-1931) y Ludovic Lamothe, autor de obras pianísticas y conocido popularmente como el "Chopin" negro. Estos dos últimos músicos se formaron en el Conservatorio de París.

Haití cuenta asimismo hoy con manisfestaciones musicales que han sufrido la influencia de los modelos extranjeros, sobre todo estadounidenses. El producto más característico, en este género sería el llamado "merengue", superposición de una melodía de tipo europeo a un ritmo africano. El jazz es otra influencia americana.

También se conocen algonas danzas típicas como el maraguan. Otras prácticas culturales importantes son las danzas Ibó, Papá guedé y Fey, junto a otras festiviades religiosas vinculadas al Vudú. Es una danza de carácter religioso dedicada a uno de los loas (santos) del panteón Vudú. Tiene un sentido guerrero y es costumbre tanto en locales cerrados como al aire libre. 

La persistencia de un elevado índice de analfabetismo da por sí solo una idea concreta de la lentitud de progreso de la cultura en la República. Los patronos europeos trataron más de imponer sus tradiciones y creencias a las comunidades esclavas, que de proporcionarles una educación. 

Por eso, la inluencia del francés culto y de la literatura francesa en general dominaron las primeras expresiones literarias de Haití, e incluso los ejemplos culturales franceses- clasicismo ilustrado, primero, y romanticismo después- caracterizan también la poesía de la República independiente.

El peculiar carácter de la sociedad haitiana impidió, durante la época colonial, el desarrollo de una literatura propia, que, sin embargo, comenzó a dar señales de vida cuando se produjo la emancipación (1804).

En los comienzos del siglo XX, dos acontecimientos culturales matizan el posterior proceso de la literatura haitiana. El primero fue la celebración del centenario de la nacionalidad en 1904. El centenario se conmemoró con la edición de diversas publicaciones, destacando una antología de prosa y de verso que luego sería premiado por la Academia Francesa. Dicho centenario agudizó el sentimiento patriótico, como habría de ocurrir- en el marco de fastos similares- en los países de América Hispana.

La novela alcanzó también notables avances. Tras el precursor Fréderic Marcelin aparecieron el naturalista Fernand Hibbert, las sátiras políticas de Justin Lhérisson y la anticipación indigenista que supuso Mimola en 1906, de Antoine Innocent, muy poco anterior a los significativos estudios médicos del doctor J.-C Dorsainvil sobre el culto vudú y su relación con la neurosis.

De 1915 a 1934 Haití permaneció bajo administración estadounidense. El nuevo coloniaje suscitó una reacción de protesta nacionalista vinculada en muchos casos con un africanismo, paralelo al surgido en el resto de las Antillas y, como en ellas, abierto a la denuncia social de la injusticia.

Actualmente aumenta progresivamente el nombre de autores que escriben en creole. Los autores más destacados  son Jean Price-Mars, Jacques Roumain, Marie Vieux Chauvet, Jacques Stephen Alexis, René Depestre, Jean Métellus y el multifacético artista Frankétienne, y en la diáspora Dany Laferrière, Émile Ollivier, Louis-Philippe Dalembert y Marie-Célie Agnant. Entre los autores de la diáspora, algunos escriben en inglés, como Edwige Danticat) o español, como Micheline Dusseck.

Escasos son los restos arqueológicos de la época precolombina; destacan las manifestaciones artísticas de los taínos: tronos de madera (duho), con patas y cabeza de hombre o animal. El arte de la época colonial se centra en la capital Puerto Príncipe, con la catedral (siglo XVIII), y los palacios del Gobierno y de Justicia. Cabe citar las ruinas de Laferriere, comenzada en 1811.

Está muy extendido el arte de estilo naif, con pinturas de vivos colores sobre temas de la vida diaria. El Arte Moderno tiene tiene su manifestación más importante en la obra de los pintores y escultores primitivistas Pétion Savain, Louis Laforesterie, Ulysse Charles.

En 1941 se creó en la capital el Bureau d´Etiologie, con dos secciones dedicadas a etnografía y arqueología precolombinas. En la pintura específicamente, los haitianos se caracterizan por la utilización de colores brillantes, el humor inteligente, el cual predomina en sus obras, entre los objetos que plasman en sus cuadros se pueden encontrar frutas deliciosas y paisajes que enmarcan la realidad cotidiana en las ciudades haitianas.

Según los críticos, la pintura haitiana es un reflejo de su propia raíz cultural. En esencia, pasión, devoción, fe, esperanza, alegría y tristeza. Está muy extendido el arte de estilo naif, con pinturas de vivos colores sobre temas de la vida diaria. El arte haitiano, sobre todo en lo relativo a la pintura y la escultura, es uno de los más valorados dentro y fuera de Haití. Goza de cierto éxito comercial y la crítica por lo general le hace buenas apreciaciones.

Sus artesanos son muy buenos en materiales tales como el hierro y la madera. Construyen desde pequeños elementos hasta muebles hechos totalmente a mano. Entre la artesanía destacan las tallas de madera, la joyería de cobre y concha de carey, bordados, forja, etc.

Los patrimonios más famosos e importantes de Haití son el Palacio de Sans Souci y la Citadelle Laferrière, los cuales fueron inscritos como lugares de Patrimonio de la Humanidad en 1982.

Haití tiene una gastronomia en los diversos estilos de los grupos étnicos que han pasado por la parte oeste de la isla de La Española desde su descubrimiento. Entre estos grupos étnicos destacan los franceses, los africanos, los amerindios taínos y los españoles.

Hablemos de los   idiomas de Haití son el francés y el creole . El francés es uno de los dos idiomas oficiales, pero solo lo habla una parte de la población. Casi todos los haitianos hablan kreyòl (creole haitiano), el otro idioma oficial del país, que es un idioma joven, oficializado en 1961. Nació producto de la mezcla de la lengua francesa con la influencia de vocabularios africanos y españoles. Además fue una herramienta de los esclavos para poderse comunicar entre ellos sin que los colonos pudieran entenderlos, también en consecuencia fue utilizado como forma de rechazo a los europeos.

Los jóvenes y en el sector comercial hablan inglés. El español se habla principalmente en las zonas limítrofes a la República Dominicana.

Y para concluir este informe, hablemos de la religión. Los católicos constituyen el 80% de la población haitiana. También hay un grupo de protestantes, que forman la minoría religiosa más importante del país. Otras minorías las forman los animistas. Los practicantes del vudú están en un porcentaje de las religiones anteriormente nombradas. También hay algunos fieles al vudú que la tienen como única creencia.

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PAPEL DE ARBOL .  Creado por July Ba;arezo 1992: Historiadora , egresada del Taller de Arte Teresa Mestres. Lima-Barcelona. Jorge Zavaleta Balarezo, PhD en Litreratura Iberoamerica. Universidad de Pittsburgh PA 2016. 

Desde 2017  Editores y  Afministracion Julia Zavaleta  Camerieri  Psocologa y Master en Adminitracion por Mount St Mary University Emmitsburg MD.

jorgez.1944@yahoo.es\  papeldearbol@gmail.com 

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